viernes, 1 de noviembre de 2019

Hacer y a enseñar



Un saludo a todos, hoy les comparto un mensaje, que me llamó mucho cuando un hermano compartió este versículo; en la Biblia hasta el orden de las palabras es importante, veámoslo:

En el primer tratado, oh Teófilo, te escribí acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, (Hch 1:1)

Si se fijan bien, hay un orden que Jesús practicaba, primero hacia y segundo enseñaba. No enseñaba nada, que él no practicaba primero en su vida diaria.

Hoy en nosotros debe ser igual, podemos enseñar muchas cosas, pero sólo lo que es una realidad en nuestra vida, eso podemos enseñar.

Hay algunos que no practican esta regla, y su resultado puede ser incierto; pues por su emoción enseñan algo que ni siquiera ellos practican; y lo más lamentable, es que no se dan cuenta, de esta situación.

¿Cómo enseñaremos algo que nosotros no practicamos? Es como dar de comer algo que no se ha probado, es una falta de amor por el hermano y/o por la verdad, pues ¿cómo daré algo que yo primero no he probado?, si produce un daño, espero que sea antes mí, que en los demás.

Lo que te ha resultado en tu vida, porque lo has practicado, puedes enséñarlo libremente, pues tienes la prueba (testimonio) de que ha funcionado en tu vida, y funcionará en los demás. Si no lo has practicado, y crees firmemente que   es la verdad, primero practícalo, luego que te funcione, lo podrás enseñar.

Al contrario, si algo no te ha funcionado a ti en tu vida ¿porque lo enseñas, si ni aún a ti te funciona? No debemos enseñar algo que no tenemos la certeza de que funciona en nosotros, primero debemos ver bien que pasa, para no dañar a los demás.

Todos podemos enseñar, pero sólo en la medida de que lo que enseñamos lo tenemos por práctica habitual; en la manera que el mismo Jesús lo hizo; no enseña nada que el mismo no practica. Por eso el hacía y enseñaba.

Cuando enseñamos algo diferente a lo que practicamos, nos convertimos en unos hipócritas, y al Señor no le gusta esa situación, y los hermanos que nos observan verán que son sólo palabrerías y no hechos; esto puede ser por anticiparnos a hablar más de lo real. Y los hermanos pequeños pueden ser dañados con está situación de hermanos que hablan más de lo que practican. Debemos ser cuidadosos de no hablar algo porque sólo está en nuestro cerebro, debe pasar al corazón y ser una convicción en nosotros y vivirlo, si está bien.

El amor y la verdad, nos hace vivir algo, es decir, hacer algo, antes que enseñarlo a los hermanos, es la senda que nuestro Señor enseñó y de seguro, vamos a hacer, practicar, y a enseñar.

Saludos a todos un abrazo. 

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