sábado, 30 de marzo de 2013

Desechado de los hombres

Vivimos una "semana santa" más en el planeta cristiano, y me llama la atención como cada vez pareciera más impropio al mundo, siquiera nombrar el nombre de Jesucristo; el mundo huye de su presencia, ya ni siquiera es nombrado, prefieren nombrar conejos, huevos y chocolates; lo que en sí mismo no es malo, pero es una tradición pagana que ha dejado fuera el verdadero sentido de esta celebración de "semana santa" en esta parte del planeta cristiano. Muy cierto como dice la Biblia en la carta del apóstol Pedro: Acercándoos a él,  piedra viva,  desechada ciertamente por los hombres,  mas para Dios escogida y preciosa,  (1Pe 2:4)
Veo cierta vergüenza en el mundo siquiera nombrarlo, veo discursos que tratan de inspirar un "buen fin de semana", pero vacíos  sin nombrar la piedra preciosa y escogida CIERTAMENTE DESECHADO POR LOS EDIFICADORES, pero preciosa para DIOS. El mundo construye su hogar, pero en su construcción; ha errado en el fundamento, su construcción no tiene sustento, caerá. No erremos también nosotros, y testifiquemos de su realidad. El que tienes oídos para oír que oiga. Saludos, gracia y paz, a los que oyen.

A cualquiera,  pues,  que me confiese delante de los hombres,  yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres,  yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. (Mat 10:32-33)

domingo, 3 de marzo de 2013

¿Por qué dudaste?



Me gustaría reflexionar contigo un atributo importante de la fe, y veo que en el siguiente texto que encontramos en el evangelio de Mateo, es muy útil para ilustrar la importancia de la fe. Te invito a que lo leas con detención:

Despedida la multitud,  subió al monte a orar aparte;  y cuando llegó la noche,  estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas;  porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche,  Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos,  viéndole andar sobre el mar,  se turbaron,  diciendo:  ¡Un fantasma!  Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló,  diciendo:  ¡Tened ánimo;  yo soy,  no temáis! Entonces le respondió Pedro,  y dijo: Señor,  si eres tú,  manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca,  andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento,  tuvo miedo;  y comenzando a hundirse,  dio voces,  diciendo: ¡Señor,  sálvame! Al momento Jesús,  extendiendo la mano,  asió de él,  y le dijo: ¡Hombre de poca fe!  ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca,  se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron,  diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. (Mateo 14:23-33)

Respecto al texto anterior, se pueden sacar muchas enseñanzas, pero sólo voy a hacer inca píe, en una que me parece fundamental e importantísima en nuestro caminar.

Cuando Pedro vio a Jesús venir caminando sobre las aguas, él le dijo “Señor,  si eres tú,  manda que yo vaya a ti sobre las aguas”. El Señor le dijo: “Ven”. El Señor le dio la palabra, es decir, le dijo “Ven”; lo que significa obviamente según el contexto de la petición de Pedro: Ven caminando a mi sobre las aguas, ya que YO SOY. Aparte de entender que nada puede impedir que vayamos al que ES, es decir, al Señor; ni aún una ley natural de la física, que nos diría que dada la situación deberíamos hundirnos; aparte de eso, quiero que veas conmigo lo siguiente: “Y descendiendo Pedro de la barca,  andaba sobre las aguas para ir a Jesús”. Pedro a la palabra del Señor, caminó sobre las aguas; desafió las leyes naturales y caminó en la leyes espirituales que están por sobre las naturales (las leyes del reino de Dios). ¿Y por qué? Porque para el que cree, nada es imposible, esto es el poder de la fe; entendiendo muy claro que la fe es por oír y creer la palabra de Dios, y en este caso EL QUE ES dijo “Ven”; Pedro creyó la palabra del Señor, eso significa FE, y el resultado de la fe, es poder de Dios que puede transportar montañas (en este caso hizo caminar a Pedro por sobre el mar, por su fe). Miremos detenidamente lo siguiente que ocurrió: Pero al ver el fuerte viento,  tuvo miedo;  y comenzando a hundirse,  dio voces,  diciendo: ¡Señor,  sálvame!. Pedro perdió de vista  su objetivo (al Señor) y la palabra que lo sustentaba (ven), y miró con sus ojos naturales a su alrededor, y la dificultad de lo que se veía y temió  Pedro DUDO. Pedro dudo de lo que el Señor le dijo “Ven”, es decir, fluctuó en la fe; lo importante que quiero que veas es el resultado de ello: “comenzó a hundirse”, es decir, ni siquiera la palabra del Señor fue suficiente para mantenerlo sobre el mar, sino que como producto de su miedo y dudas, comenzó a hundirse en las aguas. La palabra del Señor estaba dada, Pedro la creyó, eso desato el poder de Dios en todo aquel que cree su palabra, pero la duda hizo menguar ese poder, y el resultado pudo ser muy distinto a lo dicho por el Señor al llamarlo con su Ven. Vemos entonces que Pedro pide auxilio, auxilio que es dado al momento por el Señor. Pero hay una reconvención del Señor ¡Hombre de poca fe!  ¿Por qué dudaste? El Señor le está mostrando una realidad en Pedro, su poca fe; y con su pregunta nos deja entender, de que sin dudas, seguramente lo habría logrado. El Señor nos enseña de esta manera, que el resultado de un acontecimiento para un discípulo de él (un cristiano comúnmente hablando), cuando hay una palabra de él, de por medio; son dos: Si creemos y no dudamos, obtendremos el resultado de la fe; por el contrario, si no creemos y dudamos: NO OBTENDREMOS EL RESULTADO DE LA FE.

El Señor nos hace muchas promesas, nos dice muchas palabras, pero sólo las alcanzamos (y alcanzaremos) por medio de la fe y confianza en ellas; no tienen valor ni poder para alcanzar el objetivo, sólo las palabras del Señor; si nosotros de por medio, no ponemos la confianza en ellas, es decir, la FE. Sin fe es imposible agradar a Dios. Aunque el Señor te diga una palabra muy pequeña como un grano de mostaza, como por ejemplo VEN; no hay nada que te podrá detener e impedir llegar a él  y si tienes que caminar sobre las aguas para alcanzarlo lo lograras, si le crees y no dudas. Es por eso que el Señor nos enseñó que la fe como el grano de mostaza tiene poder de mover montañas, ya que el poder viene de su palabra y se ejecuta, por medio de creerla.

Sólo quiero resaltar nuevamente lo siguiente, que me parece fundamental en nuestro Caminar cristiano; podemos llenarnos de palabras del Señor; pero si esas palabras no las creemos; no habrá poder de Dios en nosotros, sólo seremos conocedores intelectuales de la palabras de Dios, sin un camino real sobrenatural al Padre. Esto NO es por el conocimiento intelectual de la palabra de Dios, sino es por poner en práctica con confianza SU PALABRA. Pedro puso en práctica la palabra Ven del Señor, Y descendiendo Pedro de la barca; Pedro creyó en la palabra Ven del Señor, obró conforme a la fe, es decir, obedeció a la fe, bajo de la barca. No podemos decir que Pedro no tuvo fe, la tuvo; pero poca; dudo, temió al ver las adversidades de su entorno. El Señor nos enseña a no dudar, a creerle y confiar en él; de esa manera alcanzamos los objetivos prometidos, y no de otra.

Para terminar debes recordar lo siguiente: Si tienes una palabra del Señor, hay dos caminos:

El primero es creerle y confiar en lo dicho por el Señor (y actuar en conformidad a ello, como Pedro se bajo de la barca); y obtendrás lo dicho por su palabra en el poder de Dios, que está por sobre las leyes naturales y tus fortalezas personales. Habrá poder de Dios en tu vida, que vence sobre todas las circunstancias y la muerte.

El Segundo camino, es que conozcas la palabra, pero no la aplicas, es decir, no actúas en conformidad a dicha palabra (no te bajas de la barca), por incredulidad o falta de confianza. El resultado será que teniendo la promesa, mientras no las creas, no las alcanzaras. Estarás caminando como hombre natural sobre este planeta, aunque te veas muy espiritual por el exterior, pero sin poder de Dios y realidad en tu vida.

Te invito a que caminemos en el PODER DE DIOS que está por sobre todas las cosas naturales, que vence el pecado, vence al mundo y vence al maligno. Ya sabemos la receta: ya que cualquier palabra del Señor, por pequeñita que esta sea (como un grano de mostaza), tiene poder sobrenatural de mover el reino de Dios (un monte) en tu vida, si la crees. Amén.


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