domingo, 31 de agosto de 2008

Como descansar...


Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera. (Mat 11:28-30)

Cuando leemos esta promesa de nuestro Señor, nos acordamos que tenemos en él un reposo, es decir, un descanso prometido a nuestras almas. ¿Lo estamos experimentando? Si es así, gloria a Dios. Si no es en plenitud aún, mira recuerda esta promesa y por favor pon atención:
Si estás cansado y tu cansancio es sólo de tu cuerpo, mira creo que lo mejor que puedes hacer es dormir y descansar, y recuperaras las energías que te faltan. Y eso también es importante, no lo desprecies...

Si por el contrario, no es con dormir y descansar, que se alivia tu cansancio, fatiga y carga; quiere decir, que eres un candidato a escuchar:

"Venid a mi" nos dice el Señor, en algún momento nos hemos descuidado y apartado un poco de su ruta, es decir, de El. Ahora, él te dice TOMAD mi yugo, NO dice TE PONDRÉ mi yugo; sino TOMAD, es algo voluntario y no impositivo; es algo que debemos hacer en fe, y entendiendo que nos dará ese descanso que tanto anhelamos, nos aligerará la carga que hoy llevas y te tiene curcuncho (jorobado). Pero no sólo te dice, tomad mi yugo, sino que añade algo que debemos aprender, ¡si aprender!; es algo que debemos imitar de El, que es manso y humilde de corazón; y entonces, la promesa se cumplirá en tu alma; su yugo es fácil (bueno, benigno, útil, mejor) y ligera es su carga. Sin mansedumbre ni humildad, no dice que la carga sea ligera y el yugo fácil. Sino que dice "Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí" (ambos a la vez).

Con que facilidad muchas veces tomamos nuestros propios yugos, y desechamos el que él nos ofrece...¿?Eso es lamentable para nosotros, ¿quiere decir, que debemos aún estar más agotados para creer, obedecer y entender? Que no sea así, ya que no nos hacemos ningún favor; ni a los que nos rodean tampoco...

Nota que llama a TODOS los que estén cargados y cansados, no a algunos; no hay nadie excluido sino aquellos que no quieran participar de su yugo a la ETERNIDAD, PROSPERIDAD VERDADERA y AMOR.

Fíjate que la palabra yugo, es zugós en griego, es decir, lo que todos entendemos por yugo; (de la raíz de ζεύγνυμι zeúgnumi (unir, espec. mediante un «yugo»); unión, uncir, yugo, i.e. (fig.) servidumbre (ley u obligación); también (lit.) travesaño de la balanza (como conectando) los platos:-yugo). Que precisamente significa que ya no haces tú voluntad, sino la del que conduce tu vida, es muy práctico ver como las yuntas de bueyes, sólo pueden estar bajo un sólo yugo, y no dos yugos a la vez ¿No es verdad?. Para estar bajo el yugo de Cristo debemos dejar todo otro yugo en nuestras vidas (almas), es decir, todos nuestros afanes, preocupaciones, anhelos, desvelos, proyectos, etc, etc. a sus pies, y él tendrá cuidado por nosotros cada día; ¡no hay por donde perderse!, ¿acaso preferimos uno difícil y pesado o uno ligero y mejor?

Padre nuestro y Señor, habla a nuestros corazones y enseñanos tomar tu yugo; y aprender de ti Señor, tu mansedumbre y humildad. Amen.

Un abrazo, de un hermano que los quiere en el Señor, y que no quiere ver a ninguno cansado y cargado.

Rodrigo


PD. ¿Que necesitamos para poner en práctica estas obras, es decir, la obra de Dios?
Necesitamos creerle a Jesucristo, a quien Dios ha enviado...es muy claro...sin creerle no podremos obedecer...sin obedecer, no obtendremos lo prometido...

Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. (Juan 6:28-29)

El que nos quiere ver cansados y cargados no es Dios precisamente, sino el enemigo. Cuando escuchamos la voz del enemigo y somos engañados por sus mentiras, no podremos sacar ni un gramo de nuestros hombros, porque Satanás nos quiere mal. Cuando le creemos a Dios, y por ende obedecemos, sus promesas se cumplen...

miércoles, 27 de agosto de 2008

Dos ciudades, y dos casas en ellas, que representan dos realidades espirituales también diferentes.

Jerusalén y Betania
Christian Chen:
Síntesis de un mensaje oral compartido en enero de 2003 en Santiago de Chile
Lectura: 1ª Tim.3:15-16.
Hoy nosotros sabemos algo acerca de la iglesia del Dios viviente, pero también sabemos que la iglesia es mal comprendida hoy. Por un lado, parece que nosotros sabemos algo acerca de la iglesia, por otro lado, nosotros no sabemos nada. En esta oportunidad, me gustaría hablar acerca de la realidad de la vida de la iglesia.
Hoy cuando las personas hablan acerca de la iglesia, inmediatamente piensan en un edificio. Alguien podría hasta decir: «He olvidado mi paraguas en la iglesia». Pero nosotros sabemos que, en verdad, la iglesia es la casa de Dios. Hoy cuando pensamos en la iglesia pensamos en una organización, en una institución, en una tradición. Pero si vamos a la Biblia, la iglesia en verdad es una realidad espiritual.

El templo fue un lugar hostil
Si estudiamos nuestras Biblias cuidadosamente, percibiremos claramente la diferencia entre los tres primeros evangelios, y el cuarto. Cuando vamos a los primeros tres evangelios, estamos ocupados con la obra del Señor mientras estuvo en Galilea. El principal énfasis es la obra de nuestro Señor allí. Pero cuando vamos al evangelio de Juan el énfasis es Jerusalén. Más que eso, cuando Juan escribió el cuarto evangelio, él no solamente enfatizó la ciudad de Jerusalén, sino más específicamente el templo, que estaba sobre el monte Moriah. Según el cuarto evangelio pareciera que nuestro Señor nunca dejó el templo de Dios, el cual él llama «la casa de mi Padre».
Hablando históricamente, la ciudad de Jerusalén era llamada «la ciudad del gran Rey». Era el deseo de nuestro Dios poder habitar en Sion, el monte del templo, porque él la había elegido. Entonces, si eso era la casa de Dios, nuestro Señor debería haber encontrado todo su reposo y alegría en su casa.
Si usted hubiera estado en el monte del templo en el tiempo del Señor Jesús hubiera visto una gran plaza. Hablando estrictamente, la plaza del templo era la mayor plaza religiosa de aquella época. El rey Herodes era un gran constructor. Originalmente en el monte Moriah estaba sólo el templo de Salomón, pero Herodes hizo un gran complejo urbanístico allí. El área era dos veces mayor que la del tiempo de Salomón. De sur a norte, cabían casi seis canchas de fútbol; en tanto que de oriente a occidente cabían unas cinco. Podemos imaginar aquello especialmente en la fiesta de la Pascua. Nadie se sentiría solo allí, porque de acuerdo a los historiadores, en esas celebraciones solían juntarse cerca de dos millones de personas.
Sin embargo, una pequeña frase del evangelio de Juan nos permite de alguna manera tocar el solitario corazón de nuestro Señor Jesús mientras estuvo allí.
Veamos el capítulo 7:53-8:1: «Cada uno se fue a su casa; y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo». ¿Pueden ver? La Biblia dice: «Cada uno se fue a su casa». Podemos imaginar cómo, después de un día ocupado, cada uno se va a su casa, pero Jesús se va al monte de los Olivos. Dice «cada uno se fue a su casa», como si nuestro Señor no tuviera casa. A la mañana siguiente él vuelve al templo. Probablemente, igual que el día anterior, estuvo todo el día allí. Luego todos se van a su casa y Jesús se va al monte de los Olivos. Al día siguiente vuelve otra vez al templo, para un día lleno de quehaceres. De esta descripción, podemos ver algo que no hemos visto antes.
Ustedes ven: cada uno tenía su casa, pero no nuestro Señor. Ahora, durante el día estaba en el templo de Dios, que él llamó «la casa de mi Padre». Pero si esa era la casa de su Padre, debería ser también su casa. El Espíritu Santo nos muestra especialmente esta frase: «Cada uno se fue a su casa, pero Jesús se fue al monte de los Olivos». Si no conociéramos la Biblia muy bien, estaríamos casi seguros que él pasó esa noche en el monte de los Olivos, porque en el monte de los Olivos hay muchas cuevas. Es bastante lógico pensar que pudiera haber pasado la noche en algunas de esas cuevas.
Si usted visitaba el templo allí en Jerusalén, todo estaba en orden. Todo estaba de acuerdo a la Biblia. Cada día por la mañana, algunos sacerdotes iban a un lugar alto, y cuando ellos veían el sol salir sobre el monte Moab, sonaba la trompeta. Entonces alguien abría la puerta del templo, y comenzaba el servicio cotidiano. Ellos estaban cumpliendo su misión. Entonces las personas de Israel empezaban a entrar.
Ellos tenían un sistema de sacrificios. Tenían un sacerdocio. Tenían un altar de bronce, un lugar santo, un candelero, el pan de la proposición. Y también tenían el altar de oro. Más que eso, por detrás del velo, estaba el Lugar Santísimo. Todo estaba de acuerdo al patrón que Dios había mostrado a Moisés, y después a David. Si nosotros vamos a nuestras Biblias, vamos a descubrir que todo estaba en orden. Todo estaba de acuerdo a la Biblia.
Cuando los judíos miraban su historia, tenían toda la razón para sentirse orgullosos. Ellos podían decir: «Nosotros tenemos más de mil años de historia. Dios está con nosotros. Esta es la ciudad del Gran Rey». Más que eso, cuando uno ascendía el monte del templo, según la historia, especialmente a la hora que el sol salía, podía ver la gloria del templo de Dios. No nos habría dejado de impresionar. Por eso los discípulos dijeron al Señor Jesús: «¡Qué bello templo, qué bellas piedras!».
Ahora, hermanos y hermanas, eso representa la estructura exterior. Todo estaba correcto. Hablando estrictamente, si aquella era la casa de Dios, nuestro Señor no debería irse de ella, porque sería también su casa. En el patio del templo había un lugar de reposo, donde él podía pernoctar. Pero entonces, ¿por qué nuestro Señor tuvo que irse al Monte de los Olivos?
hablando externamente, todo estaba de acuerdo a la Biblia. Algunas veces podemos decir: nosotros tenemos aquí todo de acuerdo a la Biblia. Pero esto no es todo el tema aquí. Hablando externamente, el templo estaba allí, pero la realidad se había ido. Por eso tenemos que ser sensibles al movimiento del Espíritu Santo. Cuando uno estudia el evangelio de Juan casi cada día nuestro Señor pasaba en el templo, pero la realidad ya se había ido.
El pueblo de Israel podía decir: «nosotros tenemos el orden bíblico. Todo está de acuerdo a como ha sido revelado en el Antiguo Testamento». Algunas veces nosotros decimos: «nosotros tenemos el orden de la iglesia del Nuevo Testamento». Pero, hermanos, el punto no es ese; no es si eso está correcto o errado. El punto es: ¿hay realidad allí? La iglesia es la casa de Dios, el nombre es correcto, el orden es el correcto, todo está correcto, pero sólo una cosa nos va a preguntar el Señor: «¿Hay alguna realidad allí? ¿Puedo encontrar mi reposo allí?» Por eso el Señor hizo del monte de los Olivos su casa.

Betania: El lugar de su reposo
Algunas veces nosotros pensamos que probablemente él pasaba la noche en alguna cueva. Pero no era así. El Señor no tenía que dormir en una cueva, pues había una casa abierta para él en el monte de los Olivos.
Para entender esto, yo tengo que explicar a ustedes un poco de la geografía de Jerusalén: al este del monte de los Olivos está el Mar Muerto; al oeste está el Mar Mediterráneo. Si alguien mira hacia el oeste desde el Monte de los Olivos ve la ciudad de Jerusalén, y ve también el templo sobre el monte Moriah, porque el monte de los Olivos es más alto que el monte Moriah. Entre estos dos montes hay un valle muy profundo, el valle de Cedrón. Ahora, durante el día nuestro Señor estaba en el monte del templo; al atardecer bajaba por el valle de Cedrón y subía el Monte de los Olivos –donde estaba el huerto del Getsemaní–; luego, al bajar desde la cumbre del Monte hacia el lado oriental había una pequeña aldea, Betania.
Por la Palabra de Dios vamos a darnos cuenta que cuando nuestro Señor Jesús iba a Betania, pasaba por el monte de los Olivos. Si leemos los cuatro evangelios, especialmente en la última semana antes de la crucifixión, veremos que todas las noches él salía de Jerusalén e iba a Betania. Hay algo muy interesante aquí: cuando el templo de Dios en Jerusalén se tornó en una cáscara sin contenido, en un árbol lleno de hojas, pero sin fruto, nuestro Señor iba hacia el Monte de los Olivos, porque allá en Betania hallaba su reposo.
Hermanos, tenemos Betania contra Jerusalén. ¡Qué contraste! En Betania uno no encuentra un millón de personas, ni una historia gloriosa, pero era allí donde nuestro Señor podía pasar la noche, allí podía encontrar su descanso. Ahora, ¿qué es Betania?
La mejor descripción de Betania está en los escritos de Juan. Vamos a leer Juan capítulo 12, versículo 1-3: «Seis días antes de la Pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. (Donde hay muerte y resurrección allí está la realidad de Betania). Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume».
Vamos a leer con cuidado. Esto es Betania. Este es el lugar donde nuestro Señor pasaba las noches. Este es el lugar donde él encontraba reposo. Betania es el lugar donde encontramos a Lázaro, el testimonio de muerte y resurrección, y donde Marta servía. La cena estaba lista, porque Marta estaba allí. Y entonces encontramos que Lázaro estaba a la mesa con ellos. Si esto es la casa de Dios, no solamente Dios va a encontrar su descanso: nosotros también vamos a encontrar nuestro reposo. ¿Vemos qué bella figura tenemos aquí?
Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro de mucho precio y ungió los pies del Señor, y los enjugó con sus cabellos. ¿Dónde estaba María? María estaba a los pies de nuestro Señor Jesús. Siempre encontramos a María sentada a los pies de nuestro Señor. Así pues, ¿dónde nuestro Señor podía encontrar la realidad de la vida de la iglesia? Aquí encontramos a Lázaro, a Marta y a María a los pies de Jesús. Pero en esta ocasión María no solamente está escuchando la palabra de Jesús, sino que está ungiendo sus pies. Para algunos de los discípulos era un desperdicio, pero entonces algo sucedió: La casa se llenó del olor del perfume. Todos en aquella casa pudieron sentir el olor del perfume. Esto es Betania. Aquí encontramos la realidad.

La alegoría de la higuera
vamos a leer en Marcos 11:12-14. «Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.» Vean una cosa interesante aquí. Nuestro Señor recién había dejado Betania, por la mañana temprano. Entonces, en el camino hacia Jerusalén vio de lejos una higuera llena de hojas. Entonces fue a ver si hallaba en ella algo, porque tenía hambre. Ahora, voy a hacer una pregunta: Si nuestro Señor Jesús está en mi casa, ¿es posible que salga por la mañana con hambre? La Biblia nos dice que él salió de Betania, y Marta estaba allí. ¿Pueden imaginarse, si Marta en verdad servía al Señor, que iba a permitir que él saliera de su casa sin desayuno? ¡Imposible!
Sin duda, Marta había servido desayuno al Señor. Pero entonces, ¿por qué él tenía hambre? Es que no se trataba de hambre física, sino espiritual. Esta es una lección espiritual. Esa higuera no es una simple higuera; esa higuera representa algo. Nuestro Señor busca frutos en la higuera, pero no los encuentra. La Biblia nos dice que nuestro Señor la maldijo, por lo que se secó desde la raíz hasta el tope.
Tal vez nosotros no entendemos por qué nuestro Señor maldijo esta higuera. Pero si usted estudia su Biblia, verá que la higuera representa la nación de Israel, y que Dios deseaba obtener algo de Israel.
Si estudiamos el libro de Jueces, vemos que Dios tiene un propósito para los diferentes árboles. Así, el propósito de Dios para el olivo es el aceite (aunque también de él se pueda hacer madera), y para la vid es el vino, por eso, aunque la uva sea muy bella, ese no es el propósito de Dios para ella.
En el libro de Jueces vemos que el propósito de Dios con la higuera son sus frutos. Por eso, cuando nuestro Señor vio aquella higuera llena de hojas, pero sin ningún fruto, él profirió una maldición. ¿Por qué? Porque nuestro Señor no desea pretensión. Si no hay frutos, ¿por qué hay hojas? Cuando tenemos hojas, nosotros impresionamos a las personas con ellas. Es como la historia de Israel: ellos tenían el monte del templo, y tenían un hermoso templo. Pero cuando no hay realidad, cuando solamente estamos impresionando a las personas con números, con edificaciones, entonces eso es pretensión. Y si Dios todavía ama aquel árbol, él desea que ese árbol sea honesto. Si no tiene fruto, entonces ¿por qué no se seca hasta la raíz? Sea honesto.
Hoy Dios odia la pretensión. Nosotros los cristianos no debemos mentir, pero algunas veces tenemos una apariencia externa; damos a las personas una impresión errónea. Sin embargo, la realidad no está allí. Cuando los discípulos dijeron: «¡Qué bello templo!, ¡qué bellas piedras!», nuestro Señor dijo: «Viene el día en que no quedará piedra sobre piedra de este templo». Nuestro Señor dijo a Jerusalén: «Voy a dejar tu casa desierta».
en el comienzo él habló de «la casa de mi Padre». Pero luego él fue tan desengañado, que fue a ver la higuera con puras hojas. Cuando la casa de Dios es solamente una cáscara vacía, es engañosa. Ahora, hermanos, por causa de que Dios ama al pueblo de Israel, un día habría de dejar la casa vacía. No quedaría allí piedra sobre piedra.
¿Ha oído decir usted a algunas personas decir: «Esta es mi iglesia»? Nuestro Señor dijo: «Yo edificaré mi iglesia». ¿Cuándo ella se tornó tu iglesia? Si quieres que sea tu iglesia, entonces el Señor dice: «Yo dejaré tu casa desierta». Aunque Cristo ame su Iglesia, no olvidemos que el juicio comienza por la casa de Dios. La iglesia de Dios perdió su realidad –nosotros lo hemos visto a través de la historia de la iglesia –; no solamente el judaísmo la perdió, también la iglesia.
El judaísmo tenía la revelación que vino de Dios. Gracias a Dios, la iglesia, que fue edificada por Cristo mismo, tiene el Nuevo Testamento. Tenemos toda la revelación de Dios. Pero la pregunta es esta: ¿Somos honestos delante del Señor? nosotros podemos tener hojas, pero nuestro Señor tiene hambre. Él está buscando los frutos, está buscando la realidad. ¿Dónde está la realidad?

El secreto de la higuera
Si volvemos a Marcos capítulo 11, la Biblia dice: «Él no halló nada sino hojas, pues no era tiempo de higos». Tenemos un problema aquí. Si no era tiempo de higos, ¿por qué nuestro Señor buscaba higos? Si no era tiempo de higos, es claro que nuestro Señor no iba a encontrar ninguno. Pero aquí tenemos una cosa muy interesante de por qué Betania representa la realidad espiritual de la iglesia.
Necesitamos conocer la historia de las higueras en la Tierra Santa. Ocurre que hay dos cosechas de la higuera. Una es llamada el fruto del invierno, la otra es el fruto del verano. Depende entonces de cuándo usted busca fruto. En realidad, nuestro Señor esperaba los frutos del invierno. Aquellos frutos que habían pasado a través del invierno. Entonces, cuando viene la primavera, uno va a encontrar los frutos de la resurrección. Esto tiene que ver con un principio espiritual. Si algo puede alimentar a las personas; si algo puede satisfacer a nuestro Señor, siempre tiene que pasar primero por el invierno. Primero está la muerte, después la primavera de la resurrección.
Durante el invierno, uno encuentra que no hay hoja alguna. La mano despojadora de Dios quita todo de ese árbol. Tiene solamente las ramas, pero ni hojas, ni frutos. Pero si uno mira las ramas, ve una cosa interesante: todavía están allí las marcas de los frutos. En el tiempo de invierno, uno todavía puede encontrar los hoyos aquí y allá a lo largo de la rama. Ellos son el indicio de que el fruto estuvo allí. Y cuando viene la primavera, los frutos siempre surgen donde están aquellas marcas. Es muy interesante.
Hay una regla en el reino vegetal de nuestro Dios: normalmente tenemos primero las flores, luego el fruto. Mire usted cualquier árbol: siempre va a haber flores primero y después el fruto. Pero la higuera no. Por eso es que en chino nosotros traducimos la higuera como una fruta sin flor, porque nadie ha visto la flor de la higuera. El secreto es ese. Si uno quiere conocer la realidad de la higuera, nosotros debemos saber que su flor brota, pero no delante de nosotros. Ningún ojo humano puede ver florecer esta flor.
En la primavera, su pequeño fruto, de acuerdo con el Cantar de los cantares, es llamado el fruto verde. No es del tamaño del fruto final, es más pequeño, del tamaño de una cereza. Es un fruto no maduro. En la primavera, cuando están los frutos verdes en las ramas, ocurre una cosa muy interesante: las flores están brotando dentro del fruto. Los frutos tienen un orificio, por donde entra la abeja y hace su trabajo de polinización. Ahora sabemos que sí la higuera florece, pero con una belleza interna. Este proceso no es para que el mundo lo vea y lo alabe. Esa es una característica de la higuera.
En una higuera nosotros tenemos flores, pero su belleza es una belleza interna. «Cristo en nosotros la esperanza de gloria». cuando la vida de Cristo habita en nosotros, cuando el Espíritu Santo está trabajando en nosotros, hay un proceso de maduración en marcha. Sólo el propio Dios puede apreciar la belleza de este proceso de crecimiento. Esta es la característica de la vida de Cristo en nosotros.
Es esto lo que el Señor está buscando. En la primavera, este fruto verde es formado, y entonces empieza el proceso de maduración. Pero hay una cosa muy importante. El lapso entre la primavera y el verano es el tiempo más importante. Es el tiempo de la prueba. Este fruto verde tiene que aprender una lección: cómo habitar en la rama, porque un día vendrán los vientos, y será probado. Si aquel fruto verde permanece en la rama cuando el árbol sea sacudido, entonces en el verano, será un fruto maduro. Será un hermoso y maduro fruto de higuera.
Todos los granjeros saben muy bien. Cuando ellos miran a la higuera, no están buscando el fruto maduro, sino el fruto verde. Ahora, si uno no encuentra ningún fruto, ¿qué significa eso? Que no ha pasado la prueba. Significa que cuando vino la tormenta, ellos no pudieron permanecer. Si uno no encuentra ningún fruto en una higuera, no hay esperanza de cosecha. Por esa razón el Señor maldijo el árbol.
No solamente importa el proceso de crecimiento, sino que todo opera juntamente, es decir, lo exterior también. Entonces tenemos el viento que sopla del norte, y el viento que sopla del sur, el que sopla del oriente y el que sopla del occidente. Algunas veces es un verdadero remolino. Así, todas las cosas cooperan juntamente para que podamos ser conformados a la imagen de Cristo, para que podamos tener una cosecha.
Dios estaba esperando una cosecha del pueblo de Israel. Pero lamentablemente nuestro Señor no encontró ningún fruto. El pueblo de Israel tenía una maravillosa historia, algunas veces pasaron por tiempos muy difíciles, pero cuando prosperaron, ellos fracasaron. No pudieron pasar la prueba. Por eso uno no veía nada sino hojas. Por eso el Señor profirió una maldición sobre él.
Cuando el ejército romano tomó la ciudad de Jerusalén en el año 70, aquella higuera en verdad se secó. Y más que eso, la nación de Israel desapareció de sobre la faz de la tierra. Pero gracias a Dios, nuestro Señor profirió también otra profecía. El dijo: «Un día cuando vean la higuera floreciendo de nuevo, el Hijo del hombre está a las puertas». en el año 1948, el 14 de mayo, todos nosotros fuimos testigos del renacimiento de la nación de Israel.
El pueblo de Israel estaba vagando en el desierto, y entonces ¿quién tomó el lugar de Israel? La Iglesia de Dios fue la que tomó el lugar de Israel. No podemos olvidarlo: Betania representa a la iglesia de Dios. ¿Por qué? Esto es muy interesante.

Betania representa la realidad de la iglesia
¿Cuál es el significado de «Betania»? Betania significa «casa de higos». Todos los frutos están allí, por eso es llamada «casa de higos». Pero aún más sorprendente: en griego, Betania significa «la casa de los higos no maduros». ahora uno entiende. Significa que, aunque ellos no estén maduros, no estén perfectos, si uno encuentra frutos no maduros, un día habrá una cosecha. Ellos no son perfectos, pero un día ellos serán conformados a la imagen de Cristo.
Recordemos: La operación del Espíritu Santo tiene dos aspectos; uno es interior, como aquella abeja que está trabajando en el interior del fruto. El Espíritu Santo habita en nuestros espíritus. Esa es una parte de la obra del Espíritu Santo. Él intenta hacernos madurar por medio de la operación de la cruz. Eso es en lo interior. Pero hay otro aspecto: también vemos que todas las cosas cooperan juntamente. Entonces uno descubre que todo nuestro ambiente se vuelve un fiel siervo de Dios. Esta es la operación externa del Espíritu Santo a través del ambiente. Así, a través de este camino, nosotros vamos siendo madurados.
Betania significa que ellos no están completos, que no son perfectos. Betania es la casa de los higos no maduros. Cuando uno ve el árbol lleno de frutos verdes, eso es muy diferente de Israel. Esto significa que nuestro Señor ha encontrado su realidad aquí. Por eso nuestro Señor pudo encontrar su descanso en Betania. Eso es muy, muy importante.
Nosotros no debemos procurar tener una apariencia externa, sino tener la realidad interior. Si tenemos esta realidad, entonces en verdad nuestro Señor va a encontrar su descanso en nuestro medio. Entonces podremos decir que, por la gracia, la iglesia en verdad es la casa de Dios.
Finalmente, vamos a recordar que antes de la ascensión de nuestro Señor, él llevó a sus discípulos hasta Betania. Betania está ubicada en el Monte de los Olivos. Y nuestro Señor ascendió a los cielos desde allí. Cuando él ascendió a los cielos, su rostro estaba vuelto hacia su pueblo, y sus espaldas estaban vueltas hacia Jerusalén. Cuando nuestro Señor ascendió a los cielos, todo lo que él veía eran las lágrimas de María, a Marta, Lázaro y todos sus discípulos.
Hermanos y hermanas, el mundo es atraído por las apariencias externas, porque los números impresionan, los edificios impresionan. Pero cuando nuestro Señor ascendió a los cielos, sus espaldas estaban vueltas hacia Jerusalén. Aunque Jerusalén haya sido llamada la ciudad del gran Rey; aunque la presencia de Dios haya estado allá antes, aunque la gloria de Dios estuvo allá antes, cuando la realidad se fue, no quedó piedra sobre piedra, porque se tornó una cáscara vacía. ¿No es eso una lección importante para cada uno de nosotros?
La iglesia de Dios ha pasado por casi dos mil años, y si uno mira toda su historia, encuentra que es una bella historia: la presencia y la gloria de Dios estuvieron en ella antes, ¿pero qué sucede hoy? sin embargo, lo importante es: Uno nunca puede señalar con el dedo a otros, porque Dios está llamando Lázaros, Dios está llamando Marías, Dios está llamando Martas.
Ahora hermanos, ¿qué es la iglesia de Cristo? La iglesia es el lugar donde uno encuentra el testimonio de la resurrección, y el servicio de los santos. ¿Qué más vamos a encontrar? que todas las personas son como María. En todo tiempo, cuando uno los mira, ellos están a los pies de nuestro Señor Jesucristo.
Ahora, ¿por qué tenemos que estar siempre a los pies de nuestro Señor Jesucristo? porque no hay otros pies como los suyos, que fueron perforados cuando murió por nosotros en la cruz. Cuando uno ve esos pies con las marcas, nos hacen recordar la historia de la cruz, aquel amor que nunca nos dejará. Cuando uno es tocado por ese amor, uno no puede hacer otra cosa sino ofrecerse a sí mismo como un sacrificio vivo. Uno desea quebrar el vaso que contiene el perfume de nardo puro, y derramarlo todo. Para que toda la casa se llene con el olor del perfume.
Si nosotros tenemos cien personas juntas aquí, puede ser una congregación de cien personas, pero también puede ser la iglesia de Cristo, si es que cada una de estas cien personas se atreven a ser desperdiciadas para el Señor, se atreven a romper su vaso de alabastro, si cada uno presenta su cuerpo como un sacrificio vivo. Entonces no tendremos que decir: «nosotros somos la iglesia». No digamos: «nosotros somos el testimonio de Cristo». No digamos: «nosotros estamos por la recuperación de la iglesia». esto puede ser verdadero, pero lo importante es que cuando alguien venga a nuestro medio descubra que la casa está llena del olor del perfume. Hermanos y hermanas, eso es la iglesia de Cristo. Eso es lo que el Señor está buscando hoy antes de su regreso.
Vivir la vida de iglesia es tal como la vida de familia. Como cuando el marido dice: «¡Ah, yo amo tanto a mi esposa!», el mundo va a querer ver no sólo sus palabras, sino cómo él está dispuesto a entregarse a sí mismo por amor a ella. Entonces, ¿cómo saber si tenemos el testimonio del Señor? No es por las palabras, sino por cómo uno vive esta vida. Si nosotros tenemos esta realidad, bien. Si no la tenemos, seremos exactamente como una higuera, llena de hojas, pero sin ningún fruto. Eso nunca podrá satisfacer el hambre de nuestro Señor.
Hermanos y hermanas, ¿qué va a complacer el corazón de nuestro Señor? La casa de los higos no maduros. ¡Gracias al Señor! nosotros no somos perfectos, pero tenemos el potencial. Tenemos un mañana. Seremos transformados en la imagen de Cristo. Quiera el Señor hablar a nuestros corazones.

lunes, 25 de agosto de 2008

¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?


Dijo Jesús el Señor, a sus discípulos (a propósito de la parábola del sembrador que les acababa de hablar):

Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola?

¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? (Marcos 4:13)

Fíjate en lo siguiente, (no se si lo habías visto antes -yo hace poco- pero es algo muy valioso e importante de considerar), Jesús dice: ¿No sabéis esta parábola?

Mira como aquí nos indica Jesús, que esta parábola en particular es fundamental para entender todas las parábolas del Reino de Dios... ¿porque lo digo? Porque al preguntar a sus discípulos si entienden o comprenden está parábola en particular; luego, les pregunta ¿Entonces, como entenderán todo el resto de parábolas...?

Además, sabemos que el propósito de las parábolas, no es hacer las cosas más fáciles de explicar a cualquiera, sino que sean oídas y entendidas sólo por los que deben hacerlo, es decir, para dar a conocer a los que están dentro, los misterios (secretos) del Reino de Dios.

Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados. (Marcos 4:11-12)


¿Quienes están fuera y quienes dentro?

Es simple, los que NO están EN Cristo, están fuera, los que están EN Cristo, están dentro.

Esta parábola esta en tres evangelios en la Biblia, de modo que tengamos una visión completa de ella (podríamos hablar de visión tridimensional para entenderla mejor...) Está en Mateo, Marcos y Lucas. Sólo transcribiré la parábola escrita en Marcos; pero la explicación que da el Maestro de maestros en cada evangelio tienen matices diferentes y la copiaré de cada uno de ellos en particular, porque en cada uno arroja perspectivas que se complementan para tener una mejor visión, audición y entendimiento; de esta parábola que es un pilar de las parábolas...


Parábola del sembrador

Marcos 4:2-8 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: (3) Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; (4) y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. (5) Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. (6) Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. (7) Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. (8) Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.


Concluimos hasta aquí, que es esta parábola en particular (Parábola del sembrador) es primordial para comprender el resto de las parábolas (proverbios en antiguo testamento), es decir, sin entenderla, Jesús nos preguntaría...¿Cómo comprenderemos todas la parábolas?

Entendemos también que Jesús les explicaba a sus discípulos todas las parábolas, hoy es lo mismo; ya que por medio del Espíritu Santos nos enseña todas las parábolas. La diferencia no está en la capacidad intelectual de cada persona, sino en que las parábolas son explicadas a los discípulos de Jesús, es decir, a los que lo siguen. Y recordemos que ese es el propósito de anunciar el evangelio, hacer discípulos de Jesús a los hombres.

USARE TRES COLORES PARA VER Y COMPARAR MEJOR (MARCOS, MATEO Y LUCAS) LA EXPLICACIÓN DEL SEÑOR, DE ESTA PARÁBOLA EN CADA EVANGELIO.


LOS SEMBRADOS EN EL CAMINO
Marcos 4: (14) El sembrador es el que siembra la palabra. (15) Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.
Mateo 13: (18) Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: (19) Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.
Lucas 8: (11) Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. (12) Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven.

En este primer grupo vemos varios aspectos:

  • El sembrador, es la persona por la cual se entrega la palabra (lógos) de Dios, en particular la palabra del reino de Dios. Quien es la palabra de Dios, es Cristo y su mensaje (verdad y gracia).

  • La semilla como ya dijimos es la palabra (lógos).

  • La tierra, es el corazón del hombre. Es el corazón del hombre el que tiene la capacidad de recibir y retener la palabra. Recuerda que el hombre fue hecho del polvo de la tierra, de modo que la tierra representa lo humano.
  • Este primer grupo escucha la palabra, pero ella no alcanza a brotar, ya que es quitada de sus oyentes por el diablo (engañador).

  • Fíjate que Mateo resalta que la palabra es arrebatada por el malo, cuando su oyente no la entiende. Importante es entender la palabra.

  • Lucas resalta que este primer grupo, al perder la palabra, no creen ni se salvan.

LOS SEMBRADOS EN LOS PEDREGALES
Marcos 4: (16) Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; (17) pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.
Mateo 13: (20) Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; (21) pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
Lucas 8: (13) Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan.

En este otro grupo vemos lo siguiente:
  • Aquí hay germinación, la palabra produce vida (la semilla brota en la poca tierra), es decir, la palabra es creída, por eso se produce vida.

  • Mira como en el tiempo de la prueba (aflicción, tribulación y/o persecución por causa de la palabra), al no tener raíces profundas, se secan ( secarse, para mi es la muerte; no se si para ti es lo mismo...¿?, no creo que haya vida en una planta seca, ni mucho menos que fructifique).

  • Veo que en este caso hay una advertencia, a dar espacio en nuestros corazones a la palabra de Dios (lógos que se hizo carne). Sin espacio, no habrá sustento para pasar las pruebas, que si o si, vendrán; y naufragaríamos en las pruebas. Toma entendimiento, que este corazón, sólo tiene destinado un pequeño lugar para Dios.

  • Las piedras representan el pecado que no queremos abandonar y atesoramos dentro de nosotros mismos, esas son las durezas que impiden a la palabra crecer en nosotros; por favor, lee lo siguiente: Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. (Heb 3:12-15) El autor de la carta de Hebreos, exhorta a sus hermanos, es decir, hijos del mismo Padre; a no tener un corazón malo de incredulidad, es decir, a no endurecerse por el engaño del pecado. Fíjate que el corazón somos nosotros los que lo disponemos a nuestro Dios y Señor; y no es el Señor el que lo toma sin nuestro consentimiento y entrega. Nos advierte esto además, si no fuese posible endurecer nuestros corazones, es decir, tener un corazón malo, que es lo mismo que tener una mala tierra; el Señor no nos habría advertido por medio de esta parábola (que es un pilar del resto de las parábolas del Reino de Dios). De modo, que lo anterior es una advertencia a nosotros, a sus hijos; para que no haya piedras en nuestros corazones, es decir, que no nos endurezcamos por el engaño del pecado.

  • Los que saben de campo, es decir, de siembras; saben que cuando hay un terreno con piedras debemos pasar el arado y remover las piedras que estorban. Una vez realizada esta labor, la tierra (nuestro corazón), está preparado para dar espacio a las raíces de la palabra.

  • En la Biblia, los ministros de la palabra, es decir, los siervos de Dios; son representados como labradores de la tierra, como bueyes en una yunta (que aran la tierra), como sembradores, como regadores, etc, etc. Son los ministerios del Señor Jesucristo, los que nos meten el arado en el corazón (sólo con nuestra venia y autorización), el arado de su palabra a la luz del Espíritu, para mostrar y sacar todo lo que estorba al crecimiento normal de la palabra en nosotros. En lo siguiente verás que los ministros o siervos de Dios son representados (como parábola) como bueyes: Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla.¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. (1Co 9:9-10)

LOS SEMBRADOS EN LOS ESPINOS
Marcos 4: (18) Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, (19) pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
Mateo 13: (22) El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
Lucas 8: (14) La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.



En este otro grupo vemos lo siguiente:

  • Aquí hay germinación, la palabra produce vida (la semilla brota en la tierra, es decir, se cree), pero en el corazón juntamente crecen afanes de este mundo, el engaño de las riquezas y los placeres de la vida (aquí la palabra vida en griego es bíos: como bienes y sustento; y no como zoé, vida verdadera que es Cristo).

  • Mira que lo que aquí pasa es que no hay fructificación, osea no hay sentido en el propósito de la planta, que es dar frutos. Traducido a los hombres, son hombres que no alcanzan el propósito por el cual fueron formados, es más, por el cual nacieron.

  • En este caso nuevamente hay una advertencia, a no dar espacio en nuestros corazones a afanes de este siglo (mundo) que pueden ahogar el normal desarrollo de la palabra de Dios en nosotros (lógos que se hizo carne). Sin frutos, la planta pierde sentido y propósito... NO dice que la planta muera. pero es una planta ESTÉRIL.

  • Los que saben de campo, es decir, de siembras y cosechas; estarán de acuerdo que cuando hay un terreno con espinos debemos sacar los espinos y no permitir que crezcan. Una vez realizada esta labor, la tierra (nuestro corazón), está preparado para dar espacio a la fructificación de la palabra, y no se gastara vanamente dando sustento a los espinos. Si tienes dudas de que es una advertencia a creyentes, por favor lee lo que Jesús dijo: Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. (Luc21:34) Fíjate que como el Señor advierte de no dar cabida en nuestros corazones a las glotonerías y embriaguez (placeres de esta vida -bíos-) y a los afanes de esta vida (este siglo o mundo)...NO hay duda que es para creyentes la advertencia y no para el mundo incrédulo. La advertencia es para hombres que han recibido la palabra y han creído.

  • Los espinos representan todos nuestros proyectos humanos en este siglo, los cuales ocupan un lugar en nuestro corazón quitando lugar al verdadero sentido en nuestras vidas. El abandonar los espino, es tomar la cruz y seguir a Cristo.

  • Bueno nuevamente, los ministros verdaderos de la palabra, es decir, los siervos de Dios que son representados como labradores en la Biblia ... ellos con la gracia y la verdad de Dios, y con el poder del Espíritu (ojo no el poder de ellos), nos pueden mostrar la realidad de las cosas, y nosotros con la luz del Espíritu Santo despojarnos de estas cosas que sólo nos cargan. Si así no lo hacemos, nuestro corazón estará dividido entre Dios y el mundo; y no podremos servir a dos señores...

LOS SEMBRADOS EN BUENA TIERRA
Marcos 4: (20) Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
Mateo 13: (23) Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Lucas 8: (15) Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.


En este otro grupo vemos lo siguiente:
  • Aquí hay germinación, la palabra produce vida (la semilla brota en la tierra, es decir, se cree), la planta crece en forma normal y luego a su tiempo fructifica. Son discípulos que alcanzan el propósito de sus existencias.

  • En la buena tierra, es la tierra (corazón) sin piedras y sin espinos. Una tierra que es limpiada de piedras y espinos, es una tierra que está en condiciones para recibir la palabra, germinar, crecer saludablemente y fructificar. Fíjate que la tierra sólo da cabida y sustento, pero es la planta la que crece y fructifica. La tierra debe cumplir su parte, los frutos los da la planta, si la tierra está limpia; en 30, 60 ó 100.

  • Si vemos las claves de esta buena tierra notaremos, que los tres evangelios se complementar para explicarnos lo que la caracteriza:
  1. Marcos dice reciben (paradéjomai) la palabra, paradéjomai en griego significa: aceptar cerca, admitir o deleitarse en. Esto nos habla que estos hombre reciben la palabra en profundidad con gozo e intimidad; le dan una profunda cabida en sus corazones, con gozo.

  2. Mateo nos explica que estos entienden la palabra, fíjate lo importantísimo que es comprender la palabra, sin entender la palabra no daremos frutos; sólo con una verdadera comprensión de la palabra de Dios, es decir, la palabra del Reino; cumpliremos el propósito de Dios en nuestras vidas. Muy, pero muy importante ENTENDER LA PALABRA (nota que para poder entender, antes hay que oír la palabra).

  3. Por último Lucas nos indica que aquellos que tienen un corazón bueno y recto, es decir, limpio de piedras (pecado) y espinos (afanes de este mundo), dan fruto con perseverancia (jupomoné en griego: resistencia, aguante alegre (o esperanzado) constancia, paciencia). Son aquellos que retienen la palabra y dan espacios en sus corazones completos para Dios; disponen sus corazones para ser santificados, por la palabra.

A modo de conclusión, podemos decir no debemos descuidar nuestros corazones, como lo dice el siguiente proverbio: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. (Pro 4:23) Porque de él mana (como fuente) la vida. El Señor al decirnos: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? Nos enseña a tomar muy en serio sus palabras, y disponer en forma muy especial nuestros corazones a El. Si no lo hacemos, los frutos nos lo declararán...


Para terminar la siguiente parábola, para los que quedaron preocupados en que deben hacer:

Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado. (Mar 4:26-29)

Sólo nuestro trabajo es creer y retener lo que tenemos; demos más espacio en nuestros corazones a la palabra de Dios, es decir, Cristo y sus enseñanzas; y sin saber cómo, la planta crece y fructifica...

Un abrazo.

Rodrigo

viernes, 8 de agosto de 2008

El gozo en las pruebas


Es un tema muy poco compartido y entendido, lo que son las pruebas o adversidades sobre los hijos de Dios; es por ello que comparto algunas breves reflexiones al respecto, para que las pasemos de una forma exitosa y se cumpla su propósito. Y no nos sorprendamos como si una cosa extraña ocurriese, son necesarias y muy valiosas; y la única forma de (valga la redundancia) de probarnos...

Si leemos lo siguiente que escribió Santiago:

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas (poikílos) pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia (jupomoné). Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. (Stgo 1:2-4)

Me gustaría proponer otra traducción respetando las palabras originales del griego... (no soy traductor, pero a veces nos acostumbramos tanto a las palabras de nuestras Biblias, que no vemos las cosas como realmente nos lo quieren enseñar...)

Mis hermanos, estimad toda la alegría y deleite cuando seáis rodeados de múltiples pruebas de adversidad, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce jupomoné (en griego), es decir, resistencia, aguante alegre (o esperanzado), constancia, perseverancia. Obteniendo el resultado completo de la perseverancia (paciencia, resistencia, aguante alegre, constancia), para que seáis perfectos y completos, y que no os falte ninguna cosa, es decir, nada.

Osea, la adversidad pasada con fe, se pasa con gozo y alegría, y obteniendo algo tremendo como resultado, una mayor resistencia y perseverancia, por la cual llegamos a ser completos, cabales y perfectos, y no nos faltará NADA...

¿No se ven así mucho mejor las dificultades y adversidades...?

Ojo, sabiendo que lo que se prueba en la adversidad, es nuestra fe; y por esta misma fe vencemos... recuerda: Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. (1Jn 5:4)
Todo lo nacido de Dios vence al mundo; y lo que en nosotros es de Dios así lo hace, lo que proviene de nuestro viejo hombre; perece en la prueba, ya que no resiste su fuego...

Cuando dice diversas pruebas, la palabra diversas es la palabra poikílos que significa multicolor, variado en carácter, multiforme, diverso, es decir, un espectro de pruebas de diversa naturaleza ...

Y el resultado final de toda una batería de pruebas que nos puedan venir será, una mayor perseverancia, perfección, llenura y no nos faltará nada...

Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. (1Pe 4:12-13)

NO sólo somos perfeccionados en Cristo por las pruebas (adversidades); sino que ellas nos permitirán gozarnos con gran alegría en la revelación de Cristo; y no sólo eso; sino que también nuestra fe será sea hallada en alabanza, gloria y honra.

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. (1Pe 1:6-9)

Las pruebas tienen un inicio, un desarrollo y un término; y ese término es en victoria por medio de la fe (recuerden que vencemos el mundo por medio de nuestra fe, y la fe es un don de Dios); y sin fe se puede alargar indefinidamente la prueba, no obteniendo la victoria prometida, es decir, resultará una derrota...; por favor, lean en 1Corintios 10:1-6 y luego el Salmo 78:22. Encontrarán por que perecieron muchos en el desierto, cuando Israel fue sacado de Egipto, y como estos hombres no pudieron alcanzar a lo cual fueron llamados...

Y la fe viene del oír, y el oír de la palabra de Dios; no sirve la fe en creencias personales, ni la fe en como la conoce el mundo; que cree que por pensar positivamente las cosas van a cambiar, la fe verdadera está sustentada en las palabra de Dios y en su promesas; es la fe que viene de Dios, por eso es muy importante conocer sus palabras; y oír su palabra; ya que es la forma que Dios nos da más fe; y recuerden que la fe es un don; y como don lo debemos usar y ejercitar...(también la fe es un fruto del Espíritu Santo, en un caminar en El).

Bueno no pretendo hacer una cátedra al respecto, pero si les doy testimonio que Dios nos tiene contados todos nuestros cabellos y no cae ni uno a tierra sin que El no lo sepa. En estos días me alegró mucho el salmo 91 y sobre todo los siguientes versículos que les comparto para despedirme:

Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.
(salmo 91:14-16)

Un abrazo a todos, y desde las pruebas un ánimo a TODOS...

Rodrigo


Ejemplo de Israel:

Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. (1Co 10:1-6)

¿Cual era el problema?

Por cuanto no habían creído a Dios, Ni habían confiado en su salvación. (salmo 78:22)

domingo, 3 de agosto de 2008

¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?


Creo que cuando nos hacen esta pregunta: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?; sin dudar la mayoría respondemos en forma casi automática "los niños". Pues Jesús así lo enseño, o así lo hemos escuchado.

Pero ¿que entendemos verdaderamente al respecto?

Es muy fácil repetir y decir firmemente, que de los niños es el reino de Dios; pero ¿lo creemos?, ¿lo entendemos? y ¿lo practicamos?

Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. (Mar 10:13-16)
Si leemos lo que nos escribió Marcos, veremos que de tales que son como niños, es el reino de los cielos. Para poder recibir el reino de Dios, hay que hacerce como niños.

Nosotros sabemos que los niños tienen muchas características especiales, son sinceros, directos, crédulos, simples, humildes, dependientes, viven el día, etc, etc.

¿Pero cual es la principal característica que Jesús resalta de los niños que debemos imitar?

Si leemos lo escrito por Mateo nos quedará más claro y veremos cual es la principal característica que debemos practicar, para ser grandes en el reino de los cielos...

En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. (Mat 18:1-5)

Es la humildad, la principal característica de los niños que nos permite no sólo entrar, sino ser grandes en este nuevo reino de Dios. En los versos anteriores nos queda muy claro, que lo que Jesús resalta de los niños es la humildad, antes que cualquier otra cualidad. Esto que es completamente diferente a lo que acostumbramos ver en este mundo, nos enseña que en su reino, las cosas fusionan en un modo diferente y perfecto; y si en él queremos avanzar debemos conocerlo.

Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mat 20:25-28)

A Dios no lo podemos engañar, de modo, que si no nos hacemos niños (humildes); muy pequeños seremos en su reino. Pero si nos hacemos niños, seremos grandes en su reino...

Mira como lo afirma en el siguiente versículo:

Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros. (Mat 19:30)

No todos los primeros serán postreros, sino que muchos lo serán y los postreros primeros; será muy sorprendente esto cuando se manifiesten todas las cosas en el reino de Dios; ya que muchos hombres que hoy están como cabezas y lideres espirituales de multitudes serán postreros (algunos ni siquiera estarán...) y muchos hombres y mujeres anónimos, serán primeros.

¿Por que?

Porque los que fueron primeros, ya tuvieron sus recompensas y reconocimientos en el mundo, incluso eran asalariados en sus funciones; en cambio, los últimos lo esperaron de Dios y no trabajaron por los honores del mundo, sino que en humildad para Dios en el Señor; sólo buscaron la gloria que proviene de Dios. Algunos hombres que hoy son reconocidos como hombres de Dios, lo seguirán siendo; pero estos son pocos (lo dice la Escritura, y no sólo yo).

¿Cual es el secreto para hoy y ese día tan importante, cuando nos sentemos a la mesa del Señor?

Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar. Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa. Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido. (Luc 14:8-11)

Este es el secreto, es un principio en el Reino de Dios "Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido", no hay forma de darle un doblez a la palabra de Dios, esto es y será así. Yo creo que todos los que hemos, por misericordia de Dios, ido avanzando en este Camino, en su reino; estaremos de acuerdo que su palabras siempre se cumple, si o si. ¿No es verdad?

¿Por que, a veces, no avanzamos como queremos en el reino de Dios?

Tú ya lo sabes, por nuestra falta de humildad, por creer erradamente que sabemos las cosas que aún no entendemos; por eso el Señor nos debe derribar en nuestras fortalezas, para que entonces podamos tomar de lo nuevo que viene de él; mientras más resistencia oponemos más doloroso es el proceso de derribar... para poder tomar lo nuevo y eterno...

Recuerda el consejo de Jesús, sed mansos y humildes de corazón, y el yugo se torna fácil y ligera la carga...

En el Reino de Dios, todos partimos de cero (0); no hay nadie que lleve ventaja; sólo los niños. Mira que justo es Dios para con todos los hombres; no hay ninguno que tenga camino ganado antes de nacer de nuevo; todos debemos partir del comienzo en esta maravillosa carrera. Los que en un principio creíamos que teníamos méritos y cualidades útiles para Dios; con el correr de los años hemos experimentado que nacer de nuevo, significa precisamente eso NACER DE NUEVO; es decir, todas las cosas parten de cero. Mientras antes nos ponemos humildes en sus manos, más rápido avanzamos en este Camino.

Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. (1Co 3:18)

Cuando nos creemos sabios en nuestra propia opinión, sólo nos engañamos; debemos reconocer desde un comienzo nuestra completa ignorancia en las cosas de Dios, y así llegaremos a ser sabios para con Dios.

Todo nuestro conocimiento y sabiduría adquirido del mundo, ya sea ciencia, teología, filosofía, psicología, ingeniería, medicina, etc. etc. Todo debe ser puesto a los pies del Maestro, del creador de TODAS LAS COSAS. El nos enseñará de nuevo todas las cosas; ¡eh aquí él hace todas las cosas nuevas! ¿Te quedaras con las viejas y a punto de desaparecer?

Tu eliges...lo pones en práctica, y veras que es verdad...

Por lo demás, ejemplo tenemos, y demostración del resultado de ello; si lees lo siguiente, veras el camino que debemos tomar:

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Fil 2:5-11)
Fíjate como Cristo siendo el resplandor mismo de la gloria de Dios, se despojó de esa posición, haciéndose hombre, y como hombre siervo, se HUMILLO a sí mismo obedeciendo hasta la muerte, y ¡muerte de cruz!. Se entregó por completo, y no se consideró a sí mismo. Por lo cual, es decir, por lo anterior: Dios lo exaltó hasta lo sumo, hasta en nivel más alto que existe; fíjate como él esperó el reconocimiento de Dios y no de los hombres; y Dios una vez probado lo llevó al extremo más alto de la creación; le dio nombre sobre todo nombre, para que en su nombre toda rodilla se doble, sea en el cielo, la tierra y debajo de la tierra, es decir, en todo lugar. Y todo esto para gloria de Dios Padre.
Haya en nosotros este mismo sentir, es decir, entender, considerar, opinión, disposición, pensamiento, obediencia, hacer caso, poner cuidado, poner la mira, etc.

Esta es una clave en el Reino de Dios; muchos hoy hablan del Reino de Dios; pero aún no encuentran ni la puerta...
Un abrazo; y la gloria sea para nuestro Dios Padre y Señor.

Rodrigo

viernes, 1 de agosto de 2008

Ministros competentes


Y para estas cosas ¿quién está capacitado?

Pues no somos como muchos, que comercian con la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios y delante de Dios hablamos en Cristo.
(2Co 2:16-17)

Si miramos el texto anterior veremos la siguiente pregunta: Y para estas cosas ¿quién está capacitado?

¿Quien está capacitado como ministro (siervo) de Cristo?

Antes, sólo debemos entender que es Dios quien nos da la capacitación (no son las instituciones humanas); ya que si tú quieres ser ministro de estado, el que debe aprobarte es el presidente del estado del cual quieres ser ministro; lo mismo en el Reino de Dios; es el Señor nuestro Dios, el que capacita, da suficiencia y aprueba a sus servidores; y no los hombres (incluyendonos). ¿Comprendes?

Y esta confianza tenemos hacia Dios por medio de Cristo: no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios, el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida. (2Co 3:4-6)
Para un servicio eficaz, es decir, un ministerio de Dios, podemos ver los siguientes aspectos, tomados de 2Cor 2:17, veremos cinco requisitos de un verdadero ministro de Dios.


Pues no somos como muchos, que comercian con la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios y delante de Dios hablamos en Cristo. (2Co 2:17)

1º Verdadera motivación: Los ministerios parten del corazón, desde dentro del hombre hacia afuera; lo primero que Dios trata es nuestro corazón; por eso los falsos ministros de Dios, no sirven a Dios, sino que comercian con el evangelio. Dios parte del corazón del hombre; poniendo un corazón conforme a su corazón; y segundo, poniendo en el hombre el anhelo sincero de servir a Dios y a los hermanos. Ese es el principio de un ministerio, la verdadera motivación; si es servir a Dios, o por el contrario, las riquezas y la gloria personal.

2º Sinceridad: Dios nos enseña a ser sinceros, recuerden que el aborrece la hipocresía (de hecho dijo guardaos de la levadura de los Fariseos que es la hipocresía); ser servidor de Cristo no significa ser perfecto en uno mismo; sino significa ser claro y transparente, y no simular cosas que no son.

3º De parte de Dios: Lo tercero es tener un mensaje que comunicar, recuerden que los ministerios son de la palabra de Dios, hay que tener un mensaje que comunicar y ser fiel en la comunicación del mensaje (mucha veces por este mensaje te rechazarán, otras te oirán). Sin mensaje no hay ministerio; y todos tenemos algo dado por Dios que debemos comunicar al mundo y a los hermanos; sólo que debemos oírlo con atención.

4º Delante de Dios: Delante de Dios significa en fe, y ante su presencia con temor del Omnipotente; no como delante de los hombres solamente, sino delante de Dios, que nadie lo puede engañar...

5º Hablamos en Cristo: En Cristo es el verdadero lugar de permanencia del creyente; en ese lugar Dios provee de la gracia; recuerden que debemos esforzarnos en la gracia que en EN Cristo Jesús. Fuera de él, quedamos desprovistos de la gracia (ver artículo Las dos leyes...). Un ministerio, o hablar en el Espíritu sólo lo logramos en El. (Ver Hablemos en Cristo).

Lo anterior contesta la pregunta: ¿quién está capacitado?

Dios nos quiere a todos capacitados…

Un abrazo a todos; y pidamos a nuestro Padre y Señor; para que nos llene de espíritu de sabiduría y revelación en lo que El nos promete. Amen.


Rodrigo

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