Mis queridos amigos y lectores, hoy les quiero compartir el
mensaje, Tres “Heme aquí” que hayamos en la Biblia, en ello podremos encontrar una edificadora enseñanza de nuestros padres de la fe (como es del
caso de Abraham) que no debemos dejar de aprovechar.
Heme aquí, es la palabra en hebreo הנה
אני (HINÉNI); y es con estas palabras
que Abraham respondió a Dios, cuando Este le llamaba en su gran prueba de fe, veámoslo:
Aconteció después de estas cosas que Dios probó a
Abraham, y le dijo: ¡Abraham! Él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora a tu hijo, tú único, a Isaac, a quien
amas, y ve a tierra de Moriah, y tú
mismo sacrifícalo allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré. Y
Abraham se levantó temprano por la mañana, enalbardó su asno y tomó consigo a
dos de sus mozos y a su hijo Isaac. Luego cortó troncos para el holocausto, se
levantó, y se fue al lugar que le había dicho Dios. (Génesis 22:1-3)
En el texto anterior, vemos como Abraham después de escuchar
la orden de Dios, y después de decir, Heme aquí, se levantó muy temprano de mañana, para
obedecer el llamado de Dios.
La traducción de HINÉNI (הנה אני) sería: heme aquí ó aquí estoy; es
como decir, ¡aquí estoy atento escuchando y presto a obedecer sus órdenes mi Señor!
Indica un estado de atención plena, a lo que se va a decir, para obedecerlo prontamente.
Con estas palabras vemos como los grandes hombres de Dios como Abraham, Israel,
Moisés, Samuel, Isaías, María respondieron a Dios, como lo hizo también el
mismo Señor Jesucristo, su Hijo Unigénito.
Citaré 7 ejemplos de la Biblia, que debemos imitar, donde vemos estos grandes de Dios, y sus respuestas a El:
ABRAHAM: Pero el ángel
del Señor lo llamó desde los cielos, y
le dijo: ¡Abraham! ¡Abraham! Y él dijo: ¡Heme
aquí! (Génesis 22:11)
JACOB: Y el ángel de
Dios me dijo en el sueño: Jacob. Y yo dije: Heme aquí. (Génesis 31:11)
MOISES: Vio el Señor que
se desviaba para observar, y Dios lo llamó de en medio de la zarza, y le dijo:
¡Moisés! ¡Moisés! Y él respondió: ¡Heme
aquí! (Éxodo 3:4)
SAMUEL: El Señor llamó a Samuel, y él respondió: ¡Heme aquí!
(1 Samuel 3:4)
ISAIAS: Entonces oí la
voz de Adonay que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y dije: ¡Heme aquí, envíame a mí! (Isaías
6:8)
MARIA: Entonces María
dijo: He aquí la sierva del Señor;
hágase á mí conforme á tu palabra. Y el ángel partió de ella. (Lucas
1:38)
CRISTO: Entonces dijo: Heme aquí para que haga, oh Dios, tu
voluntad. Quita lo primero, para establecer lo postrero. (Hebreos
10:9)
Claramente en los 7 ejemplos anteriores, vemos como estos hombres de Dios (cuando digo hombres, como lo pueden notar, no descarto las mujeres, pues somos uno para Dios), responden con un profundo y reverente Heme aquí.
Hasta aquí, hemos hablado del PRIMER Heme aquí (HINENI), que es como debemos nosotros responderle a Dios,
cuando nos llama; atentos a su mensaje y listo para obedecer sus palabras.
Vimos como hasta el mismo Señor Jesucristo respondió de esa manera a su Padre; y de
la misma forma 6 ejemplos de grandes hombres de la fe, lo hicieron. Hoy tenemos la oportunidad de seguir
sus pisadas, al responder de similar forma a nuestro Dios y Señor; cuando nos llame; cuando oigamos su voz. En resumen el primer Heme aquí, es de nosotros para con nuestro Dios.
El SEGUNDO Heme
aquí (HINENI), lo vemos en la forma que debemos comportarnos con nuestros
semejantes, prestos y listos para atender sus llamados y necesidades.
Veamos algunos ejemplos, como grandes de la fe, se dispusieron ante sus semejantes:
ABRAHAM: Entonces habló Isaac á Abraham su padre, y dijo: Padre
mío. Y él respondió: Heme aquí, mi
hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el
holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el
holocausto, hijo mío. E iban juntos. (Génesis 22:7-8)
Abraham atiende rápidamente la inquietud y solicitud de su
hijo camino al sacrificio; con esto demuestra su amor y como le explica que
Dios proveerá del cordero. Es muy preciosa esta expresión “e iban juntos”, la
Biblia al recalcar esto, nos muestra que no sólo iban juntos en forma física que
es algo muy obvio, sino que iban juntos en un mismo sentir, en una misma
misión, en un mismo propósito y en un mismo corazón.
JOSE: Y dijo Israel á José: Tus hermanos apacientan las ovejas
en Sichêm: ven, y te enviaré á ellos. Y él respondió: Heme aquí. (Génesis 37:13)
José ante la solicitud de su padre Jacob respondió Heme
aquí, luego de esta pronta respuesta y obediencia vemos que se desata en José
su travesía y odisea, hasta llegar a ser
segundo después de Faraón rey de Egipto y salvar al pueblo de Israel del hambre, y preservarlos multiplicándolos en Egipto.
SAMUEL: Llamando pues Eli á Samuel, díjole: Hijo mío, Samuel. Y
él respondió: Heme aquí. (1
Samuel 3:16)
Vemos como en sus inicios juveniles, el profeta Samuel se
somete y está presto a escuchar y obedecer a Elí, su mentor. Y llegó a ser Samuel fue un
gran profeta de Dios en Israel.
En los ejemplos anteriores, vemos la disposición que debemos
tener ante nuestros semejantes, ya sean estos puestos para guiarnos o a nosotros
como sus guías; debemos tener la misma disposición de corazón de un “Heme aquí” ante sus solicitudes.
A lo mejor estas pensando lo mismo que yo; si cumplimos la
ley, es decir, primero amar a Dios sobre todas las cosas, cumpliremos fácilmente el
primer Heme aquí para con Dios; y si cumplimos el segundo de amar a nuestro prójimo como a nosotros
mismos, cumpliremos el segundo Heme aquí, también con facilidad, pues estaremos dispuesto a obedecerles por su bien.
Vemos que en la perfección de la ley de Dios en nuestros
corazones, que es el propósito del Nuevo
Pacto, el escribir la ley de Dios en nuestras mentes y corazones, cumplimos fácilmente estos dos Heme Aquí, para con Dios y para con nuestros hermanos y cercanos.
Este es el pacto que haré con ellos: Después de aquellos
días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las
escribiré; (Hebreos 10:16)
Mis estimadísimos amigos y lectores, creo que aquí estamos llegado al Heme aquí más importante de todos; y es cuando el mismo Dios y Señor
nos dice Heme aquí a nosotros, es decir, cuando nos contesta Heme aquí a nuestras solicitudes y oraciones.
Luego de los dos Heme aquí anteriores, nosotros respondiendo
a nuestro Dios y Señor, y respondiendo a nuestro prójimo de la misma manera;
viene el poder de Dios en nuestras oraciones, efectividad total en el poder de
Dios. ¿Cómo?
El TERCER Heme
aquí, es cuando Dios nos responde de esa manera a nosotros; es decir, El se pone presto en atención y listo para actuar ante nuestras palabras, ¿No es algo tremendo? ¡Dios con una atención máxima a escucharnos y actuar a nuestro favor!, Parece increíble ¿no?. Pues no lo es, veamos cuando es que ocurre de esa manera, cuando Dios nos dice o nos dirá Heme aquí a nuestras solicitudes y oraciones. Lo podemos ver explicado en el capitulo 58 del libro de Isaías; Isaias nos muestra la forma de conseguirlo, es la respuesta de Dios que
debemos buscar y procurar, para todas nuestras oraciones y solicitudes:
Isaías 58:1-14 ¡Clama a voz en cuello, no te detengas, Alza
tu voz como una trompeta! ¡Denuncia a mi pueblo su rebelión, A la casa de Jacob
sus pecados! (2) Que me buscan de día en día, Y muestran
deseos de conocer mis caminos, Como un pueblo que practicara la justicia, Y que
no abandonara la Ley de su Dios. Me piden las ordenanzas de justicia, Se
complacen en la cercanía de Dios.
(3) Decís: ¿Para qué ayunar, si
no haces caso? ¿Afligir nuestra alma, si no te enteras? Pero he aquí, el día de
ayuno buscáis vuestro interés, Y apremiáis todos vuestros trabajos. (4) He
aquí, para contiendas y debates ayunáis, Para herir con puño inicuamente. No
ayunéis como ahora, Si queréis que vuestra voz sea oída en lo alto. (5)
¿Es tal el ayuno que Yo escogí, Que de día aflija el hombre su alma, Que
mueva la cabeza como un junco, Y se acueste sobre saco y ceniza? ¿Llamaréis a
eso ayuno, Día agradable al SEÑOR?
(6) ¿No es más bien el ayuno que
Yo escogí, Desatar las ligaduras de maldad, Soltar las cargas de opresión, Y
dejar ir libres a los quebrantados, Y que rompáis todo yugo? (7)
¿No es que partas tu pan con el hambriento, Y a los pobres errantes
albergues en casa; Que cuando veas al desnudo, lo cubras, Y no te escondas de
tu hermano? (8) Entonces nacerá tu luz como el alba, Y tu
salvación se dejará ver pronto, Tu justicia irá delante de ti, Y la gloria del
SEÑOR será tu retaguardia. (9) Entonces invocarás, y al SEÑOR responderá;
Suplicarás, y Él dirá: ¡Heme aquí!
Si quitas en medio de ti la opresión, El dedo amenazador y las palabras
arrogantes; (10) Si de tu alma sacas para el hambriento, Y
sacias al alma afligida, En las tinieblas nacerá tu luz, Y tu oscuridad será
como el mediodía. (11) El SEÑOR te pastoreará siempre, Y en las
sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado;
Un manantial cuyas aguas nunca faltan,
(12) Los tuyos reedificarán las
ruinas antiguas, Volverás a levantar los cimientos de muchas generaciones, Y
serás llamado reparador de brechas, Restaurador de senderos para
descansar. (13) Si detienes tus pies en el sábado, Para no
hacer lo que te plazca en mi día santo, Si llamas al sábado tu delicia, Santo,
glorioso del SEÑOR, y lo honras, No yendo en tus propios caminos, Ni buscando
tus propios placeres, Ni hablando de tus propios asuntos, (14)
Entonces el SEÑOR será tu delicia; Te haré subir sobre las alturas de la
tierra, Y te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob, Porque lo habló la
boca del SEÑOR.
Vemos que cuando amamos
sinceramente a Dios y a nuestro prójimo, vemos también que seremos rápidos en
decirles Heme aquí; y tras ello es nuestro mismo Señor que cuando le oremos nos
dirá Heme aquí; es decir, aquí estoy, dirá el SEÑOR, atento a escuchar y obedecer
tu llamado.
¡¿NO ES TREMENDO LO QUE ESTAMOS
DICIENDO?! Dios mismo estará presto a oír y obedecer nuestras oraciones; con un
tremendo ¡Heme aquí!!!
Lo que estamos expresando es algo
tremendo, y debemos guardarlo en nuestros corazones, pues es algo muy
importante y glorioso, es algo que vale la pena seguir y alcanzar con todo
nuestra alma, fuerzas, mente y corazón; alcanzar tal poder y amor, con nuestro
Dios juntos como hermanos; extendernos de tal manera de alcanzar el ¡HEME AQUI, de DIOS!!! A nuestros llamados.
Entonces, si todo lo anterior es
tan impactantemente bello, poderoso y glorioso; ¿Cuál es la dificultad que
tenemos?
Lo que debemos rechazar es el pecado, que nos separa de nuestro Dios...
Vámonos al primer libro de la
Biblia, al libro de Génesis, al tercer capítulo y en el leemos:
Y oyeron la voz del SEÑOR Dios que se
paseaba en el huerto al aire del día; y se escondió el hombre y su mujer de
delante del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto. Y llamó el SEÑOR Dios al
hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y
tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. (Génesis 3:8-10)
Adam, al oír la voz del SEÑOR
Dios; no respondió con un Heme aquí; sino que se escondió; y a Su llamado, sólo
obtuvo una explicación a su ocultamiento de El.
Vemos como el hombre después de pecar, ya no está dispuesto a oír a Dios
rápidamente y exponerse a Sus órdenes; sino que al oír Su voz se esconde; y a Su
llamado especifico, antes que el arrepentimiento por su pecado Adam, da una explicación para
justificarse. Lejos de un Heme Aquí, estuvo la respuesta de Adam.
Lo anterior nos muestra que es el
pecado, el estorbo que nos dificulta los Heme aquí que deseamos tener en
nuestra vidas; y es el pecado, lo que debemos vencer en Cristo, para restaurar
completamente nuestra relación con Dios y nuestros semejantes. Para que ante la
voz de Dios, digamos Heme aquí, y ante el clamor de nuestros cercanos, podamos
decir Heme aquí; y así obtener el gran HEME AQUI que viene del mismísimo DIOS
y SEÑOR ante nuestro llamado. Amén.
El que hace pecado, es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para que deshaga las obras del diablo. (1 Juan 3:8)
Un saludo a todos, me gustaría invitarlos a leer el siguiente mensaje: