domingo, 31 de agosto de 2014

No salves al viejo

Con este título “No salves al viejo” les comparto este nuevo mensaje el día de hoy; a lo mejor, les parecerá un poco extraño y extravagante el titulo que le he puesto, pero creo que es el más apropiado que puede encontrar, a lo que les voy a compartir.

Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 1Co 15:22 

En el evangelio se explica que sólo existen dos posiciones o estados para el hombre (no hay otros); el primero es EN ADAN, y el segundo es EN CRISTO. No hay otra posición en la que podamos estar, o estamos en Adán o estamos en Cristo. Adán representa al hombre natural, y Cristo representa al hombre espiritual; Adán representa al hombre terrenal, y Cristo representa al hombre celestial; el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán (Cristo), espíritu vivificante.

Cuando nacimos en la carne, nacimos del linaje de Adán; cuando nacimos del Espíritu nacimos del linaje de Cristo. Los que hemos nacido de nuevo, tenemos la posibilidad de permanecer en Cristo, quienes sólo han nacido de Adán aún (hombre natural), no pueden estar en Cristo aún; posición que sólo la alcanzamos por la fe en él.

Así es como en Adán hay una historia que se repite miles de millones de veces, y se seguirá repitiendo; los hombres nacen y todos mueren. No hay otra posibilidad, la muerte entró al mundo por un hombre, Adán el hombre natural (nuestro antepasado) quien pecó y cayó; y luego todos pecamos.

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Rom 5:12 

Así también, hay una historia que se repite y repetirá muchas veces; en Cristo, todos serán vivificados; ya la muerte no tiene dominio sobre nosotros, en él.

Esta es la historia de sólo dos hombres que viven y coexisten en nosotros; Adán (quien ya está muerto para con Dios); y Cristo quien está vivo en nosotros y para Dios (y vive por los siglos de los siglos, amén).

Cristo vino en semejanza de carne de Adán (pero sin pecado); para que por medio de la muerte, condenara el pecado en la carne

… Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;  Rom 8:3 

Condenó al pecado en la carne; es decir, el pecado sólo tiene dominio en la carne; y si la carne muere; ya no tiene dominio de nosotros en Cristo; es más el pecado murió en ella (la carne).

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. Col 1:21 -23

Dice, si en verdad permanecemos fundados y firmes en la fe, sin movernos de la esperanza del evangelio (note que esta es la condición exigida): nos ha reconciliado con Dios en su cuerpo de carne, por medio de la muerte (note que no dice su muerte, sino dice la muerte), para presentarnos santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; y ya no ser más enemigos de Dios en nuestras mentes y hechos.

No salvemos al viejo hombre (Adán), no salvemos a quien Dios condenó; dice el evangelio que ya morimos; así es, por extraño que te parezca:

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Col 3:3 
Con Cristo fuimos juntamente crucificados, esa es una realidad para el viejo hombre en nosotros (Adán):

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gal 2:20 

Con Cristo estamos juntamente crucificados, todos aquellos que somos de él; no es algo que sólo le sucedió a Cristo; sino que también a nosotros en él, tenemos esa relación con nuestra carne; es decir, crucificada con Cristo. Para que en él, participemos de todo lo que en él es y tiene; unidos en Cristo; el nuevo hombre.

Hoy hay un error muy recurrente en el evangelio que se predica comúnmente, pues ponen a Cristo sólo en la cruz (sin nosotros), olvidando que nosotros también estamos con él en esa cruz; si queremos participar de su plenitud, debemos participar de su muerte (nada podemos separados de él). Ese error en el evangelio que se predica hoy, hace que muchos cristianos, nunca vean que su vida en Adán ya murió, y fue condenada en la cruz con Cristo; y siguen tratando de salvarla para sí mismos y el mundo; haciendo caso a sus mentes naturales; y no entendiendo la mente de Cristo. Estamos muertos al pecado, muertos al mudo y muertos a la ley; pero estamos vivos para Dios.

En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? Rom_6:2 

Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Rom_6:7 

Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Rom_6:11 

Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Gal 6:14 

Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques  (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Col 2:20-22 

Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Rom_7:4 

Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. Rom_7:6 

Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Gal_2:19 

Fíjate que primero es la muerte, luego la vida para con Dios; si no hay muerte; no hay vida.

El error en el evangelio que se predica hoy, hace que los hermanos tengan una fe deficiente, es decir, creyendo o ignorando un hecho esencial en ellos (que se predicaba en el evangelio de los apóstoles), cuando han nacido de nuevo; su viejo hombre ya ha sido crucificado. ¿Y cómo seguirán tratando de salvar lo que ya fue condenado y muerto?; el evangelio es poder de Dios (dice la Biblia), pero ese poder no se puede manifestar en nosotros, si primero no oímos el verdadero evangelio, sin omisiones o errores; sin conocer lo que ocurrió en esa cruz y como es nuestra posición para con la carne, el mundo, Satanás y la ley.

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Rom_1:16 

Este punto es esencial del verdadero evangelio, de que así como participamos de su vida; debemos antes participar de su muerte.

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;  sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Rom 6:3-6

Muchos ponen a Cristo sólo en la cruz (sin nosotros), pero en él todos fuimos ya crucificados. Y en creer y entender esto, tendremos el poder de Dios en nosotros, para andar en una vida nueva; ya no dominada por el pecado en la carne, ya no dominada por los engaños e ilusiones del mundo, ya donde el enemigo no tiene poder; y donde la ley ya no nos puede condenar; porque ya lo hizo y morimos con Cristo.

Hay dos estorbos importantes para los creyentes que les impiden dar frutos (ver parábola del sembrador); uno son las piedras y otro los espinos. Estos estorbos, sólo pueden ser quitados en la cruz, es decir, si no entendemos que ya fuimos muertos con Cristo; siempre estas piedras (pecado) y espinos (mundo); nos causarán problemas, para tener la tierra (corazón) limpia para con Dios; y así dar mucho fruto, para el Padre.

No salvemos al viejo hombre, a quién Dios ya condenó; cuando tratamos de salvar nuestra vieja vida en este mundo, la perdemos. Pero, cuando por causa del evangelio (entendiendo que ya fuimos muertos) la perdemos (perdemos el viejo hombre),  la salvamos. No hay otra forma de seguir a Cristo, a los lugares celestiales.

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Mar_8:35

Cuál es el viejo hombre (Adán), Nicodemo nos da la respuesta:

Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Juan 3:4 

Acá vemos, que el viejo hombre; quien no puede ni ver, ni entrar al reino de los cielos. Por eso es necesario nacer de nuevo; donde nace el nuevo hombre en nosotros del Espíritu; y es quien puede entrar acá en el reino de los cielos.

Debemos saber que ese viejo hombre ya fue crucificado, y de esa forma debemos conducirnos, entendiéndolo:

…sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Rom 6:6 

Despojándonos de esa antigua naturaleza, la cual está viciada (y ya no tiene arreglo), cuyos deseos son errados; obviando este viejo hombre, nos conducimos en el Espíritu renovando nuestra mente (un nuevo entendimiento es necesario), vestidos del nuevo hombre, es decir, nuestras obras deben ser inspiradas y sustentadas por el nuevo hombre (eso es el vestido, nuestras obras); que es creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,  y renovaos en el espíritu de vuestra mente,  y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Efesios 4:22 -24

Nos revestimos del nuevo hombre, ya no con obras malas, sino con obras conforme a la imagen de quien lo creó (eso es el vestido, las obras de justicia y santidad); las cuales se alcanzan en Cristo, en la medida que somos renovados hasta el conocimiento pleno. Note usted que el hombre nuevo, es un hombre interior, nació en nuestro interior, pero debemos revestirnos de él por el exterior, es decir, permitir que sus obras salgan a nuestro exterior, eso es la vestimenta. Y no vestidos del viejo hombre con sus hechos enemigos de Dios.

No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,  y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,  donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Col 3:9 -11
El hombre interior, es el nuevo hombre, lo vemos porque se deleita en la ley de Dios:

Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; Rom 7:22 

Día a día en nuestra carrera en Cristo, nuestro viejo hombre se va desgastando y el nuevo se renueva.

Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 2Co 4:16 

No salves al viejo hombre, que en tu vida gobierne tu nuevo hombre; que ha nacido del agua y el Espíritu; este nuevo hombre debe guiar tu vida; y debes entender que tu vieja naturaleza ya fue crucificada con Cristo, y está muerta para Dios; cuando tratamos de salvar nuestra vida, la perdemos, CUANDO LA DAMOS POR MUERTA (que es la verdad), LA SALVAMOS. Sólo así obtenemos libertad de nuestra carne, que es la que nos atrapa por el pecado.

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Juan 8:34 

Cuando realmente creemos que estamos muertos con Cristo; realmente empezamos a ser libres del pecado, del mundo y del enemigo. No es sino por el evangelio correcto, que se manifiesta el poder de Dios en los creyentes para salvación, si estos lo creen.


¿CREES REALMENTE QUE ESTAS MUERTO CON CRISTO EN LA CRUZ?

Ve como actúas, y mira tus preferencias y aspiraciones; tus temores y sueños, tus anhelos acá en la tierra; ¿que es lo que te motiva y mueve...?

Cuanto lo crees, se manifiesta en tus obras; son las obras de tu fe, ellas manifiestan tu verdadera fe; ya que la fe sin obras, está muerta; y la fe se muestra por las obras.

Primero, no podemos creer que estamos muertos, si quienes nos predican el evangelio no lo dicen (por ignorancia o omisión); luego si nos lo dicen, está en nosotros oír y creer. En esto está la puerta del reino de Dios, en el nuevo hombre; quien debe ser el conductor de nuestra vida en Cristo; pero si no queremos perder el viejo; quien no puede ni ver, ni entrar en el reino de Dios, que está acá entre nosotros; perdemos la oportunidad.

La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado; pero sólo la cruz nos libra del pecado; y nos posibilita a seguir al Maestro a donde quiera que vaya. Amén.

NO SALVES LO QUE DIOS YA DIO POR MUERTO, NO SACARAS NI UN SOLO FRUTO DE ELLO, PERDERÁS TU TRABAJO. Será como quien edificó en la arena, todo ese esfuerzo será vano, obedezcamos las palabras del Señor que nos enseñan el verdadero evangelio.

Publicidad