domingo, 25 de diciembre de 2011

La fe, como un grano de mostaza

La fe; mucho se habla de ella, muchos la usan para justificar sus actos, a muchas creencias se les llama fe; pero ¿Qué es la fe?; ¿todo lo que creemos es fe de verdad?, ¿Cuándo tiene poder?, ¿Cómo la llegamos a poseer?, ¿Cómo la aumentamos?, etc. hay muchas preguntas, que espero en un poquitito, poder apuntar:

Por favor, lean lo siguiente que enseñó Jesús:

Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera (al demonio)? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno. (Mat 17:19-21)

Jesús nos enseño que si tenemos fe como un grano de mostaza, NADA NOS SERA IMPOSIBLE. ¿No es tremenda la afirmación? Creo que no hay poder humano que se le pueda comparar, a hacer que NADA SE VUELVA IMPOSIBLE. Creo que vale la pena descubrir un poco más, ¿Qué es realmente la fe?; a lo mejor, lo que hoy entendemos por fe, no es la fe que Jesús hablaba y se refería. Sólo quienes han movido montes, conocen en alguna medida, la verdadera FE.

Cuando Jesús compara la fe, lo hace con una semilla de mostaza; ¿Y por qué no lo hace con un grano de arena, que a lo mejor, es del mismo tamaño? Pero no fue así, lo comparó con un grano de mostaza; y a diferencia de un grano de arena, que puede tener un tamaño similar; tiene algunas diferencias que Jesús quiere mostrar (sólo a los que les interesa el tema, por supuesto).

Primero que nada, un grano de mostaza es una semilla, y como toda semilla tiene un vida potencial en ella; tiene el poder de crecer y desarrollarse, y llegar a un arbusto (o árbol) completo. En cambio, un grano de arena; no tiene potencial en sí mismo, no tiene vida. Esta diferencia, nos habla que la fe, tiene al igual que las semillas, un potencial en su interior, tiene vida.

Segundo; el grano de mostaza; Jesús lo usa en otras oportunidades para referirse al reino de los cielos; y en esta ocasión al relacionarlo con la fe; nos está diciendo; ojo, la fe es la que nos mueve a su reino (o hace venir su reino). Veamos algunos ejemplos:

Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas. (Mat 13:31-32)

Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra. (Mar 4:30-32)

Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas. Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? (Luc 13:18-20)

Podemos concluir, que la fe verdadera, no sólo tiene vida en sí misma (no es inerte) y el potencial de desarrollarse; sino que también es el medio del desarrollo del reino de Dios, en nuestros campos, es decir, en nosotros.

A lo mejor, lo que he dicho hasta ahora, no es un gran descubrimiento; para algunos puede que no lo sea; pero sigamos adelante (hay más):

Jesús dice: “que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará”. Yo les pregunto: ¿Cuántos montes han visto moverse por medio de la fe? A lo mejor, muchos cristianos están un poco frustrados, ya que no hay (que yo sepa, si me equivoco me corrigen) registros científicos, ni históricos de montes que se hayan desplazado por medio de la fe, me parece que no los hay (a lo mejor me equivoco, y lo más probable es que si los haya; pero supongamos que no es lo común ver montes que se mueven). Y nos frustramos, pues decimos; uf que nos falta tanto…(recuerden que el Señor, siempre habló en parábolas, para que los de afuera, no entiendan).

Muchas veces tomamos en forma tan literal la Biblia, y otras veces somos tan espirituales; cuando Jesús habla de mover montes; está hablando no sólo del poder de mover un monte físico (que obviamente la fe tiene ese poder); sino que el monte más impresionante que mueve la fe, es el reino de Dios, el reino de nuestro Señor en la Biblia muchas veces, se compara a un monte (esa tarea de buscarlo la dejo para ustedes). Los montes que movemos por medio de la fe, es el reino de Dios, es a Dios mismo, que podemos mover, por medio de la fe.

Y entonces, ¿cómo se diría, si entendemos bien, lo que Jesús nos dijo?: “si tuviereis una fe aunque muy pequeña proveniente del reino de los cielos (Dios), habrá poder en ti, de mover el reino de los cielos, y nada os será imposible”. ¿Tremendo No? ; ¿y por que nada nos será imposible? Porque para Dios nada es IMPOSIBLE; y el reino de los cielos, es decir, para el reino de nuestro Padre; no hay límites, como los hay para los hombres. Ese si es un verdadero monte, no como los montes que vemos de roca y tierra; sino el monte de su reino. Si le creemos, movemos su reino; movemos a Dios mismo. ¿No es tremendo?

Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. (Mat 19:26)

No se frustren queridos hermanos, muchos montes se han movido por los siglos por medio de la fe; el reino de Dios se ha movido; y se seguirá moviendo hasta que se cumpla en los que lo esperan, que venga a nosotros su reino, completamente su reino. A lo mejor, montes físicos no hemos visto muchos o ninguno, pero los veremos si son necesarios mover, por el poder de Dios. Pero el monte más importante que se mueve por medio del que cree, es el reino de Dios, y en esto si que hay poder, y literalmente, nada es imposible, absolutamente NADA.

Bueno, hasta ahora hemos descubierto algunas cosas, que para los sabios y entendido no deben ser nuevas, por supuesto que ya lo sabían; es obvio, ¡si ya lo saben todo!, ¡ojala no sólo lo sepan, sino que lo crean! Sigamos entonces, con aquellos que si les interesa aprender, y como consecuencia, que haya un cambio en sus vidas (por el poder de Dios), no se conforman a lo presente, sino que dejan lo que no vale, por lo valedero y eterno.

Hasta acá, sabemos que la fe es viva como una semilla, tiene la naturaleza de formar en nosotros el reino de Dios; y por último, mueve el reino de Dios, es decir, a Dios mismo, y con tal poder, que nada se nos vuelve imposible. Absolutamente NADA, que impida el propósito de Dios en nosotros, SI CREEMOS.

La pregunta que todos se hacen, o deberían hacer es la siguiente:

¿Y cómo obtenemos y aumentamos esa fe, tan poderosísima?

Bueno, la respuesta no se puede dar sin antes, ver muy claramente, que es la fe; de donde proviene la fe y como se obtiene en principio. Antes de obtener y abundar en esa fe poderosa, creo que es prioritario saber que es, su fuente y medio (ojo, no todo lo que el hombre llama fe, es verdadera fe en el sentido de poder de Dios en nosotros, muchas son creencias de origen humano, sin poder sobrenatural).

Como comentario reforzando lo anterior, no todo lo que el hombre llama fe, es realmente la fe que habla Jesús (y la que la Biblia menciona); no todas las creencias de los hombres aunque estos sean muy creyentes, son realmente fe (por lo menos la fe que nos interesa, la Bíblica); puede ser fe desde un punto de vista humano, porque se cree en algo no visto, pero la fe verdadera, tiene una diferencia fundamental, TIENE PODER. Explico esto, porque muchos hermanos muchas veces ponen fe a ciertas cosas, y la verdad es que después se frustran, por no ocurre lo que ellos creyeron, no ven resultados o los resultados que ven no cuadran con su fe. Plop.

Para todos los que nos ha ocurrido en más de alguna oportunidad lo anterior (esto es sólo para seres humanos reales, los súper héroes no necesitan de esto; los sabios en sus propias opiniones, saben cosas mucho mejores…), me refiero, a que cuando creemos algo y no ocurre, o ocurre una contradicción. La razón pueden ser la siguientes: Lo que creímos no era fe verdadera, lo que vimos como resultado a lo mejor no lo entendimos, o si no ha ocurrido nada aún, también puede ser que el tiempo que no ha llegado. Pero muchas veces, los cristianos se ven enfrentados a un fracaso de su fe, y es por no tener la fe que habla Jesús y toda la Biblia, la fe verdadera. En cambio en otras ocasiones, si hemos visto cosas increíbles, movidas por la fe.

Haré un análisis del origen de la fe, para que entendamos su proceso y podamos entender su naturaleza, origen y como obtenerla; después de todo esto veremos cómo aumentarla.

Un paréntesis: No me gusta citar la Biblia en algunas oportunidades, y esta es una de ellas. En la mayoría de los casos cito la Biblia para justificar mis afirmaciones, para que no piensen que me arranco con cosas extrañas y teorías personales, pero en esta oportunidad, no me gusta. ¿Y por qué preguntarán? Porque muchas veces que citó un verso, los que lo han leído, sus mentes les dice “esto tú ya lo sabes”; y pasa que no ven más de lo que creen saber; es decir, su fe humana no cambia (porque son sabios en sus propias opiniones, su fe carnal les vela la verdadera fe); y no hay lugar para la verdadera fe. Porque ya lo saben, eso lo han leído, y como lo “comprenden” como para una prueba de teología, piensan que eso ya lo alcanzaron, y no entienden que no están ni cerca aún de esa fe (los sabios y entendidos que Jesús decía que Dios oculta las cosas, no necesariamente son grandes estudiosos de la Sagradas Escrituras como solemos imaginar, muchas veces son las personas más corrientes e ignorantes que podemos encontrar, pero son sabios en sus propias opiniones, que nada nuevo les entra; en otras oportunidades pueden ser sabios de renombre).

Por lo anterior, te diré, sin citar aún nada que la fe viene de oír. El que no oye, no puede tener fe; primero hay que oír. Y el oír viene de la palabra de Dios. Recuerda que la palabra de Dios no es la Biblia, muchos al confundir la palabra de Dios con la Biblia, creen que cuando leyeron la Biblia ya tienen fe, eso no necesariamente es así. La palabra de Dios, es todo lo que Dios te HA DICHO PERSONALMENTE A TI. Ya sea por el medio que sea, lo que tú has oído de Dios para ti, establece si lo oyes y lo crees, la verdadera FE.

La fe verdadera viene de OIR la palabra de Dios (no necesariamente la Biblia, recuerda que Dios usa muchos medios); y cuando oímos y creemos lo que Dios nos dice; HAY PODER DE DIOS EN NOSOTROS PARA QUE OCURRA LO QUE EL NOS DIJO, NADA NOS ES IMPOSIBLE.

No puede existir fe verdadera en un hombre, a quien Dios no le haya hablado; es imposible; por eso lo prioritario es que Dios hable, nos hable. Luego nosotros oigamos lo que nos dice (por medio de su Espíritu habla, y oímos por medio de nuestro corazones); y una vez que oímos, debemos CREERLE lo que nos dijo; esa fe es la que vence, sobre todas las cosas; es poder de Dios en nosotros. Pero lo primero es que Dios nos hable; luego, escucharlo; luego, creer lo que nos dijo (no siempre es fácil, muchas veces va en contra de lo que esperamos oír).

Yendo un poco al paréntesis anterior, cuando Dios nos habla, no siempre le reconocemos, porque no siempre dice lo que nos resulta agradable oír; y cuando le reconocemos, no siempre es fácil creerle, ya que nos dice a veces, cosas que nos parecen IMPOSIBLES, ¿y cómo no?; ¿Cómo ocurrirían cosas imposibles, sin antes creerlas a Dios? Para que ocurran cosas que parecen imposibles, vemos que primero debe Dios decírnoslas, luego nosotros creerlas y luego ocurrirán. Sin esa secuencia lógica, imposible.

Voy a citar (aunque no me gusta hacerlo) lo siguiente: Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Rom 10:17)

La frase anterior, es tan cortita; pero si la meditas (y por favor hazlo, y por horas y días…); es tan tremenda; ¡cuántos sin sabores no evitaríamos; cuantas pérdidas de tiempo evitaríamos!, ¡Cuánto poder de Dios veríamos en nuestras vidas! Ya nuestro camino no consistiría tanto en lo exterior, sino en el interior; donde habita la Palabra.

La fuente de la fe es Dios mismo; por eso se dice que la fe es un don (regalo) de Dios; y para quienes reciben ese regalo, que es la Palabra de Dios, Dios les da la potestad de ser SUS HIJOS DIVINOS. La Palabra de Dios se hizo carne, habitó entre nosotros, y hoy habita en quienes la han recibido, quienes han OIDO Y CREIDO la PALABRA DE DIOS, no hay forma de que Dios habite en nosotros sin antes haberle CREIDO LO QUE NOS ANUNCIO.

La fe es divina, porque procede de Dios; y quienes oyen esa Palabra y la CREEN, obtienen la fe que VENCE AL MUNDO. La Biblia no es la Palabra de Dios, la Biblia da testimonio de la Palabra de Dios, la Biblia es correcta completamente; pero sin el Espíritu Santo, esa semilla de mostaza que ves en la Biblia, es una semilla SIN VIDA; solo el Espíritu vivifica, la letra no lo puede hacer. Si a la letra, le agregas el Espíritu de Dios; puedes oír y ver, su maravillosa PALABRA.

¿Y cómo obtenemos y aumentamos esa fe, tan poderosísima?

Hasta ahora, sólo quiero que entiendas y medites en la lógica de lo que te enseño; son misterios para el mundo, pero el Señor quiere que nosotros lo entendamos, para que avancemos en este Camino; no hay forma de avanzar ni un solo milímetro, sin fe. No son cosas que me puse a estudiar en un libro, ni por mucho leer la Biblia (ambas cosas no son descartables por sí mismas); son cosas que provienen del Maestro del Universo; de quien procede toda ciencia. Su Espíritu es el que me guía (alguno le puede parecer soberbia), pero si no fuera así, no tendría ningún valor lo que digo; y para que veas que si tiene valor, puedes ponerlo en práctica en tu vida, y verás los resultados. De eso se trata esto, de compartir lo que proviene de Dios, para bien de todos los creyentes; cada uno en lo suyo.

Bueno, para contestar la pregunta que tenemos formulada, (pregunta que busque por varios años su respuesta, y no hace mucho ya puedo compartir lo que veo), ¿Y cómo obtenemos y aumentamos esa fe, tan poderosísima? Ahora la respuesta es más sencilla, ahora las cosas no son tan complejas (siéndolas), aumentamos nuestra fe cuando:

Dios nos habla.

Le oímos.

Le creemos, lo que nos dijo.

No quiero establecer, los tres pasos de la fe poderosa (como para escribir un libro best seller), no lo quiero hacer; sólo lo dividí así, para hacerlo más fácil.

Si queremos obtener y aumentar nuestra fe (cosa que Dios si quiere que hagamos), tenemos por lógica lo siguiente:

Que Dios nos hable, y nos hablé más.

Que seamos buenos oidores, debemos ser adiestrados en oír (no hablar, mientras DIOS HABLA).

Debemos poner toda nuestra confianza en lo que la Palabra de Dios nos dice, creerle siempre, y no dependiendo de lo que nuestra mente natural dice.

¿Y cómo hacemos para que lo anterior ocurra?

Orando, Dios nos habla cuando le pedimos su Palabra; de hecho el Padre Nuestro que nos enseño Jesús, nos enseña a pedir el pan de cada día, y ese pan es la Palabra de Dios; debemos orar por esa palabra para que venga a nosotros todos los días (si todos los días); esa debe ser nuestra prioridad.

Debemos ser buenos oidores de Dios, de su Palabra (que ya pedimos); Palabra que en los que ya nacimos de nuevo, tenemos ya implantada en nosotros; pero debemos ser buenos oidores de ella; y para ello debemos buscar eliminar todo lo que nos distrae de la carne, que no nos haga escuchar su Palabra. Eliminar cualquier ruido, para poder oírlo.

Tenemos que creerle, sin endurecer nuestros corazones; independientemente de lo bien o mal que nos parezcan lo que escuchamos del Señor por medio de su Espíritu; debemos creerle siempre y no dudar (también tenemos la opción de endurecer el corazón y no escuchar, tendremos una gran pérdida de oportunidad).

Si volvemos a la cita del encabezado; Jesús les dijo a sus discípulos en recriminación de su poca fe, por lo cual no pudieron sacar a tal demonio; luego les enseño el remedio para aumentar la fe: Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

Mucho me demoré en entender esto (habrá algunos más avezados); pero a mí me costó mucho, y mucho tiempo; para aumentar la fe, la solución es la oración y el ayuno. ¿Cómo lo entiendo? La oración nos hace pedir a Dios su Palabra (cosa imprescindible para recibirla cada día); y el ayuno, es abstenerse de todo lo que proviene como deseos de la carne, antes de poner toda nuestra atención y disposición en oír su Palabra (pan del cielo para nuestra alma, antes que el pan de la tierra). ¿Ves como esto cuadra con lo anterior? Oración, para pedir su Palabra, y ayuno, para oír, su Palabra. El ayuno, no necesariamente es dejar de comer físicamente; sino que postergar lo que es añadidura en nuestra vida, por buscar el reino de los cielos; que prioricemos para nuestra alma, el pan del cielo, antes que el pan de la tierra.

Una última reflexión; lo quiero agregar, a pesar que veo, entiendo, creo y siento; que lo que he dicho es de suma importancia; no porque yo lo diga; no, porque el Señor nos lo enseña, y lo enseña para que lo pongamos por práctica, y nada nos sea imposible. El objetivo es el poder de Dios manifestado en el hombre para su completa y gloriosa salvación. Y la reflexión que agrego es la siguiente:

Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. (Juan 6:27-29)

Lo que acabo de citar es tremendo, es importantísimo comprender: El Señor nos dice que debemos TRABAJAR por la comida que a vida eterna permanece. ¿Y cuál es esa comida? La Palabra de Dios, es decir, Cristo y todo lo que el Señor nos dice y enseña. Por esa comida SI DEBEMOS TRABAJAR, esa es nuestra prioridad, de ese modo buscamos el reino de Dios y su justica, trabajando por él, buscándolo. El Señor nos enseña además, que nuestros esfuerzos no deben estar enfocados a la comida que perece; es decir, a lo que necesitamos en este mundo para sobrevivir; eso es la añadidura; y si lo ponemos por obra, creyéndolo; la obtendremos como añadidura, a la búsqueda de su reino. Debemos trabajar por la comida del cielo, ¿Y cómo? Con oración y ayuno; pidiendo y escuchando su Palabra.

Luego dice, “la cual el Hijo del Hombre os dará”; quien nos da la Palabra de Dios es Jesucristo, la palabra ya ha sido implantada en nosotros los que creemos, así que debemos oír cuando nos habla de nuestro interior (también lo puede hacer del exterior). Y para oírlo, pedirlo cada día; y para luego poner toda nuestra atención en lo que nos quiere decir y enseñar.

¿Y qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Creer en el que Dios a enviado, es decir, creer en su Palabra que nos ha sido dada; es decir, nuestro trabajo se traduce en CREER; y como ya lo sabes bien, para creer a la Palabra de Dios, que es Cristo; primero debemos pedirle que nos hable y enseñe, luego oírla sin interrumpir; para entonces creerla; es decir, ORACION Y AYUNO; ese en nuestra principal obra o trabajo.

Espero puedan ver la importancia de lo que les estoy diciendo; en el Padre y su Hijo, ruego para que así sea. Amén.

Que estén muy bien, en Cristo.


Si te interesa el tema, pues ver el siguiente mensaje del "Poder de Dios"

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