domingo, 1 de abril de 2012

¿Aflicciones?

Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. (Hechos 14:21-22)

Hoy te animo, si eres discípulo de Cristo, a que tengas ánimo y permanezcas en la fe; y en el mensaje que sigue, intentaré que puedas ver claramente algunos distintos tipos de aflicciones que deben ser pasadas por los discípulos de Cristo, y aquellas aflicciones que debemos evitar. No es en ningún caso más que una mirada rápida a las distintas aflicciones, sus propósitos, duración y término; para que puedas tu adentrarte en el conocimiento de lo que te sucede y te sucederá, si Dios lo permite.

Antes que nada, una recomendación para el que está afligido, como para el que está alegre:

¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. (Stgo 5:13)

En cualquier aflicción que estés, sea cual sea su causa y propósito, hay una recomendación para el discípulo de Cristo (el creyente); hacer oración; comunicarte con tu Padre y pon tu caso en su trono; espera su respuesta e intercesión; y que puedas conocer que es lo que sucede. Y si no es evitable, que te de la gracia de estar gozoso en la aflicción, dando gracias a Dios; y puedas entender prontamente la causa y propósito.

El Señor nos enseñó: En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)

Al que seguimos (al Señor) está por sobre el mundo, de manera que cualquier cosa del mundo que nos haga sufrir; está por debajo del dominio de nuestro Señor, eso significa, que el Señor tiene el control de todo; no dice que sean todas las aflicciones evitables, eso no lo dice; sino que dice que EL venció al mundo, de modo que los suyos vencen al mundo y deben vencerlo por medio de la fe que nos ha sido dada (y que debe ir creciendo y fortaleciéndose, en EL). Nada está sobre nosotros en este mundo, sin el control del Señor, y sin el potencial en nosotros de vencerlo, en la confianza en EL.

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. (Rom 8:18)

Y debemos entender, que nada es comparable con la gloria que tendremos con nuestro Señor; cualquier aflicción del presente será despreciable con el galardón que nos espera; no es un invento mío; sino es lo que el Señor nos promete; y por lo tanto, lo debemos esperar como cosa ciertísima y firme, de parte de él.

Estad siempre gozosos. (1Tesal. 5:16)

El evangelio verdadero, habla de aflicciones; y cualquier evangelio que las niegue; niega parte de la verdad, y de lo que nuestro Señor nos enseñó; y por lo tanto, no es el evangelio del Dios vivo, sino un evangelio del mundo (sin poder de Dios). Pero hay una promesa que podemos alcanzar incluso en la peor aflicción que tengamos, y es que en ellas (aflicciones) no debemos perder el gozo del Señor, debemos pedir y experimentar ese gozo en medio de las aflicciones; por medio de la fe; a menos que estemos extraviados de la fe. Pero en la fe, debemos pedir y ejercer la gracia de pasarlas con gozo y esperanza.

Antes de hablar de los distintos tipos de aflicciones, quiero hacerte notar dos grandes grupos de sufrimientos que hay hoy en la tierra:

Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. (2Co 7:10)

La tristeza del mundo produce muerte, es decir, a aquellos que no están en la fe, los dolores y aflicciones del mundo los llevan a la muerte; en cambio, a aquellos que son de la fe y permanecen en ella; la tristeza que es según Dios, produce el arrepentimiento para salvación. En Dios la tristeza tiene un buen fruto, la vida; en el mundo la tristeza tiene un mal fruto, la muerte. Es por ello, que con mayor fuerza debemos orar, cuando seamos afligidos, y no perder la confianza y comunión con el Señor; y si esta ha sido debilitada (la fe y comunión con Dios), debemos volvernos al Señor, a nuestro Pastor, donde encontraremos la vida y paz.

Hablaremos de las aflicciones que pertenecen al primer grupo (obviamente); las que son de parte de Dios; ya que las otras, son el resultado de la desobediencia del hombre, él hacerse independientes de Dios y negarlo; y que produce muerte (cuando el hombre no le cree a Dios, lo niega, pues lo hace mentiroso, es decir, se pone de parte del enemigo de Dios, Satanás).

Ahora trataré de dividir los distintos tipos de aflicciones que tenemos los creyentes (o deberíamos tener); no con un sentido de establecer una clasificación “científica y exacta”; sino más bien, con que podamos ver diferentes aflicciones, con diferentes propósitos; y que debemos de alguna manera reconocer, para poder obrar en conformidad a las circunstancias. Por lo que he experimentado, no siempre una aflicción será clasificable en forma pura en cada categoría, sino que muchas veces Dios saca de ellas múltiples propósitos. Además, no es lo que yo hoy trato de explicar, lo único que existe, sino lo que hasta hoy distingo para compartir; y te puede ayudar.

Empecemos entonces, con las distintas aflicciones que podemos tener como creyentes:

LAS PRUEBAS:

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia (fortaleza). (Stgo 1:2-3)

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, (1Pe 1:6-7)

Las pruebas son aflicciones, debido a que Dios nos pone situaciones adversas, que contradicen sus promesas, o más bien dicho, contradicen lo que nos dijo. Las pruebas, contradicen aparentemente la fe, es decir, Dios nos pone a prueba nuestra fe, haciéndonos vivir circunstancias contrarias a las que esperamos por su palabra; es al caso de Abraham por ejemplo cuando por obedecer a Dios va a la tierra de Canaán, y cuando llega a Canaán hay una gran sequia y hambre; o cuando se le pide su hijo primogénito Isaac, siendo que Dios le había prometido que por Isaac tendría innumerable descendencia. La prueba la pone Dios, cuando en obediencia a la fe, vives circunstancias contrarias a lo que Dios te prometió por un poco de tiempo; para PROBARTE, FORTALECERTE y EXALTARTE (exaltarte en la manifestación de Jesucristo en su día). Las pruebas no son aflicciones producto de un pecado o algo parecido, sino que son producto del necesario fortalecimiento de la fe, en Cristo. Y cuando las superamos con gozo, nos dan un mayor peso eterno de gloria.

Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; (2Co 4:17)

¿Cómo se superan las pruebas?

Las pruebas se superan por medio de la fe, es decir, confiando en lo que el Señor nos dijo (a pesar de que lo que vemos lo contradiga), y no dudando en las circunstancias, que están bajo su control; para superar una prueba debemos hacerlo con gozo y alegría de que somos probados, es decir, que estamos siendo evaluados por Dios, “para pasar de curso”.

Mira el siguiente ejemplo de la iglesia en Macedonia, como actúa una iglesia creyente con gracia, ante una prueba:

Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. (2Co 8:1-4)

Lo explico en breve, las iglesias en Macedonia estaban pasando por una prueba (tribulación) de escases económica; pero ellos con gozo querían participar de dar y compartir lo económico con los hermanos (a pesar de su “pobreza”), siendo que para la mente humana no era el mejor momento de compartir en la escases grande que estaban pasando, ellos con gozo tenían la gracia de dar según sus fuerzas y más allá de sus fuerzas (dice más allá de sus fuerzas, porque es en la gracia de Dios), ofrendas a los hermanos, y ser así participes del privilegio de dar, para la obra de Dios. Mira como ante la prueba, el creyente actúa en la fe, es decir, en la gracia que es por medio de la fe, en forma contraria como lo haría el mundo. El mundo se aflige y llora, el creyente se goza de la oportunidad; el mundo maldice ante la adversidad, el creyente bendice. El mundo atesora lo poco que tiene, el creyente da; sabiendo que es hijo de Dios, dueño de todo. El creyente vence al mundo, como su Maestro, por medio de la fe.

Como puedes ver, las pruebas son superadas sólo por medio de la fe que vence al mundo; y sin fe es imposible pasarlas; y por lo tanto, “pasar de curso”; al nuevo nivel que el Señor nos quiere llevar.

¿Y por qué sólo por medio de la fe? Porque para la fe NADA ES IMPOSIBLE; se manifiesta el poder de Dios en nosotros, por medio de la fe; y superamos las pruebas que por medios humanos, nos serían IMPOSIBLES de superar.

Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte; (2Co 1:8-10)

Si tenemos la fe que vence al mundo, debemos entender también que las pruebas que pasaremos superarán nuestra capacidad natural como hombres de superarlas, para que no sea un triunfo de la carne, sino del poder de Dios en nosotros que es por medio de la fe. Por lo anterior, debemos entender que somos probados más allá de nuestras capacidades humanas, de manera que se manifieste el poder de Dios en nosotros los creyentes; así como Pablo fue probado más allá de lo que él podía soportar; para que su confianza absoluta estuviera en Dios y no en lo que tenemos o somos, como hombres en la carne. Pablo triunfó por el poder de Dios que se manifiesta en los que creen y esperan en Dios.

Si las pruebas sólo fueran las que podemos superar en nuestra capacidad natural de hombres; no habría ni avance, ni fortalecimiento, ni gloria futura; este Camino es una camino hacia arriba al cielo, hacia Dios Padre, y por lo tanto, necesitamos su poder en nosotros (gracia) para llegar a la meta; y ese poder se manifiesta en nosotros por medio de la fe; y la fe viene de OIRLO. Y cuando Dios dice, lo que no era, ahora ES, porque El lo dijo. Las pruebas de Dios son insuperables en la carne, pero lo que es imposible para el hombre, para Dios es posible; y esto es por creerle lo que nos dice; la fe que vence al mundo.

LA DISCIPLINA:

… y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. (Heb 12:5-8)

Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. (Heb 12:11)

Bueno, es claro que cuando somos recibidos como hijos de Dios, por medio de la fe en su Hijo; cuando recibimos su Espíritu; recibimos a Dios como Padre, y en su función de que crezcamos a su imagen y semejanza, nos debe disciplinar; y no siempre la disciplina nos gustará; o será de nuestra preferencia; pero lo que es seguro, es que producirá en nosotros frutos de justicia; dignos de nuestro Padre. Acá no hablamos de aflicciones de pruebas, sino de corrección de Dios en nosotros; como nosotros lo hacemos con nuestros hijos.

Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. (Heb 11:24-26)

Tiene mayor valor una corrección del Señor, para un hijo de Dios; que todas las riquezas del mundo, porque lo que esperamos en tremendo; Moisés prefirió negar al mundo, ya no siendo hijo del mundo (hijo de la hija del Faraón); sino de Dios (aunque siendo maltratado por ello). Debemos entender, que cuando el TODOPODEROSO nos disciplina; debemos sentirnos los seres más privilegiados de la creación, no sólo porque ha puesto sus ojos sobre nosotros, sino también que se ha molestado en enseñarnos, y no sólo se ha molestado en enseñarnos, sino que también que eso nos habla de SU AMOR POR NOSOTROS. Todos los que somos padres, debemos saber que es más fácil no corregir a un hijo que corregirlo; y los corregimos porque los amamos; y por eso, nos molestamos en disciplinarlos para que sean la máxima expresión que puedan ser como hombres. Así también lo hace nuestro Padre, para que seamos perfectos, como El lo es. Por lo anterior, mucha atención a la voz del Señor debemos tener, para no desperdiciar nuestro tiempo y avanzar como hijos que agradan al Padre. Contentos y dichosos con su disciplina.

NUESTROS PECADOS (ERRORES):

Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. (Juan 5:14)

Cuando Jesús le advierte al hombre que postrado no podía caminar (tras 38 años) y había sido sanado por él ; le dice “no peques más”; claramente podemos entender que el producto del pecado es aflicción y sufrimiento; hay aflicciones que son producto de nuestros errores y no de pruebas o disciplina de Dios, sino producto de nuestro pecado; de tomar un camino errado apartado de la voluntad de Dios. La solución en ese caso, es escuchar al Señor y tomar nuestro lecho y caminar tras él; y no tras nuestro entendimiento natural que nos lleva al pecado. En su palabra, tenemos el poder de superar el pecado y levantarnos; y correr la carrera que nos pone por delante.

Otro ejemplo:

Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores (aflicciones). (1Ti 6:10 NVI)

Acá vemos como algunos, se han desviado de la fe, siguiendo al dinero, y postergando al Señor; como esto les acarrea y acarreará muchas aflicciones; es decir, seguir el pecado (error), nos trae aflicciones; este tipo de aflicciones debemos evitar. Cuando seguimos cualquier cosa que no sea el Señor, es idolatría, pues pensamos que eso es lo que nos conviene y nos dará felicidad; despreciando al Hijo de Dios; es el caso del dinero, pensamos que con dinero solucionaremos nuestros problemas y haremos lo que queremos para ser felices; un engaño del enemigo.

Pero mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos. ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios. (Salmo 81:11-14)

Cuando el hombre, camina tras sus propios consejos; y no oyendo y obedeciendo al Señor; cosecha lo que siembra; aflicción producto de su pecado. El adversario que tenemos (el diablo), domina a quien no se protege en el Señor, y camina descubierto en la arrogancia de su sabiduría personal, siguiendo sus propias ideas, sin considerar y obedecer al Señor. Notemos por favor, que nuestro enemigo, el diablo quiere nuestro sufrimiento para muerte; y la forma de afligirnos que tiene es a través de las cadenas del pecado, es decir, del error por el engaño; es por ello que debemos seguir la luz (enseñanzas del Señor); y salir del error (engaño del pecado). Esto sólo lo podemos lograr en Cristo, en su palabra; escuchándolo y creyéndole; a pesar que nuestra mente carnal, nos diga NO. Porque el enemigo sabe que cuando actuamos en nuestros propios consejos, estamos bajo su dominio; es por ello que evita de cualquier forma, que vayamos a la luz y lo descubramos en sus engaños. Y son engaños, porque nuestros consejos siempre son para “nuestro bien”, pero terminan en mal (porque son mentiras del enemigo), no sólo para nosotros, sino para quienes están con nosotros; e inocentes. La luz descubre todas las cosas; su palabra revelada es luz a nuestros pies. Para que caminemos por la senda del Señor.

PERSECUCIONES POR EL REINO DE DIOS (prueba):

Nos puede ser dado ser participantes de las aflicciones de Cristo por su reino (por su iglesia), perseguidos por hacer el bien (aunque los hombres no te entiendan):

Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; (Col 1:24)

Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. (1Pe 4:12-14)

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia (equidad), porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. (Mat 5:10-13)

Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. (Juan 15:18-20)

Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. (Hechos 5:40-41)

Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. (2Tesa 1:3-5)

Este es el más grande regalo y oportunidad que nos pueden dar, ser participantes de las aflicciones y persecuciones de Cristo, por su iglesia; recuerden que todos los apóstoles terminaron sus vidas entregadas como sacrificios agradables a Dios, a su debido tiempo; y con gozo morían por su Señor. Pedro que lo negó tres veces, en su carne no pudo ser fiel al Señor; pero le fue dado el morir crucificado por su Señor voluntariamente (por amor, ya no sustentado en su carne, sino en la gracia del Señor); lo cual dice la tradición lo hizo al revés, porque no se consideraba digno de morir como murió Jesús, su Señor. Este mismo Pedro, que fue incapaz, en su naturaleza humana, de ser fiel al Señor, sino que lo negó; y no sólo una vez, sino que fueron tres veces; en el poder del Dios, que es por la fe; culminó la carrera en gloria eterna, por su gracia.

De este último punto, lo dejo para que lo busques y lo entiendas en oración al Padre; es el punto de plena consagración; la fidelidad hasta la muerte; no como exigencia; sino como una gran oportunidad y entrega absoluta; amando a Dios por sobre todas las cosas.

Como conclusión; es bueno que veas que hay diferentes tipos de aflicciones, y no debes confundirlas; si estas pasando por ellas; debes orar para que se haga la voluntad de Dios en tu vida, y para que te de su gracia y entendimiento, para superarlas en su tiempo. No insistas en el error, busca la voz del Señor y créele; el poder de Dios, por su gracia te levantará.

Un abrazo a todos, espero haberles dejado el tema para vuestra meditación y oración al Padre, en Cristo.

Publicidad