Sabemos
que todo lo que existe es del Señor, nuestro Dios; ahora, yo me pregunto, ¿Cómo
podremos darle algo, si él es dueño de todo lo existente?, ¿Podremos agradarlo entregándole
algo, siendo que de él procede todo el universo…?
Cito
un par de textos bíblicos al respecto, donde nos muestra que él es dueño de
todo, y que es imposible darle primero, ya que de él todo procede:
¿Quién me
ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo
es mío. (Job 41:11)
¿O quién
le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y
para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. (Rom 11:35-36)
Las
preguntas anteriores son muy interesantes, porque a pesar de ser todo
procedente de él, hay tres cosas que él considera valiosas, y se satisface de
recibirlas de nosotros, veámoslo:
Cuando
leemos el Capítulo 2 del evangelio de Mateo, nos encontramos con la historia de
los magos de oriente, que visitaron a Jesús en los días posteriores de su
nacimiento; y en ello encontramos que los magos ofrecieron al Señor tres
regalos de sus tesoros personales: oro, incienso y mirra. Como sabemos que las
cosas materiales tienen un significado espiritual y una enseñanza que dejarnos
en la Biblia, el tema de este mensaje es entender ¿Qué significan estos tres
regalos que ofrecieron estos “paganos de oriente” al Señor, y que le fueron
agradables, de tal manera que quedaron registrados en las Sagradas Escrituras?
Y al
entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo
adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
(Mat
2:11)
Veamos
que estos tres “paganos de oriente”, representan de alguna manera, la nueva
generación que fue incorporada por Dios, al ser rechazado por su pueblo el
Mesías, estos hombres de oriente, sin tener el linaje sanguíneo de Abraham
(pero si el espiritual), tuvieron la visión de detectar que un gran
acontecimiento que estaba ocurriendo en este planeta, ellos fueron guiados por
la estrella del Señor, hasta llegar a la casa en que estaba Jesús, el
nacimiento de un gran rey (nota que la Biblia acá habla de casa y no pesebre,
ya que esto es posterior a su nacimiento, ya estaban habitando en casa).
Ahora,
podemos ver, que si es posible llegar con las manos llenas al Señor y agradarlo
con nuestros presentes: estos deben ser oro, incienso y mirra; son los regalos
que debemos entregarle al Señor.
¿Y
qué significado tienen?
Oro: El primer regalo que se le entrega al
Señor, es el oro; no se pueden entregar los otros dos regalos sin tener y
entregar oro antes; es por ello que la Biblia lo pone en primer lugar, no por
un tema de importancia, sino por un tema de cronología y requisito… me explico:
El oro representa nuestra fe, es decir, el creerle al Señor; ese es el primer
presente que le `podemos y debemos entregarle, y del cual se agrada el Señor; por
el contrario, la Biblia enseña que es imposible agradar a Dios sin fe. Es pues
la fe este primer regalo y requisito, además el Señor también nos explica que
nuestra fe es más preciosa que el oro, y así como el oro se prueba con fuego,
así lo debe ser también, nuestra fe. Es
con la fe que alcanzamos justicia ante Dios, y sin ella, todo lo que ofrezcamos
será impuro ante Dios.
Sin
antes creer, no hay nada y todo es imposible para con Dios, es por ello que lo
primero que podemos entregar como un regalo a nuestro Señor es que le creamos,
cuando no lo hacemos, lo hacemos mentiroso y no le agradamos.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios;
porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan.
(Heb 11:6)
…para que
sometida a prueba vuestra fe, mucho más
preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea
hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, … (1Pe 1:7)
Ahora
vemos que cuando le creemos al Señor, le agradamos y es un valioso regalo que
entregamos ante él, entendiendo que le fe viene de oír su voz, y creerle, es
decir, hacerle verdadero, santificando su Nombre. Sin fe, tenemos las manos vacías,
y obviamente, nada podremos entregar que le agrade. Lo primero es la fe; por
ella alcanzamos justicia ante Dios, y podemos presentarnos ante él.
Porque
Dios es uno, y él justificará por la fe
a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. (Rom 3:30)
Es
muy importante notar, que a pesar de que la fe podemos entregarla al Señor,
somos nosotros los principales beneficiados de creerle y no dudar de sus
palabras que son verdad; por ella obtenernos buen testimonio y alcanzamos las
promesas de Dios.
Incienso: En segundo lugar vemos que estos
hombres entregaron de sus tesoros, incienso, luego del oro (la fe), podemos entregar
incienso al Señor (no antes); el incienso representa nuestras oraciones (la
oración sin fe es estéril), es decir, nuestra comunión con el Señor, es decir,
no sólo las oraciones que suben, sino las que vienen hacia debajo de parte de
él, la comunicación diaria con el Señor (recordemos que el Señor ya vive en
nosotros, de modo que también podemos decir de las oraciones que entren y salen
de nuestro corazón). La alegría del Señor es la parte habitable de la tierra
(quienes han hecho habitables sus corazones para él por la fe) y disfruta con sus
hijos. Veámoslo en el siguiente proverbio:
Me
regocijo en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos
de los hombres. (Pro
8:31)
Acá
podemos ver el significado del incienso, las oraciones de los santos, es decir,
sus hijos:
Y cuando
hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se
postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; (Apo 5:8)
El
incienso es la comunión diaria y permanente con nuestro Señor, es la
comunicación con él, de que no descuidemos eso, le damos una gran alegría y
disfrute.
La
oración tiene un propósito en el reino de los cielos y en la edificación de la
iglesia, por ella hacemos nuestras peticiones, descargamos nuestras cargas, nos
comunicamos y esperamos las palabras del Maestro que nos guía y enseña todas
las cosas. La oración nos lleva a tener esperanza, por alcanzar lo pedido; que
ciertamente llegará lo que Dios nos ha ofrecido. Es una relación de intimidad
en gozo, de hacerlo participe de nuestra vida, anhelos, temores y desafíos, de
esperar de él, el verdadero sentido por el cual fuimos creados, llamados y
escogidos. Sus palabras son nuestro alimento.
Mirra: En tercer lugar se encuentra la mirra
(no se puede entregar sin oro e incienso previamente), está representa la consagración
al Señor por amor, es decir, la obediencia absoluta y entrega completa al Señor;
incluye desestimarse a uno mismo (si fuese necesario el sacrificio). Así como
un vaso de mirra debe ser roto, para ser derramado y gustar su fragancia; así
debemos estar dispuestos a entregar la vida por quien la entregó por nosotros
primero.
Porque el
amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego
todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí,
sino para aquel que murió y resucitó por ellos. (2Co 5:14-15)
La
mirra representa la consagración (obediencia completa) por amor. La mirra
representa el ser derramados por amor al Señor voluntariamente, es el propósito
de todo, el amor. Es la oportunidad más alta y sublime, que el Señor da como un
privilegio a quienes lo siguen por donde quiera que va.
El
Señor nos enseñó como manifestamos nuestro amor hacia él:
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y
permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en
vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este
es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene
mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois
mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. (Juan 15:10-14)
En
la obediencia por amor, permanecemos en su amor; obtenemos su gozo y es
manifiesto cuando damos nuestra vida por los hermanos, como él lo hizo. Somos
derramados por amor, olor fragante al Señor. ¿Cómo manifestamos nuestra
obediencia por amor? Guardando sus mandamientos, y el mandamiento del Señor es
que nos amemos de la forma que él nos ha amado; y ese amor llega a su plenitud
dando la vida por sus amigos.
Vemos
el siguiente ejemplo, donde el apóstol Pablo lo expresa:
Y aunque
sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo
y regocijo con todos vosotros.
(Filipenses 2:17)
Vemos
que siendo el Señor dueño de todo lo que hay, hay tres cosas que le agradan que
pueden venir del tesoro de nuestro corazón hacia él, el oro (la fe), el
incienso (oración-comunión) y la mirra (obediencia-amor).
También
lo anterior, lo pueden ver en figura en el antiguo testamento; con los tres
tipos de sacrificios que se hacían al Señor por los sacerdotes: por el pecado,
holocausto de olor grato y consagraciones de olor grato (ver éxodo 29 y
Levítico 8). Recordemos que debemos llegar a ser un reino de sacerdotes para Dios;
es por ello, que estos tres tipos de sacrificio, nos muestran en figura y
parábolas, lo que el Señor espera de sus verdaderos sacerdotes. Amén.