martes, 22 de abril de 2014

Fe, esperanza y amor.



Mas ahora permanece la fe, la esperanza, y el amor, estas tres cosas. (1Co 13:13)

Hoy les quiero entregar una reflexión, respecto a la fe, la esperanza y el amor. A lo mejor, estas palabras las hemos escuchado muchas veces, pero veo que es muy importante poder examinarlas en conjunto en más detalle y poder ver en alguna manera su importancia; por lo anterior,  hoy las compararé a los motores (o turbinas) de un avión JET que debe volar a máxima potencia y velocidad, con sus tres turbinas (motores); en una forma de parábola, de nuestra carrera en la fe; en el camino que es en Cristo al Padre.

Con este mensaje, quiero responder en parte a la pregunta que a lo mejor muchos nos hemos hecho, ¿Cómo podemos acelerar nuestro viaje en este Camino?; ¿Cómo puedo darle mayor potencia  a mi carrera?, ¿Estoy utilizando todos los recursos disponibles para llegar a la meta? Bueno, para en el fondo tener claro, como funcionan los motores o motivos de nuestros avances, y entenderlos, de manera de poder hacer un uso más efectivo de ellos, al entender mejor estos tres aspectos.

A la manera que un avión debe hacer un largo viaje por el cielo, así nosotros debemos elevarnos a las alturas, y como un avión necesita un motor o turbina para hacerlo; nosotros también; hoy tenemos cada uno de nosotros un avión disponible con tres motores o turbinas (ver imagen adjunta), que nos posibilita despegar, avanzar y darle máxima potencia a nuestra carrera, estos motores o turbinas son: la fe,  la esperanza y el amor; a la manera de los tres motores (turbinas) que vemos en la foto del avión.

Hoy permanecen estos tres motores a nuestra disponibilidad para elevarnos y correr la carrera, pero debemos saber usarlos y potenciarlos cada uno de ellos, ya que son los tres necesarios para terminar exitosamente nuestra carrera espiritual. Ninguno de los tres debe ser menospreciado, pero el último tiene la ventaja de ser eterno, me refiero al amor; nos durará toda la eternidad.


 Primera turbina de nuestro JET al cielo, La FE:

La fe es el primer motor o turbina, que nos permite despegar y avanzar en el Camino al Padre; sin encender este motor no podremos ni despegar, ni encender los siguientes dos motores (esperanza y amor). Este elemento, la fe; nos provee la potencia necesaria de Dios, para avanzar y alcanzar nuestra salvación completa (como este es una carrera celestial, necesitamos potencia divina):

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. (Rom 1:16)

Cuando creemos al evangelio, es decir, cuando ejercemos la fe; hay poder de Dios en nuestra vidas que nos mueve a salvación. Este es un ejemplo gráfico, del como encendemos y ejercemos el primer motor de nuestro jet al cielo. La fe nos potencia, y el combustible de la fe, es la palabra de Dios, es decir, para creer primero hay que oír al Señor en sus palabras, cuando las creemos, nos catapulta con potencia a las alturas… comenzamos el viaje… ya hemos despegado…

¿Y cómo le damos potencia a este primer motor o turbina de nuestro JET al cielo?
Conociendo y entendiendo lo que el Señor nos enseña, es decir, conociendo la Palabra de Dios, es decir, conociendo el evangelio y creyéndolo de corazón. Su palabra es nuestro combustible divino, nosotros encendemos el motor y lo aceleramos creyéndole.

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Rom 10:17)


Segunda turbina de nuestro JET al cielo, La Esperanza:

La Esperanza, es el segundo motor o turbina, que sólo lo podemos encender, si ya hemos prendido el de la fe, sin fe, no hay esperanza; pues estos motores funcionan en paralelo; la fe nos lleva a esperanza.

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.  (Col 1:21-23)

¿Cuál es la diferencia entre la fe y la esperanza? La fe es creer lo que el Señor nos dice; la esperanza es creer lo que el Señor nos promete, y cuando creemos sus promesas, las esperamos… se podría decir, que la esperanza es la fe en sus promesas…, de lo anterior entendemos que el combustible de este motor son las promesas del Señor, sin conocer sus promesas, no tenemos combustible para el motor de la esperanza. Nuevamente acá el combustible es celestial, pues viene del cielo, son sus promesas…

¿Y cómo le damos potencia a este segundo motor o turbina de nuestro JET al cielo?

Es una buena pregunta, mientras mejor sepamos usar estos motores que tenemos disponibles, mejor será nuestro viaje a las alturas…

Para aumentar nuestra esperanza, debemos conocer y entender lo que el Señor nos ha prometido; si lo ignoramos… ¿Cómo lo esperaremos?

…para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, (Efe 1:17-19)

Acá vemos un ejemplo de cómo Pablo ora por la iglesia en Efeso, para que puedan conocer y entender, por medio del Espíritu, cual es la grandiosa esperanza a la que hemos sido llamados…, sin conocerlo y entenderlo, dejamos un poderoso motor sin funcionar en nuestra carrera celestial.

Entonces entendemos que para darle potencia a esta segunda turbina o motor, debemos conocer y entender, la gloriosa esperanza que tenemos en Cristo; si lo ignoramos y no lo entendemos, o si sólo lo conocemos en parte y comprendemos en parte, no utilizaremos toda la potencia de este segundo motor del JET.

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. (Rom 15:13)


Tercera turbina de nuestro JET al cielo, El Amor:

Este tercer motor o turbina, es un motor eterno, es un motivo que perdurará en nosotros por toda la eternidad, es por eso Pablo indica que es mayor, que los anteriores, es decir, que la fe y la esperanza; pues la fe se acabara, ya que no necesitaremos creer porque veremos cara a cara al Señor, y no necesitaremos esperanza, porque recibiremos lo prometido y esperado; pero el amor perdurará por la eternidad. Es como los motores de los cohetes espaciales que son desechados después de ciertas faces del vuelo, así será con la fe y la esperanza (ellos cumplirán su función temporal); ellos hoy son el medio que tenemos provisto por Dios para avanzar y darle potencia a nuestra carrera, pero el motor que nos moverá por la eternidad y hoy también lo debe hacer, es el amor.

El Señor acá en la tierra se movió por estos tres motivos, por fe, por esperanza y por amor. Nosotros debemos andar como él anduvo, por fe, por esperanza y por amor. Todos sabemos que Jesús caminó en fe y en amor, pero ¿Qué esperanza tenía si él era el hijo unigénito del Padre?

…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Heb 12:2)

No es el fin de este mensaje explicar lo que el Señor ganó en su carrera acá en la tierra, pero ciertamente tenía algo que alcanzar y esa esperanza le producía fuerza… (Si él lo hubiese ignorado, no habría sido posible tener esperanza en ese gozo por alcanzar lo prometido…, y por lo tanto, la cruz se habría visto mucho más grande y difícil…, si ignoraba el objetivo a alcanzar, pero no lo ignoraba; en otro mensaje podemos hablar de ello…).

Este motor se resume en un mandato del Señor, su nuevo mandato en El:

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. (Juan 13:34)

¿y cuál es el combustible de este motor? Todas las oportunidades que Dios nos da de ejercer ese amor, recuerden que andamos en las buenas obras que El preparó de antemano…

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efe 2:10)

Bueno, esto del amor, además nos enseña que esta no es una carrera individual; sino que es una carrera en equipo, somos un cuerpo y estaremos unidos por la eternidad en Cristo; y de  modo que lo que hoy me motiva a escribirte, es poder participar con lo que tengo, en poder entregarlo para que puedas avanzar a toda potencia con  los recursos del JET que tenemos en Cristo a lo alto. Todo esto no tendría ningún valor, si llegáramos solos a la meta…, es una carrera de una familia, la familia de Dios a la meta, con Dios nuestro Padre; y el amor es un potente aliciente que nos transporta a la naturaleza de nuestro Padre, es su ADN, el amor.

Es hermoso lo que tenemos en nuestras manos para transportarnos a las alturas que nos quiere Dios, debemos potenciar nuestra fe, esperanza y amor;  saber y entender que con estos tres motores tendremos la potencia suficiente para terminar juntos con existo esta carrera al Padre, nuestro objetivo, en Cristo Jesús nuestro Señor. Amén.

No lo olvides son tres poderosas turbinas a nuestra disposición… úsalas y poténcialas; llena tus estanques de combustible, por el Espíritu.


Fe, esperanza y amor; nos vemos… en Cristo.

domingo, 6 de abril de 2014

En Cristo, nuestra correcta posición (lugar)

Sólo existen dos posiciones para la humanidad hoy en la tierra, la primera en Adán y la segunda en Cristo, no hay más...

Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.  (1Co 15:22)

Quienes se quedan en Adán mueren, quienes entran y permanecen en Cristo; se les da vida.
Cristo es el verdadero templo de Dios, en el cual debemos permanecer; ya que sólo en esa  posición (lugar) podemos verdaderamente adorar al padre en Espíritu y en verdad; es la posición perfecta que debemos entrar y mantener.

Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. (Juan 4:21-24)

Hay un sólo lugar en el cual agradamos al Padre, sólo en Cristo; en Adán estamos muertos para Dios, ya que Adán fue vencido por el pecado. En cambio en Cristo, el pecado no nos puede vencer.

Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. (1Jn 3:6)

En Cristo, es una posición (lugar) inexpugnable al pecado; es nuestro fuerte castillo al enemigo.

En Adán el pecado domina al hombre, en Cristo no puede ser dominado. En Adán el hombre fue derrotado, en Cristo el hombre alcanza la victoria, sobre el enemigo, sobre el mundo y sobre su carne (su vejo hombre, Adán); en su muerte y resurrección con Cristo.

Sólo tenemos dos posiciones para estar, en Adán y en Cristo; para Dios no hay otra. Debemos mantener nuestra posición de victoria, por medio de la fe en El.


Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. (Juan 15:4)

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