miércoles, 5 de diciembre de 2012

No confundamos, el Hades con el Infierno.


En varias traducciones de la Biblia e interpretaciones teológicas, he visto que los términos Hades (Seol) e Infiernos, se toman como sinónimos y se confunden; eso no debiera ser así, por lo que nos enseña la Biblia es dieferente; y creo muy interesante e importante notar la diferencia, para no tener una visión tan simplista de la realidad y futuro, que no es la realidad en sí. Sino una adaptación a un entendimiento errado, que por lo tanto, nos lleva a errores y limitaciones en la fe verdadera.

Antes de comenzar el mensaje, me gustaría que leyeras el siguiente texto del evangelio de Lucas, en él hay una clara descripción del Hades (Seol) y que el destino de las almas no es el mismo para todos, dependiendo de la condición del hombre, antes de la muerte del cuerpo:

Había un hombre rico,  que se vestía de púrpura y de lino fino,  y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro,  que estaba echado a la puerta de aquél,  lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico;  y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo,  y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham;  y murió también el rico,  y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos,  estando en tormentos,  y vio de lejos a Abraham,  y a Lázaro en su seno. Entonces él,  dando voces,  dijo: Padre Abraham,  ten misericordia de mí,  y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua,  y refresque mi lengua;  porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo,  acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida,  y Lázaro también males;  pero ahora éste es consolado aquí,  y tú atormentado. Además de todo esto,  una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros,  de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros,  no pueden,  ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego,  pues,  padre,  que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos,  para que les testifique,  a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen;  óiganlos. El entonces dijo: No,  padre Abraham;  pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos,  se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas,  tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. (Luc 16:19-31)

Por el texto anterior, se podría entender que el Hades representa el infierno, pero no es así. Cuando la Biblia habla de Hades, usa la palabra en griego (ᾅδης hades; de G1 (como partícula neg.) y G1492; prop. no visto, i.e. «Hades» o el lugar (estado) de las almas que han partido:-Hades, sepulcro)

Esta misma palabra es la que se usa para el término Seól en el antiguo testamento, en hebreo (H7585  שְׁאוֹל sheól; oשְׁאֹל sheól; de 7592; hades o mundo de los muertos (como si fuera retiro subterráneo), incl. sus accesorios y reclusos allí:-Seol).

Entendemos que Hades y Seol, son a misma palabra; la primera en el idioma griego, y la segunda de origen hebreo, es decir, Hades = Seol.

¿Y cómo lo sabemos? Bueno si vemos cuando en el Nuevo Testamento se cita con la palabra griega Hades, referenciando al Antiguo Testamento, es a la palabra en hebreo Seol que referencia, es decir, cuando el Nuevo Testamento se hace uso de la palabra Hades (en Griego), en ese mismo pasaje, en el Antiguo Testamento, se una la palabra Seol (en Hebreo).

Acá tenemos el ejemplo, que nos hace explicita esa concordancia:

En el Nuevo testamento tenemos en los Hechos de los Apóstoles la siguiente cita del Antiguo Testamento:

Porque no dejarás mi alma en el Hades,  Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. (Hechos 2:27)

Este texto viene de la cita del siguiente Salmo en el Antiguo Testamento:

Porque no dejarás mi alma en el Seol,  Ni permitirás que tu santo vea corrupción. (Salmo 16:10)

De las dos citas anteriores, vemos claramente que el Hades y el Seol son la misma cosa (lugar que llegan los muertos en pecado); vemos claramente que son sinónimos.

Ahora nos preguntamos: ¿Qué es entonces el infierno?

Antes de seguir, me gustaría que notaras del verso anterior citado, que el Señor cuando murió bajó al Hades o Seol (lugar de los muertos en pecado, no bajó al infierno); lo dice claramente “no dejarás mi alma en el hades…” pero ¡resucito!, ¡gloria a Dios!. El Hades es el lugar preparado para quienes están en pecado (almas apartadas de Dios, sin Dios), y como el Señor murió cargado de todos nuestros pecados (Dios lo abandonó por un momento, por eso Jesús dijo en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”), tuvo que bajar al Hades por nosotros, pero Dios lo levantó de ese lugar, y su cuerpo no vio corrupción, ya que resucitó al tercer día (antes que se descompusiera su cuerpo).

¿Qué es el infierno, entonces…? Ya sabemos lo que es el Hades o Seol, lo mismo; ¿no es lo mismo el infierno?

Veamos la siguiente cita, donde Jesús mismo cita el infierno:

¡Ay de vosotros,  escribas y fariseos,  hipócritas!  Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito,  y una vez hecho,  le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. (Mat 23:15)

La palabra usada para infierno en el griego (Nuevo Testamento), es la  palabra Gehena  (G1067 γέεννα géenna; de orig. heb. [H1516 y H2011]; valle del (hijo de) Hinón; gehena (o Ge-hinón), valle de Jerusalén, usado (fig.) como nombre del lugar (o estado) de castigo eterno:-infierno).

Cuando en los evangelios se habla de infierno, se usa la palabra Gehena en griego, y no Hades; por lo que entendemos; que el infierno es algo distinto al Hades (ya que se usa otra palabra diferente; además, de otras razones que veremos más adelante).

En el texto vimos como el Hades (Seol) es el lugar de llegada del hombre cuando su cuerpo muere y sus almas están vacías, sin Dios (hombres que mueren en pecado y no en Cristo); y también veremos, en el siguiente texto,  como el infierno es un lugar de destrucción del alma, es decir, una persona que muere sin Cristo, muere su cuerpo, pero su alma es llevada al Hades, luego en la segunda resurrección, su alma es juzgada por sus obras, y luego destruida en el infierno. En el Hades no hay destrucción del alma, como si la hay en el infierno (se ve en el siguiente texto).

Y no temáis a los que matan el cuerpo,  mas el alma no pueden matar;  temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. (Mat 10:28)

Cuando el hombre muere, su alma no muere; sólo el infierno la puede destruir…lo dice muy claro Jesús, en el infierno se puede destruir el cuerpo y el alma. En el Hades (como vimos en la primera cita de Lucas) van quienes han muerto en el cuerpo (sin Dios, es decir, fuera de la fe; juicio sin misericordia les espera, a quien no tuvo misericordia), y sus almas permanecen en esa lugar esperando, la resurrección para juicio.

¿De dónde nace el infierno?, ¿lo hizo Dios?

Nace de la costumbre y culto pagano, al dios Moloc (idolatría) en el  valle de Hinom, (nosotros sabemos que es culto a los demonios, por sus frutos o malas obras) de pasar los hijos e hijas por el fuego, es decir, quemarlos vivos como ofrendas al dios Moloc; con el fin de obtener buenas cosechas, prosperidad económica, salud, larga vida, éxito, o simplemente como medios de eliminar hijos no deseados (como no existía en ese tiempo el aborto, era un medio de deshacerse de hijos no deseados, y quedar socialmente bien).

Nunca ha estado en Dios tal ordenanza, ni en su corazón, Dios nunca ha querido que los hombres quemen a sus hijos como ofrendas, como lo podemos ver acá:

Y  han edificado los lugares altos de Tofet,  que está en el valle del hijo de Hinom,  para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas,  cosa que yo no les mandé,  ni subió en mi corazón. (Jer 7:31)

Y edificaron lugares altos a Baal,  los cuales están en el valle del hijo de Hinom,   para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc;  lo cual no les mandé,  ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación,  para hacer pecar a Judá. (Jer 32:35)

Entendemos, que el origen del infierno; no es algo que Dios haya ideado; si no ha sido lo que los hombres han ideado siguiendo a los demonios, es decir, la idolatría (quemando a sus propios hijos, para que a ellos le vaya bien); y como estos hombres se han hecho hijos del diablo (voluntariamente), no pueden esperar que se le de una paga diferente, como ellos mismos han hecho con sus propios hijos…, su padre el diablo, hará con ellos, si no se arrepienten, serán juzgados con sus propias varas de medir…

Cuando Jesús dice “le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”; claramente referencia ese lugar cerca de Jerusalén, en que se hacia ese culto abominable; el valle de Hinon; es decir, donde los hombres que se apartaban del Dios verdadero, cometían esas abominaciones nunca pedidas por el Dios de Israel, buscando sus propios "beneficios terrenales".

El infierno no es algo que Dios haya ideado, sino ha sido el resultado de las mismas malas obras de los hombres, que les será pagado conforme a sus propios actos. Esa es la verdadera justicia, dar a cada uno según sus obras. Y cuando los hombres desprecian la misericordia de Dios, y toman por inmunda la sangre preciosa del Salvador del mundo ¿Qué más les espera, sino que den cuantas de sus actos personales directamente al Creador? Eso es lo justo, si no aceptan el rescate.

Ya entendemos que cuando una persona muere en el Señor, es decir, en la fe; va al seno de Abraham (Abraham es el padre por la fe); pero cuando se muere fuera de la fe, es decir, en pecado; va al Hades (Seol); nuestro Señor bajó por nosotros al Hades (Seol); pero Dios lo resucitó de los muertos. Cuando una persona está en el Hades, está en desolación, ya que al no tener cuerpo, su alma se encuentra totalmente vacía y en tormentos; su vida sólo se satisfacía en deleitar su carne en el mundo; al momento de perder su carne y el mundo (al morir su cuerpo), su alma queda en un profundo desierto y oscuridad, por eso vemos como el hombre rico está en profunda sed y tormentos, no tiene agua viva que lo calme (no es así con el hombre espiritual, quien su satisfacción está en la comunión con el Señor, cosa que no se pierde por la muerte del cuerpo).

Bueno para resumir, la Biblia habla de dos muertes y dos resurrecciones, lo explico brevemente:

Cuando el Señor venga a la tierra, los que murieron en Cristo resucitarán primero; luego los que vivimos seremos transformados y recibiremos al Señor en el aire. Esta es la primera resurrección.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor:  que nosotros que vivimos,  que habremos quedado hasta la venida del Señor,  no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando,  con voz de arcángel,  y con trompeta de Dios,  descenderá del cielo;  y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos,  los que hayamos quedado,  seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire,  y así estaremos siempre con el Señor. (1Tesa 4:15-17)

La segunda resurrección, será de aquellos que están en el Hades  (Seol), el mar representa al mundo; quienes resucitarán para juicio según sus obras:

Y el mar entregó los muertos que había en él;  y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos;  y fueron juzgados cada uno según sus obras. (Rev 20:13)

Luego acá notamos algo importante:

Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego.  Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. (Rev 20:14-15)

Primero en el texto vemos la segunda muerte, de quienes no están en la Vida, es decir, no escritos en el libro de la Vida (Jesús dijo que él es la Vida, no están en Cristo).

También vemos que si el infierno, fuera lo mismo que el Hades, no podría el infierno ser lanzado al infierno ¿no te parece?, es decir, la Biblia no podría decir: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego”; pero como el Hades (Seol) son diferentes al infierno, pueden ser lanzados al infierno (lago de fuego) para ser destruidos, para siempre.

El infierno es un lugar de destrucción del alma, y el Hades es un lugar provisorio del alma, para los muertos que esperan juicio Divino.

Y vi a los muertos,  grandes y pequeños,  de pie ante Dios;  y los libros fueron abiertos,  y otro libro fue abierto,  el cual es el libro de la vida;  y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros,  según sus obras. (Rev 20:12)

Hay dos muertes, y hay dos resurrecciones:

La primera muerte, es sólo del cuerpo; dependiendo en que condición morimos, es que vamos al Hades o al seno de Abraham.

La primera resurrección es para los que están en Cristo, o durmieron en Cristo (el día del Señor).
La segunda resurrección, es para quienes no murieron en Cristo, es decir, en incredulidad a Dios; resucitan para presentarse al juicio divino (juicio eterno).

La segunda muerte, es cuando el hombre es juzgado por sus obras, y por ellas es condenado (ya que sus obras eran malas, de otra manera en vida se habrían acercado a la luz), en ese caso es lanzado al infierno (lago de fuego), donde es destruida su alma. Ya que la condenación es eso mismo, que algunos hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque la luz los delata; prefieren ocultarse y seguir pecando. Pero todo saldrá a luz, todo será declarado por el día.

Ya puedes ver, como el infierno no es el Hades (Seol); y como su origen está en la maldad del hombre que sigue al demonio con su mente carnal (buscando su propio provecho, sin importar el inocente o victima, al quemar por ejemplo a sus hijos ); y como Dios es justo; y cada uno recibirá conforme a sus obras; ya que todas las cosas están escritas, en libros de las obras de los hombres; pero quienes están en el libro de la vida, son salvos de condenación, pues amaron la luz, y se acercaron a ella (nota que Dios no sólo es justo, sino que misericordioso, ponindo hoy delante del hombre el camino de la vida, Jesucristo; para que el hombre alcance a su Padre, pero sólo para quienes quieran por ese camino transitar).

Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo,  y los hombres amaron más las tinieblas que la luz,  porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo,  aborrece la luz y no viene a la luz,  para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz,  para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. (Juan 3:19-21)

Espero puedas revisar mis reflexiones, y veas por tus propios medios que son correctas; pero es importante empezar a conocer las cosas como realmente son y serán; y como toda la Biblia es un conjunto perfectamente armónico; y dispuesto por Dios para enseñarnos la verdad, e ir avanzando en el conocimiento de Dios por su Espíritu.


PD: Un mensaje relacionado a este es ¿Es lo mismo el infierno que el lago de fuego?, lo puedes leer en este misma página.




domingo, 2 de diciembre de 2012

En Casa de mi Padre


Leemos del evangelio de Juan, lo que Jesús nos dijo:

En la Casa de mi Padre muchas moradas hay; de otra manera os lo hubiera dicho; porque voy a aparejaros el lugar. Y si me fuere, y os aparejare el lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14:2-3)

Se ha interpretado erróneamente, que esto se refiere a la segunda venida de nuestro Señor (en el futuro), pero en verdad no es así, sino que nos está enseñando un verdadero misterio de la verdadera vida cristiana, en Cristo.
El Señor nos enseña que después de su muerte y resurrección nos tomará a sí mismo, para que habitemos donde él está, ¿Dónde? A la diestra de Dios en las alturas.

Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está el Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con el Cristo en Dios. (Col 3:1-3)

Nos enseña cómo llegar a ese lugar, que nuevamente es él mismo:

Así que sabéis a dónde yo voy; y sabéis el camino. Le dice Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:4-6)

También nos enseña, a Quien vemos en la luz de su rostro:

Si me conocieseis,  también a mi Padre conoceríais;  y desde ahora le conocéis,  y le habéis visto. Felipe le dijo:  Señor,  muéstranos el Padre,  y nos basta. Jesús le dijo:  ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros,  y no me has conocido,  Felipe?  El que me ha visto a mí,  ha visto al Padre;  ¿cómo,  pues,  dices tú:  Muéstranos el Padre? (Juan 14:7-9)


También la Biblia nos enseña donde habita Dios, ya que él no habita en casa hecha por mano humana, pero tiene un lugar de habitación:

Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas,  según las tradiciones de los hombres,  conforme a los rudimentos del mundo,  y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, (Col 2:8-9)

La casa del Padre, es Cristo (en esta creación, él es el verdadero templo que levantó al tercer día); en él hay muchas moradas, y el fue y preparó lugar para nosotros, y volvió y nos tomó a sí mismo; para que estemos donde él está. Lo explica en los siguientes versos:

Aún un poquito, y el mundo no me verá más; sin embargo vosotros me veréis; porque yo vivo vosotros también viviréis. Aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. (Juan 14:19-20)

Fue un poquito, lo que nos dejó solos (desde su muerte hasta su resurrección y ascensión) , pero volvió y le vemos, es su vida por la cual vivimos, y hoy sabemos que él es en el Padre, nosotros en él, y él en nosotros. Esto sólo se cumple en la fe, como él dijo ¿Creéis en Dios? Creed también en mí…

Hoy no hay posibilidad de unidad, sino sólo en Cristo; el Señor ya hizo la oración y lo explicó, en Cristo somos uno con el Padre, con él y entre nosotros…, fuera de Cristo sólo hay desolación, Cristo es el camino y el lugar…, sólo en él, damos verdadero testimonio.

Mas no ruego solamente por éstos,  sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno;  como tú,  oh Padre,  en mí,  y yo en ti,  que también ellos sean uno en nosotros;  para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste,  yo les he dado,  para que sean uno,  así como nosotros somos uno. Yo en ellos,  y tú en mí,  para que sean perfectos en unidad,  para que el mundo conozca que tú me enviaste,  y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre,  aquellos que me has dado,  quiero que donde yo estoy,  también ellos estén conmigo,  para que vean mi gloria que me has dado;  porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. (Juan 17:20-24)

Ya conocemos el camino, y ya estamos en Cristo sólo por medio de la fe; permanezcamos en la fe (en él), como él permanece en nosotros.

Permaneced en mí,  y yo en vosotros.  Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo,  si no permanece en la vid,  así tampoco vosotros,  si no permanecéis en mí. (Juan 15:4)

Ya debemos saber, que el Señor ya cumplió estas palabras, y no debemos esperarlas para el futuro, sino que debemos procurar entrar y buscar cada día más, esta bendita realidad en él, por la fe; a la Casa de su Padre, que ya tenemos un lugar en él.

En la Casa de mi Padre muchas moradas hay; de otra manera os lo hubiera dicho; porque voy a aparejaros el lugar. Y si me fuere, y os aparejare el lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14:2-3)

sábado, 17 de noviembre de 2012

Yo soy el primero y el último


Cito: Yo soy el Alfa y la Omega,  el principio y el fin,  el primero y el último. (Rev 22:13)

Yo soy dice, soy el alfa y la omega; el principio y el fin, el primero y el último; cuando el Señor habla estas cosas, nos enseña que hay un orden en ello; primero nos enseña que es el alfa y omega, luego el principio y el fin, y luego el primero y el último.

El alfa y omega: Responde a la primera letra y última del alfabeto griego, no hay letra que no esté entre ambas letras; el Señor es e incluye todo lo que Dios ha dicho, es la Palabra de Dios completa, viva y creadora; él debe tener no sólo la última palabra en nuestra vida, sino también la primera palabra, así como el alfa y la omega. El alfa y la omega, representan el poder creador de Dios; Yo soy dice, que él es, el poder creador de Dios, el alfa y la omega, toda la palabra del Creador, es decir, la palabra por la cual se crearon todas las cosas (buenas en gran manera). Alfa y omega, habla de poder y potencia del creador, Palabra con sabiduría, inteligencia y ciencia, de que fuera de él, nada de lo que existe puede existir.

El principio y el fin: Responde al inicio y término de lo creado; acá nos enseña que el tiempo empieza y termina en él; el orden cronológico empieza con el principio y termina en el fin, él es inicio de ese tiempo; antes del principio no había nada creado; sólo existía la Palabra en Dios, no había salido a luz; la Palabra era con Dios, no había tiempo; pero mientras Dios no lo engendrará (no había sido dado a luz), no había creación; sólo el Eterno, no había tiempo; ya que no habiendo nada creado, no había tiempo, nada ocurría. El principio y el fin, nada creado antes que él, nada después de él; el fin de todo, por siempre jamás. Luego del alfa y omega, es decir, que se manifiesta esa palabra poderosa, empieza todo; es decir, el principio de todo; y si esa palabra tuviese fin; legaría todo a su fin; pero sabemos que él es eterno, por siempre jamás, amen. Los límites de la creación, están en él.

El primero y el último: Responde a la posición en la creación, el primero en importancia, cabeza de todo principado y dominio, y se hizo último, por amor. El primero y el último, responde a la naturaleza divina que es sobre todo, que se hace el último por nosotros. Antes de poder hacerse el último, se manifestó como la palabra (alfa y omega); luego como principio y fin de lo creado; para luego manifestarse como el primero que se hizo el último, y que por mérito propio, fue exaltado hasta lo sumo por Dios Padre, el primero nuevamente. Nosotros partimos como últimos (creyéndonos ser el centro del universo, en nosotros mismos), y por su mérito y gracia, somos llamados haciéndonos los últimos (cómo lo somos), llegar a ser primeros en él eternamente. Nosotros podemos decir que seríamos los últimos y primeros; pero él, el primero y el último; nuestro camino, haciéndonos los últimos llegamos a ser primeros, sirviendo por amor. Nos enseña, como él practicó, el que quiera ser primero, hágase el último.

Las tres descripciones anteriores, nos hablan de tres aspectos o dimensiones de nuestro Señor y Salvador; Primero, la potencia, energía, sabiduría, inteligencia, ciencia y el mensaje de la Palabra viva y eficaz, que por ella fue creado todo bueno, en gran manera. Segundo, que es principio y fin de todo lo creado, es decir de toda la creación; nada de lo que ha sido hecho, lo ha sido hecho aparte él. Y tercero, como ese SER eterno, se hace el último en su creación, y por mérito propio, toma nuevamente el primer lugar, porque es de toda justicia que así lo haga, para él sea la honra, gloria y el poder. Amén.

domingo, 28 de octubre de 2012

Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción


Y llamó el nombre del segundo,  Efraín;  porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.  (Gen 41:52)

Dios me hizo fructificar (llevar fruto, aumentar, crecer, fértil, fructífero,  multiplicar) en tierra de mi aflicción; dijo José al poner por nombre Efraín a su segundo hijo. Puso por nombre Efraín, porque es un testimonio vivido de cómo fue necesario pasar por diversas aflicciones, antes de ser prosperado y fructificar en el Señor; José no se salió de la fe, y las pruebas las pasó en la fe en Dios. Su ejemplo, hoy nos enseña, que cada vez que somos probados debemos estar muy contentos, pues es una oportunidad venida del Todopoderoso para nuestro crecimiento, tenemos el ejemplo de José, que de diversas pruebas, fue levantado hasta ser segundo en Egipto, sólo después de Faraón. Esto me recuerda el siguiente versículo:

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. Y la paciencia consuma la obra, para que seáis perfectos y enteros, sin faltar en alguna cosa. (Stgo 1:2-4)

Santiago nos repite, que debemos estar gozosos en la pruebas, ya que el fruto de la prueba de fe (sufrir no por causa del pecado, ni la desobediencia a Dios, sino por la obediencia a Dios en la fe, eso es una prueba), es paciencia (fortaleza); y en la fortaleza (aguante alegre) se termina la obra para que seamos perfectos y enteros, y sin faltarnos nada; es decir, podamos fructificar de nuestra fe, crecer en el Señor; dar mucho fruto.
Ya lo vemos desde el ejemplo que tenemos en José, como la aflicción que es en el Señor, nos aumenta y fortalece, nos hace crecer y dar mucho fruto.

También nos lo enseña, el apóstol Pedro:

Amados,  no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido,  como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo,  para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. (1Pe 4:12-13)

El fuego de la prueba es necesario, es el bautismo en fuego que todos los que somos edificados como templo del Dios vivo debemos tener; sin ello, nos quedamos estancos.

En lo cual vosotros os alegráis,  aunque ahora por un poco de tiempo,  si es necesario,  tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe,  mucho más preciosa que el oro,  el cual aunque perecedero se prueba con fuego,  sea hallada en alabanza,  gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto,  en quien creyendo,  aunque ahora no lo veáis,  os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe,  que es la salvación de vuestras almas.(1Pe 1:6-9)

La verdad es que no quiero agregar más palabras, sólo recordarles que cuando corremos en la fe, nuestra fe debe ser probada (Dios la prueba como al oro); es la oportunidad que Dios nos da de: fructificar, de crecer, ser fortalecidos, ser perfeccionados y de poder ser hallada nuestra fe, en el día de nuestro Señor Jesucristo, en honra, gloria y alabanza.

Busquen al Señor con todo su corazón; sólo en él están las palabras de vida eterna; de verdadera vida y gozo eternos. Amén.

sábado, 6 de octubre de 2012

Dos o tres congregados en mi nombre



Hoy le comparto el siguiente mensaje, que está sustentado en el siguiente versículo, del evangelio de Mateo:

Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos. (Mat 18:20)

El Señor nos hizo una promesa, y esa promesa indica que cuando nos reunimos en SU NOMBRE dos o tres discípulos, él estará en medio de nosotros. Es una promesa muy importante y maravillosa; y la quiero exponer, para vuestra meditación:

¿Hay algo más maravilloso y grande, para quienes amamos al Señor, que verlo manifestado acá en la tierra en medio nuestro?

Creo que son poquísimas cosas que se le pueden comparar, con verlo manifestarse acá, para quienes lo amamos; es entonces, crucial entender bien la promesa que está registrada en el evangelio de Mateo, y la cual expuse (Mat 18:20) .

Veamos, un requisito importante, al reunirnos (congregarnos) en torno a él; debemos hacerlo EN SU NOMBRE. Bueno, cuando dos o tres se reúnen en SU NOMBRE, el Señor está en medio de ellos, y cuando él está presente, es notorio para quienes tenemos de su Espíritu.

La pregunta clave entonces se resumiría en lo siguiente:

¿Qué significa entonces reunirnos (congregarnos) en SU NOMBRE?

Literalmente, he participado de reuniones que al inicio se declara que la reunión es en el Nombre del Señor; ¿pero basta eso? Pero no lo he visto manifestarse...

La verdad, que por mi experiencia, he visto que no basta con declarar la reunión en nombre del Señor solamente, el reunirnos en SU NOMBRE va más allá de eso. Va más allá de la buena intención, va más allá de la declaración, va más allá de todo empeño humano de hacerlo notorio a las personas...

Reunirnos en SU NOMBRE significa, el no hacer nada que el Espíritu no nos inspire a hacer; no hablar sin la confirmación del Espíritu, no callar si el Espíritu nos inspira; significa que todo lo que hacemos, lo hacemos en obediencia a SU NOMBRE, por medio de su ESPÍRITU.

Les voy a poner un ejemplo didáctico  Cuando ustedes mandan a alguien en su nombre (el de ustedes, por supuesto) a hacer algo; lo que esperan, es que la persona a la cual mandaron, haga exactamente lo que ustedes mandaron hacer y no otra cosa; ya que estarían utilizando mal vuestro nombre y se saldrían de su voluntad, y no harían lo que ustedes mandaron a hacer. Como ejemplo les pongo lo siguiente, ustedes le dicen a su hijo, “anda al negocio de la esquina y le llevas este dinero a su dueña en mi nombre, y le pagas lo adeudado de la semana pasada, y con este otro dinero compras un kilo de pan para el desayuno, que sea pan integral; y le das las gracias en mi nombre por el crédito que nos dio”. Bueno, ahora entienden que este hijo debe actuar del modo que ustedes le indicaron, ya que lo están haciendo en representación suya, en vuestro nombre.

Es así mismo, cuando nos reunimos en el Nombre del Señor, debemos actuar según el Espíritu Santo nos inspira o no nos inspira a hablar y hacer, y no rellenar la reunión (congregación) de estímulos naturales de la carne, según lo que nosotros queremos decir o callar (o hacer), sino según el Espíritu Santo nos inspira a hacer.

Cuando nos reunimos en SU NOMBRE (y obedecemos a su nombre por el Espíritu), veremos la gloria del Señor manifestándose en medio nuestro. 

Es ahora nuestro tiempo de obedecer, y ser conducidos por su Espíritu, y veremos lo maravilloso que es congregarnos de dos o tres discípulos, sintonizados con el Espíritu; lo veremos en medio nuestro.

Buenísimo es ponerlo en práctica, para que no sólo sea una teoría; cuando nos congreguemos en su nombre, que realmente sea en SU NOMBRE, es decir, sujetándonos a la conducción de SU ESPÍRITU; y no a los programas humanos que lo acallan.

Un abrazo a todos, y que puedan oír cada día su VOZ, para hablar sus palabras.



domingo, 23 de septiembre de 2012

¿A qué obedeces?


Quien sólo obedece al cuerpo, termina siendo esclavo de su cuerpo.
Quien sólo obedeces a su alma, termina siendo esclavo de sí mismo.
Quien obedece al Espíritu, es porque es hijo de Dios.

En esta oportunidad, sólo te daré algunas referencias Bíblicas, para que tu saques tus propias conclusiones, de lo que expuse:

 Y el Dios de paz os santifique completamente; para que vuestro espíritu, alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida del Señor nuestro, Jesús, el Cristo. (1Tesa 5:23)

¿O no sabéis que a quien os presentáis a vosotros mismos como siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? (Rom 6:16)

Jesús les respondió:  De cierto,  de cierto os digo,  que todo aquel que hace pecado,  esclavo es del pecado. (Juan 8:34)

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,  éstos son hijos de Dios. (Rom 8:14)

Porque el Señor es el Espíritu;  y donde está el Espíritu del Señor,  allí hay libertad. (2Co 3:17)

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. (Juan 8:36)

Gracias a Dios, que aunque fuisteis siervos del pecado, habéis obedecido de corazón a la forma de doctrina a la cual sois entregados; y libertados del pecado, sois hechos siervos de la justicia. (Rom 6:17-18)



sábado, 25 de agosto de 2012

¿Leche espiritual o racional?



¡Oh qué sorpresa! Muchas veces leí cuando el apóstol Pedro hablaba de “leche espiritual”; cito la tradicional Reina-Valera 60 (RV60)“… desead,  como niños recién nacidos,  la leche espiritual no adulterada,  para que por ella crezcáis para salvación,” (1Pe 2:2); y varias traducciones citan lo mismo, “leche espiritual”.

¡Gran sorpresa tuve!, cuando revisando en la versión original de Casidoro de Reina (original de donde tomó Cipriano de Valera para su revisión); el verso en cuestión lo traduce de la siguiente manera: “desead, como niños recién nacidos, la leche racional, y que es sin engaño, para que por ella crezcáis en salud,” (1Pe 2:2).

Si revisamos lo escrito en el original en griego, vemos que la palabra que comúnmente la traducen como espiritual, en el verso en cuestión, es la palabra logikós en griego, cuyo significado es lógica o racional. En cambio la palabra en griego espiritual, es pneumatikós. Vemos entonces, para nuestro asombro y sorpresa, que el verso que Pedro escribió debería traducirse de la siguiente manera:

...desead,  como niños recién nacidos,  la leche racional (lógica) no adulterada,  para que por ella crezcáis para salvación, (1Pe 2:2)

Si no crees lo que te digo, por favor revísalo con tus medios y me cuentas…

Bueno para seguir, la leche se refiere a la palabra en forma de alimento para menores; esa palabra debe ser dada sin adulteraciones (sin engaño) y cuya característica principal, es que es lógica y/o racional. ¡Qué sorpresa! Si estábamos tan acostumbrados a oír espiritual…

Es completamente racional lo que Pedro hablaba, ya que la palabra no se puede dar en forma espiritual, sino en forma lógica y/o racional, luego de creída y entendida, es transformada en alimento espiritual, para que crezcáis para salvación. Ese es el orden, primero una palabra que puede ser entendida en forma racional y/o lógica, luego por medio de la fe, esa palabra se convierte en alimento espiritual

Veamos como Pablo habla de lo mismo, en el siguiente texto:

Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento,  para enseñar también a otros,  que diez mil palabras en lengua desconocida. (1Co 14:18-19)

El hablar en lenguas, que son palabras espirituales, son palabras dadas por el Espíritu; pero en la congregación, Pablo prefiere hablar 5 palabras con entendimiento (racional y/o lógico), que 10.000 palabras en lenguas (aunque eran espirituales las palabras en lenguas que él hablaba, pero sin comprensión para los oyentes; y por lo tanto, sin frutos para los oyentes).

El evangelio es muy racional y lógico; toda la creación lo es; Dios no es ilógico, ni irracional; el nos habla a nuestro entendimiento; y si le creemos, eso nos da frutos en el Espíritu, nos alimenta. Ese es el orden, primero una palabra pura y racional de Dios, luego si la crees; hay fruto en el espíritu. Todo en un orden perfecto, cuán lejos está esto de seguir ritos sin entender, de seguir tradiciones, de seguir hombres, de seguir propias ideas…(hay que seguir las ideas de Dios).

Ahora vemos un poco más claro, más claro por lo menos de lo que vieron algunos traductores de la Biblia; que no pudieron concebir que Pedro hablara de una palabra lógica y/o racional como un alimento para los pequeños hijos de Dios, sino que cambiaron el significado en su traducción (porque su entendimiento no lo concebía aún). ¿Cuántos hoy disciernen esto, y no están aun confundíos siguiendo emociones antes que a Cristo en sensatez?

La Biblia es muy exacta, ninguna palabra está puesta por casualidad, es un todo perfectamente armónico, y su perfección asombra a la mente más aguda en Cristo; pero para la razón humana sin luz, nada se puede ver; todo lo dejan en ceremonias, tradiciones, emociones, canciones y poesías (no que lo anterior sea malo, pero no tiene poder de transformar y hacer crecer a un hijito de Dios). Pedro aconseja a los pequeños, que deseen como niños la palabra de Dios racional sin engaño, para que puedan crecer a salvación; ese es su consejo.

Hablamos de alimento como leche racional, luego viene el alimento sólido racional (para los mayores); nunca la razón deja de participar; porque de otra manera no podríamos amar a Dios con toda nuestra mente. Y nuestra mente debe quedar asombrada, con este maravilloso entendimiento que viene de su Palabra, por la fe. Y nuestra mente debe ser transformada, hasta alcanzar la mente de Cristo. Amén.

Un abrazo y espero comentarios.

Saludos a todos en Cristo Jesús.

Desechando,  pues,  toda malicia,  todo engaño,  hipocresía,  envidias,  y todas las detracciones, desead,  como niños recién nacidos,  la leche racional no adulterada,  para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor. (1Pe 2:1-3)


domingo, 19 de agosto de 2012

Protegidos por su diestra

Leemos el siguiente texto en las Escrituras, una grandísima promesa para los verdaderos creyentes:

No temas,  porque yo estoy contigo;  no desmayes,  porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;  siempre te ayudaré,  siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isa 41:10)

Yo diría que más que una hermosa y grandisima promesa de Dios, a quienes en él confían; es una promesa muy PODEROSA, ¿Que habremos de temer si la diestra del Señor nos protege? ¿habrá algún poder mayor en la creación que la diestra del Señor? Imposible, no existe un poder mayor; entonce pongamos atención en el siguiente detalle:

dice...siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia; el Señor nos promete sustentar y ayudar, no sólo dice que es con su diestra, sino con su diestra de su justicia.

¿y que significa eso exactamente?

Yo veo que significa, que nada hará por nosotros que no sea dado por su justicia, es decir, si ayudarnos viene de un mal camino que hemos elegido, el Señor nunca usará su diestra con injusticia  para tener favor hacia nosotros en contra de otros con injusticia; su diestra siempre hace justicias, y no puede transgredir, la justicia, por muy cristianos y religiosos que nos llamemos. Su justicia lo hace siempre a hacer justicia, y el medio que tiene poderoso de hacerlo, es por su diestra; y cuando andamos en su justicia; nada debemos temer, pues su diestra nos sustenta y nos ayuda, para siempre. No debemos salirnos de su justicia, ya que en ella está el poderoso socorro.

Acá podemos ver como la diestra del Señor hace justicia (y nunca es injusta):


Conforme a tu nombre,  oh Dios,  Así es tu loor hasta los fines de la tierra;  De justicia está llena tu diestra. (Salmo 48:10)

¿Queremos andar seguros, protegidos y sustentados por la mano poderosa del Todopoderoso?

No olvidemos, que siempre lo tendremos obrando justicias para nosotros; de modo que no debemos apartarnos de la justicia en nuestros camino; y su poderosa diestra obrará en nuestro favor; Dios es justo; y con justicia juzga la tierra.

Caminemos en rectitud, y tendremos su diestra en nuestro favor.

Si lo crees, lo pones en práctica, y cosechas estás promesas para tu vida; el Todopoderoso sustentándote día a día.

¿Quien se lo podría perder? Bueno sólo aquellos que lo ignoren, y no lo crean.

Un abrazo a todos, y que la gracia de nuestro Dios y salvador los acompañe.


Pero tú,  Israel,  siervo mío eres;  tú,  Jacob,  a quien yo escogí,  descendencia de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra,  y de tierras lejanas te llamé,  y te dije:  Mi siervo eres tú;  te escogí,  y no te deseché. No temas,  porque yo estoy contigo;  no desmayes,  porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;  siempre te ayudaré,  siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos;  serán como nada y perecerán los que contienden contigo. (Isa 41:8-11)



miércoles, 8 de agosto de 2012

No soy, no existo…


¿No es una contradicción decir No soy, o no existo?
Es algo imposible para quien no existe, decir algo; y menos sería decir NO EXISTO. Porque para decir, primero hay que existir. Nada inexistente, puede hablar.

El hombre necio niega la existencia de Dios, dice: “Dios no existe”.
Dice el necio en su corazón: No hay Dios.   Salmo 14:1

Al negar la existencia de Dios el Creador, también debería negar la creación (universo); ya que ¿Cómo habrá de haber creación (universo), sin un Autor? Es una inconsistencia lógica pensar que algo viene de la nada; no hay lógica en ese pensamiento.
Pensar que lo existente fue creado por nada, no es en ningún modo racional. Cualquier tipo de origen que el hombre le quiera dar a la creación (ciencia humana), en su interpretación humana; tiene necesariamente que llegar al punto que debe responder que lo creado inicial que dio el origen a todo, debió ser creado por algo, por algo con el poder de hacerlo, y no por la nada. La nada, no puede producir algo; la nada es inexistencia, y como inexistencia, no puede crear o dar origen a algo.

Cuando un hombre niega al Creador de todas las cosas, o Fuente inicial de todo; para seguir con su lógica debería también negar todo lo creado, de modo que si ya no existiera el Creador (según su opinión), tampoco debería haber creación (siguiendo la lógica), y por último, debería negar su propia existencia; y decir, decir "no soy, no existo". Esa es la lógica final de negar al Creador, es negar la propia existencia, la propia existencia se niega, al negar la Fuente de su origen. Lo explico nuevamente, Si se niega al Creador o Fuente del universo; debemos también negar al universo; y al negar el universo, nos negamos a nosotros mismos que estamos inmersos en el universo. Si lo vemos con la lógica de la existencia, partiendo de nosotros mismos (a la inversa), podemos decir que existimos (lo sabemos por experiencia propia); y vemos que nuestro origen material se debe a que somos parte del universo; así también entendemos que el universo tiene su origen en el Creador de todas las cosas. Por lo tanto, confirmamos la existencia del creador o Fuente de la existencia; el que ES.

Cuando uno entiende que existe, y descubre en su entorno todo un universo creado con sabiduría, inteligencia, ciencia y propósito; no puede negar que ese universo tiene un Autor, no salió de la nada; esa Energía primaria, tiene un principio; y una Fuente; debemos entender por lógica, si es que existimos; que hay un Creador, una Fuente de todo lo creado y por supuesto, de nosotros mismos.
No hay Dios, equivale a decir, No existo; y para quienes eso es su fe; bueno, obtendrán lo que esperan, eterna perdición, es decir, dejar de existir; en la justicia Divina, obtendrán según sus esperanzas No ser, no existir.

¿Y por que el hombre niega al Creador, siendo absurdo lógico negarlo, si no niega la creación a la vez y a sí mismo?

Por el pecado que no quiere reconocer, y que le acomoda en su corazón ocultarlo; la luz lo descubre y le incomoda, ya que el juicio divino le molesta en su conciencia. Ante tal situación, prefieren darle inexistencia a Dios, que a su pecado; niegan la luz, para ocultar y darle inexistencia al justo juicio divino; el juicio de la existencia eterna. Ocultan su realidad, negando la Fuente divina de la existencia que les muestra su realidad, hacen inexistente a Dios, para hacer inexistentes su realidad. Es mejor para ellos estar en la no existencia, que ante el Eterno y Existente; que les muestra la verdad.
Pero quienes aman la realidad, aman la verdad, buscan la luz, y la luz le es cómoda; aman la existencia y al ETERNO EXISTENTE, en quien encuentran esperanza eterna, la vida eterna.

Porque todo aquel que hace lo malo,  aborrece la luz y no viene a la luz,  para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz,  para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. (Juan 3:20-21)


El hombre se oculta como Caín errante, lejos de la Luz, por no ser reconocidos en sus malas obras; niegan a Dios, y al negar a Dios, se niegan a sí mismos; se hacen a sí mismos vanos y vacíos (sin propósito), se hacen partes de la NADA.
Obtendrán lo que han buscado, la eterna oscuridad; no ser, y que no haya de ellos, más memoria. ¿Será injusto Dios si les da lo que ellos mismo han buscado? Por ningún motivo, todos cosecharemos lo que hemos sembrado. ¿O acaso robaremos la cosecha al vecino? Nuestro Señor les ha ofrecido de su buena semilla, para obtener una excelente cosecha, y ellos la han despreciado.


Un saludo en Cristo Jesús; el Camino a la ETERNA GLORIA, con el CREADOR; el que ES, es decir, la existencia misma. Para quienes si tenemos esperanzas ciertísimas, verdaderas y eternas, la existencia eterna en Amor, todos juntos en uno. amén.

martes, 19 de junio de 2012

El camino angosto


Jesús dijo: Entrad por la puerta estrecha: porque el camino que lleva a perdición es ancho y espacioso; y los que van por él, son muchos. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida; y pocos son los que lo hallan. (Mat 7:13-14)


Quiero reflexionar un poco, acerca lo que Jesús nos enseñó; la puerta estrecha y el camino angosto; y referirme específicamente al camino angosto, que debemos transitar.

Antes, debemos notar cual es la puerta. Y cual es el camino, acá pueden verlo claramente:


YO SOY la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. (Juan 10:9)

Primero, debemos ver muy claro que la puerta es el Señor mismo, el que no entrare por él, no será salvo; no saldrá de sus prisiones (pecado) y no hallará alimento para su alma.

Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6)


En segundo lugar, el camino que debemos recorrer, para llegar a nuestro destino final y objetivo (el Padre); es el Señor mismo, nuevamente. Nadie puede avanzar, si no corre la carrera en Cristo; es Cristo el camino que debemos correr, para llegar al Padre.

Teniendo el contexto general claro que acabo de exponer, que la puerta que nos saca de nuestras prisiones (el pecado) es Cristo; y el que nos lleva al Padre, es un camino que es él mismo. Nos preguntamos ahora:

¿Qué quiso decir el Señor cuando dijo “y angosto el camino que lleva a la vida”?

Nota lo siguiente: No dijo que el camino que lleva a la vida era difícil, ni tampoco dijo que el camino a la vida se estrechaba en el futuro; sino dijo que ese camino era angosto siempre. ¿Qué significa eso?

El otro día mientras salía a caminar y meditar, caminé por la parte superior de un muro de unos 30 cm de ancho (nada de alto, pero largo), en la costanera del Estrecho de Magallanes; y mientras caminaba sobre el borde superior del muro, meditaba acerca del camino angosto, que habla el Señor.

Mientas caminaba me di cuanta de dos cosas, que yo creo son muy importantes distinguir:

Primero: El Señor no dijo que el camino se iba angostando, sino dijo que era angosto (se entiende que todo el camino); la característica del camino, era que era angosto; no que será angosto; sino que es angosto de principio a fin. Yo antes pensaba, que lo angosto venía después (eso había escuchado), pero no es lo que él dijo, sino que dijo que era angosto.

Segundo: Mientras caminaba, me di cuenta que para no salirme de mi camino estrecho (la parte superior de ese muro), tenía que estar muy atento, de manera de no desviarme ni a derecha, ni a izquierda, para no salirme. No era difícil el camino, pero si requería de toda mi concentración; pues si daba un par de pasos errados, inevitablemente saldría del camino (eso no quiere decir que luego no lo podría retomar, pero no era la idea salirme de mi camino angosto).

Ahora les puedo compartir mis conclusiones en el Señor:

El camino que tomamos una vez que entramos por la puerta, es el Señor mismo, es decir, debemos andar en Cristo (a lo mejor para estos tiempos la palabra más apropiada no es andar, sino correr) o correr en Cristo.

¿Y cómo andamos (o corremos) en Cristo?

Bueno, siendo guiados POR SU ESPIRITU, es decir, obedeciendo su voz interior que nos habla y enseña todas las cosas. No hay forma de poder avanzar en este camino a las alturas, si nos es por la guía permanente y continua del Espíritu Santo en nosotros; y para eso debemos PONER EL MAXIMO DE NUESTRA ATENCIÓN (mirar, velar y orar), para no desviarnos ni a derecha, ni a izquierda. Ya que debemos notar, que el camino es angosto ahora (y después también lo es); y si hoy transitamos por un camino ancho y espacioso, lo más probable es que nos hayamos extraviado; en alguna parte del camino perdimos la guía del Espíritu Santo interior en nosotros, y debemos diligentemente buscar hoy nuevamente su voz y guía.

Ahora podemos ver que este camino es siempre angosto, y a la vez no es difícil (pero imposible para el hombre natural); pero si requiere de que lo pongamos en el primer lugar de nuestra vida, o perdemos nuestro tiempo. Primero debemos buscar el reino de Dios y su justicia, y las otras cosas son añadiduras que el Señor nos da según nuestra necesidad real. No hay forma de seguir este camino, sin la guía del Espíritu Santo, y para oírlo, debemos poner toda nuestra atención; para aprovechar bien el tiempo; es una gran oportunidad que tenemos cada día, cada hora, cada minuto y cada instante; no dejemos de oir su voz interior en nosotros cada día, que nos guía a completa santidad, para poder estar ante la presencia del Padre, con gran alegría.

El camino es angosto, es decir, en cada momento necesitamos su guía en nosotros (para no desviarnos), y para eso debemos despojarnos de todo lo que nos pesa, y del pecado que nos estorba. Para poder oír claramente su voz, y avanzar en esta carrera celestial, carrera imposible para el hombre; pero para el que cree, todo es posible.

Un abrazo a todos, en Cristo.



sábado, 12 de mayo de 2012

"Déjame terminar…"


"Déjame terminar…", le dice el hermano mayor que habla, en la reunión de los hermanos, al hermano menor que lo quiere interrumpir, para agregar algo nuevo que no puede callar. Después de un rato, nuevamente insiste el hermano menor tratando de aportar a lo que el hermano mayor expone interrumpiéndolo; y nuevamente escucha "déjame terminar la idea, por favor…". Como las palabras siguen y siguen, y se ve lejano el término de la idea, insiste una vez más el hermano menor, a lo que el mayor responde "no me interrumpas, déjame terminar..."

Yo me pregunto; ¿si él Señor estuviera presente, este hermano mayor le diría al Señor lo mismo, "no interrumpas, déjame terminar la idea..”.? Creo que no.

¿No sería que este hermano debería estar callado escuchando al Maestro y no haciéndolo callar?

Bueno es así, lo hacemos callar como el hermano mayor del ejemplo, cada vez que hacemos callar al menor que nos quiere interrumpir.

¿O no sabemos qué cuando nos congregamos en su nombre, él está en medio de nosotros?

Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos. (Mat 18:20)

Entonces, cuando hacemos callar al hermano menor, que inspirado por el Espíritu de Dios, nos interrumpe; al mismo Espíritu del Señor hacemos callar, para exponer por sobre el Espíritu, todo nuestro raciocinio carnal. Hermanos, eso es la carne; que no da espacio para el Espíritu; no debe ser así en nuestras reuniones; sino que cada uno hable en orden, y si alguno tiene algo nuevo que decir que el Señor le mostró, calle el primero y hable el menor. Y así, todos crecerán escuchando al Dios vivo.

Nadie puede estar por sobre el Espíritu de Dios en la reunión de los Santos, sino que todos en su debido orden, deben hablar según son inspirados por el Espíritu; y los que hablan deben callar obedeciendo al mismo Espíritu, cuando son interrumpidos. El centro de la reunión debe ser siempre el Espíritu y él tiene la palabra; y sólo de él sale la palabra, por quien él quiere.

Veamos lo que Pablo enseñó:

Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si a otro que estuviere sentado, fuere revelado, calle el primero. (1Co 14:29-30)

Pablo nos enseña, que si el profeta habla (el que habla por orden de Dios); y si el que está sentado escuchando le fuere revelado (mostrado, descubierto, etc.), es decir, tuviere una nueva revelación; cállese el que habla, y escuchen. Habrá tiempo para juzgar si lo dicho es en el Señor o no lo es, pero si no dejamos hablar al Espíritu ¿A qué vamos a la congregación, sino a escuchar al Maestro?

En muchas reuniones veo que callamos al Espíritu, para exponer en la carne; y quedar nosotros como centros de la reunión; desplazando como Adán a Dios como centro y poniéndonos nosotros; eso viene del espíritu del enemigo.

Aprendamos un buen consejo, que nos enseña Santiago:

Por esto, hermanos míos amados, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; (Stgo 1:19)

No dice que no hablemos, sino que seamos tardos (lentos) para hablar y prontos para oír, que es donde está la ganancia; oyendo al Señor.

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