Y llamó el nombre del segundo,
Efraín; porque dijo: Dios me hizo
fructificar en la tierra de mi aflicción. (Gen 41:52)
Dios me hizo fructificar (llevar
fruto, aumentar, crecer, fértil, fructífero, multiplicar) en tierra de mi aflicción; dijo
José al poner por nombre Efraín a su segundo hijo. Puso por nombre Efraín,
porque es un testimonio vivido de cómo fue necesario pasar por diversas
aflicciones, antes de ser prosperado y fructificar en el Señor; José no se
salió de la fe, y las pruebas las pasó en la fe en Dios. Su ejemplo, hoy nos
enseña, que cada vez que somos probados debemos estar muy contentos, pues es
una oportunidad venida del Todopoderoso para nuestro crecimiento, tenemos el ejemplo de José, que de
diversas pruebas, fue levantado hasta ser segundo en Egipto, sólo después de
Faraón. Esto me recuerda el siguiente versículo:
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas
pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. Y la paciencia
consuma la obra, para que seáis perfectos y enteros, sin faltar en alguna cosa. (Stgo 1:2-4)
Santiago nos repite, que debemos
estar gozosos en la pruebas, ya que el fruto de la prueba de fe (sufrir no por
causa del pecado, ni la desobediencia a Dios, sino por la obediencia a Dios en la fe,
eso es una prueba), es paciencia (fortaleza); y en la fortaleza (aguante
alegre) se termina la obra para que seamos perfectos y enteros, y sin faltarnos nada; es
decir, podamos fructificar de nuestra fe, crecer en el Señor; dar mucho fruto.
Ya lo vemos desde el ejemplo que
tenemos en José, como la aflicción que es en el Señor, nos aumenta y fortalece,
nos hace crecer y dar mucho fruto.
También nos lo enseña, el apóstol
Pedro:
Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os
ha sobrevenido, como si alguna cosa
extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los
padecimientos de Cristo, para que
también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. (1Pe
4:12-13)
El fuego de la prueba es
necesario, es el bautismo en fuego que todos los que somos edificados como
templo del Dios vivo debemos tener; sin ello, nos quedamos estancos.
En lo cual vosotros os
alegráis, aunque ahora por un poco de
tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas
pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe,
mucho más preciosa que el oro, el
cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y
honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
obteniendo el fin de vuestra fe, que es
la salvación de vuestras almas.(1Pe 1:6-9)
La verdad es que no quiero agregar más palabras, sólo recordarles que cuando corremos en la fe, nuestra fe debe ser probada (Dios la prueba como al oro); es la oportunidad que Dios nos da de: fructificar, de crecer, ser fortalecidos, ser perfeccionados y de poder ser hallada nuestra fe, en el día de nuestro Señor Jesucristo, en honra, gloria y alabanza.
Busquen al Señor con todo su corazón; sólo en él están las palabras de vida eterna; de verdadera vida y gozo eternos. Amén.
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