Hoy veo muchos cristianos caminando en forma muy similar a lo que lo hace este animalito (hámster), en su rueda; gira y gira, pero no avanza. No llegan a ningún lado. Encontré en la web esta simpática foto, aunque simpática para un animalito, no es para nada de simpática la comparación con lo que muchos piensan que avanzan, y en realidad no dan un paso.
Bueno es ese el tema de este mensaje, ¿Cómo avanzamos verdaderamente, y salimos de la rutina?
Esto no es cumplir mandamientos, esto no es religión, esto es un camino, el camino de la cruz.
El ser cristianos, es decir, discípulos de Cristo; es un camino, el camino de la cruz, no se trata de cumplir y cumplir ordenanzas (aunque las incluye), y no se trata de ritos religiosos (aunque también pueden incluirse), se trata de correr una carrera (correr dije, vale decir, máxima velocidad), una carrera que tiene un comienzo, un trayecto y tiene un final, es decir, una meta. Si yo les cito lo siguiente, estoy claro que todos estarán de acuerdo:
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6)
Jesucristo es el camino; eso lo hemos repetido muchas veces; pero este mismo Jesús que dijo que era el camino ¿Qué más dijo al respecto?
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. (Mat 16:24)
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. (Mar 8:34)
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. (Luc 9:23)
Estos tres evangelios, lo dicen en forma coincidente, usando el mismo lenguaje, no hay forma de seguir y avanzar en el Camino que es Jesucristo, sin tomar la cruz cada día, y así poder seguirlo (sin la cruz, no sales de la rutina de la rueda).
Me parece que hasta ahora nada nuevo he dicho (creo no haber dicho nada que no hayas escuchado antes); pero quiero hacer la siguiente reflexión:
A veces nos ponemos tan religiosos y místicos, que cuando nos hablan de la cruz, y sobre todo cuando nos dicen que debemos tomar la cruz, tenemos en mente muchas cosas, como sufrimientos, muerte, sangre, dolor, tribulación, sacrificios, etc. Si yo te pregunto en forma directa y práctica, ¿Qué es tomar la cruz cada día, que significa, como la explicas? Por favor medítala, con esa pregunta te dejo algunos instantes, luego puedes seguir leyendo…
(… meditando, no molestar…)
Si nos interesa llegar a la meta de este Camino, es decir, llegar al Padre y con todo lo que eso significa (estatura que debemos tener, pureza, gloria, herencia, amor, unidad, etc); debemos avanzar cada día, y la única forma de hacerlo, es no olvidando la cruz; el que camine sin cruz (la llave), no avanza; es como el hámster de la foto; corre y corre, pero ¿A dónde llega? Nadie podría decir que ese hámster no ha corrido; pero eso no significa que haya dado algún paso importante hasta la meta; mientras no salga de su rueda (y obviamente de su jaula), no sirven de nada sus esfuerzos; mientras nosotros olvidamos en la partida (o a medio trayecto) la cruz, no hay caso, no avanzamos (a menos que el Señor se contradiga en su palabra, cosa que nunca hace, ni hará). Es la cruz, el medio que nos hace salir de la rutina de sólo cumplir ordenanzas, y que todo se transforme en sólo una religión; es la cruz la llave maestra al Reino de los Cielos; salimos de la ruedita, y de verdad, avanzamos.
Vuelvo a la pregunta del párrafo anterior ¿Qué es y cómo se explica el tomar la cruz cada día?
Te podrá sonar muy poco espiritual lo que te voy a decir, pero la verdad es la verdad; tomar la cruz cada día y seguir al Señor, es una DECISIÓN diaria de obedecer, a pesar de no querer hacerlo.
La cruz es una decisión de cada día, una decisión como la que enseñan en la universidad; si como ese ramo de toma de decisiones, si correcto; la RAE lo define así: 1. f. Determinación, resolución que se toma o se da en una cosa dudosa.
Y la toma de decisiones, encontré lo siguiente: La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones de la vida en diferentes contextos.
Seguir al Señor cada día es estar dispuesto a tomar la mejor decisión cada día, es estar dispuesto a tomar la mejor decisión a pesar que esa decisión nos signifique algo tan terrible como la vergüenza pública o la muerte, a pesar que no sea la decisión de nuestra preferencia. Eso es tomar la cruz, es decir; mi alternativa es inferior a la tuya Señor, la mía la desecho ante la tuya; ya que tú has preparado lo mejor para mí. Es decir, obedecer a su voluntad, entendiendo lo siguiente:
1º La decisión que me propone el Señor es la mejor, a pesar que mi mente natural entienda lo contrario y no me guste; es por ello que decido obedecer; aunque no vea, pero le creo a Dios, que es el camino que me tiene preparado.
2º La decisión que me propones es la mejor Señor, a pesar que mi mente y sentimientos naturales se opongan, la sigo porque te amo, y no quiero desagradarte, sino que ese amor me impulsa a que nada permitiré que nos separe, y un dolor en ti, sería un dolor en mí.
Ahora leamos:
El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. (Mat 10:37-38)
Si no estamos convencidos que seguir al Señor es nuestro propósito, único y mejor camino; no lo haremos; si no creemos que él es la mejor opción, no lo haremos; si nuestro amor es limitado; no lo haremos; seremos deficientes en nuestro caminar. Si amamos algo más que él, no podremos avanzar; porque en el momento que haya que decidir entre lo que amamos en la tierra y él; seguiremos lo que amamos más (eso es obvio). Seremos novia de otro, y no de Jesucristo.
El camino de la cruz, es tomar las decisiones correctas cada día; ¿y cómo lo logramos?
Antes de tomar una decisión debemos conocer las alternativas, sin conocer las alternativas; tomaremos una mala decisión. Debemos conocer la alternativa que nos propone el Señor; esa es la alternativa que no debemos desconocer, y que muchas veces pensamos entender, no siendo siempre así. Conocer la voluntad de Dios, no es instantáneo, es una búsqueda de cada día, es escuchar cada día lo que él nos plantea (que puede ser completamente nuevo para nosotros); despojarnos de nuestros prejuicios, y creerle, lo que nos dice. Despojarnos de nuestro orgullo, de todo lo que creemos saber, sabiéndolo deficientemente.
Sin conocer la voluntad de Dios, es imposible; tomar la decisión correcta (es posible sólo por azar). Lo primero que debemos buscar, y es donde está nuestra fortaleza, es buscar la voluntad del Señor en todos nuestros caminos en la tierra; y una vez que oímos, obedecemos; ya que es lo mejor que podemos hacer, su voluntad (de hecho es lo que pedimos en la oración del Padre nuestro, si la pedimos para la tierra, ¿no será buena para nosotros también, y no sólo si nos gusta?).
La voluntad de Dios, no siempre nos será agradable y deseable en nuestros gustos personales; a veces, nos parecerá que es algo errado; y otras veces no veremos en ella mucho valor (el mundo no se enteró casi, cuando condenaron a Jesús); todo lo anterior son prejuicios de la carne; la voluntad de Dios es PERFECTA; y en ella hay poder, seguridad, fortaleza y alimento. Pero para comprenderla y seguirla, debemos primero buscarla; debemos ser transformados en nuestro entendimiento, para caminar en ella.
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis a este siglo; mas trasformaos por la renovación de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Rom 12:1-2)
Hemos visto hasta acá, que para poder tomar la mejor decisión, debemos estar informados de las alternativas, de hecho es sólo una la alternativa que necesitamos conocer, la voluntad del Señor para cada día; y para cada alternativa que enfrentamos y emprendemos.
Hay una frase que escuche desde niño en la radio en la región que me crié (Bio-Bio), que dice algo así “el hombre que no está informado, no puede tomar decisiones”; y creo que esa es la verdad en muchas malas decisiones que tomamos; lo primero que debemos hacer para tomar una buena decisión, es decir, seguir al Señor con nuestra cruz; es estar informados de la mejor alternativa, su alternativa, la alternativa del Espíritu y no de la carne. ¿Y quién nos la informa? Ya lo sabemos, para eso nos dejaron el Espíritu Santo; para que nos guie a toda verdad. Es el Espíritu Santo, el que nos muestra la alternativa del Señor (nos informa), para que podamos tomar la decisión correcta cada día. ¿Y por que la tomamos? Lo repito, porque le creemos, y sabemos que es la mejor opción, y también porque le amamos; como a nuestros hermanos; y siguiéndolo estaremos más cerca de él, nuestro amor y le agradamos.
Ahora podemos ver, que para salir de la ruedita del hámster; debemos entender que si no obedecemos, no hay avance, y no obedeceremos, sin creer que la opción del Señor es la mejor (las buenas obras que Dios dispuso para que caminemos en ellas), y no podremos creer la opción del Señor, sin antes OIR AL SEÑOR CADA DIA, lo que él nos enseña (informa).
Tomar la cruz y seguirlo es una tarea diaria, la mejor tarea que tenemos; un camino a las alturas y no de rutinas (ruedita) en la tierra. Lo haremos si le creemos realmente y le amamos, y nos damos el tiempo de escucharlo cada día, con más atención y dedicación a él, que a todas las opciones que nos propongan nuestra carne, el mundo y el mismo diablo. Si reamente amamos a DIOS, y por lo tanto, todo lo que de él proviene, como por ejemplo su voluntad; seremos consecuentes con ese amor, buscaremos su voluntad para agradarlo. Si realmente le creemos que no hay mejor opción para nosotros, buscaremos esa mejor opción día a día. Venderemos todo, por comprar el campo del tesoro.
NO hay otro Camino; el camino es Jesucristo, y para seguirlo, sin la cruz es imposible. Sólo lograríamos una religión exterior, y rutinas exteriores; pero no habrá cambios transformadores en nuestras vidas (no avanzamos). Ya lo sabemos, entendemos ahora que la cruz significa, como el Señor lo dijo al Padre (una vez que supo que no había otra alternativa que la cruz); que no se haga mi voluntad, sino la tuya. Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
No como a nosotros nos parece o queremos (a veces será coincidente, en otras no lo será, con lo que nosotros queremos); pero que sea sobre todo como el Señor quiere y dice; eso es fe; eso es esperanza, eso es amor.
Ahora tienes una tarea muy práctica y muy espiritual, de buscar la voluntad de Dios cada día en tu vida, y tener el privilegio de no sólo encontrarla, sino que obedecerla; y así dar pasos gigantes, a la meta que anhelamos. Así, si que avanzaremos; fuera de las rutinas y ruedas del mundo. Al llamado divino en Cristo, todos juntos en él.
La cruz significa estar dispuesto a desechar tu gusto o preferencia personal, por una opción mejor que no es necesariamente la que nosotros erigiríamos; pero diremos “no se haga como yo quiero, sino como tu Señor”.
Cuando el Señor tomó la cruz, antes de averiguar y estar seguro que no había otra opción (recuerda que oró tres veces para que pase de él esa copa si era posible); oró para descartar que había otra posibilidad; pero una vez que supo que no la había, sino ir a la cruz, que esa era la alternativa divina; lo hizo básicamente por dos razones, que las podemos ver a continuación; y que son la razones que debemos nosotros también tener, en cada decisión que tomamos siguiendo al Señor.
“el cual (Jesús) por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Heb12:2
Esto nos habla de la fe y esperanza de Jesús; el vio por fe en esperanza el galardón que tenía por delante; sentado a la diestra de Dios; por lo que puedo sufrir la muerte de cruz y despreciar la vergüenza que eso significaba. Por FE, lo hizo; creía lo que después de la muerte, vendría como recompensa lo prometido.
También leemos lo siguiente del antiguo testamento: Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre. (Gen 44:34)
Proféticamente Judá hablo lo que cito, cuando se entregó por su hermano Benjamín (Judá figura de Jesús se entregó por Benjamín figura de nosotros, los hermanos menores de Jesús); es lo que Jesús pensaba y sentía, cuando tenía la cruz por delante; él no podría ver el dolor del Padre, si no recuperaba lo que se había perdido (al hombre); porque de tal manera amó Dios al mundo, que entregó su Hijo por el mundo; y el Hijo amo de tal manera al Padre, que no volvería sin nosotros, porque no podría soportar ver el dolor del Padre cuando perdió al hombre, y él volver sin nosotros.
Esa es la segunda razón por la que tomamos la cruz, y no hacemos nuestra voluntad, sino la de Dios, EL AMOR. Jesús no pidió una legión de ángeles que lo liberarán de la cruz, sino que como un cordero callado, se entregó hasta la muerte; por AMOR.
Ahora sabemos que su aflicción tuvo frutos, consiguió lo que la fe le decía y esperaba (resucitó y fue exaltado hasta lo sumo); y obtuvo lo que el Amor le dictaba; ver su Padre contento y a nosotros en El. No volvió con las manos vacías al Padre, volvió con lo perdido.
Ahora, ¿seguiremos dudando que la opción de Dios sea la mejor?
No caigamos en ese engaño del enemigo; sino que con toda prontitud y diligencia, busquemos su reino cada día; su reino en nuestras vidas. Que así sea.
Un cariñoso abrazo a todos, en el Amado. Y no pierdas el tiempo, aprovéchalo en lo verdadero y eterno. Escucha al Señor y obedécele.
Rodrigo C.
He aquí yo envío el Angel (Jesucristo) delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión; porque mi Nombre está en él. Pero si en verdad oyeres su voz, e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo a tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren. Porque mi Angel (Jesucristo) irá delante de ti, y te introducirá a la tierra del amorreo, y del heteo, y del ferezeo, y del cananeo, y del heveo, y del jebuseo, a los cuales yo haré cortar. (Exo 23:20-23)