Un cordial saludo a todos, hoy
les quiero compartir un mensaje que me parece muy interesante y digno de
compartir, respecto a lo que Dios le dijo realmente a Adán en el huerto,
respecto a si comía del árbol que les prohibió.
Leamos los versos involucrados:
Y mandó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo:
De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y
del mal no comerás; porque el día que de
él comieres, ciertamente morirás. (Gén 2:16-17)
La sentencia era para el hombre
que no debía comer del árbol del conocimiento del bien y del mal; porque si lo
hacía, ciertamente moriría.
Note mi amable lector, que la
sentencia de la desobediencia a Dios es la muerte (volver al polvo de donde
fuimos tomados), y no un castigo eterno en el infierno, como erróneamente hoy
se enseña en muchos lugares, y como a mí también me fue enseñado. Dios no
cambia de parecer y siempre cumple su palabra (su palabra es inmutable por la eternidad), y es por ello, que si al hombre
le advirtió de la muerte; es la muerte la que sigue al pecado y no un castigo
eterno en el infierno (*); y debemos entender como muerte, lo que el mismo SEÑOR explicó:
“Con el sudor
de tu rostro comerás pan hasta que
retornes a la tierra, Porque de ella fuiste tomado, Pues polvo eres y al polvo
volverás”. (Gén 3:19), es decir, volver a lo que originalmente éramos:
volver a ser polvo de la tierra.
Si quieres más detalles puedes
ver el siguiente artículo: No confundamos, el Hades con el Infierno., donde se explica el verdadero significado de
infierno, hades y seol.
Tras este pequeño paréntesis,
quiero ir al centro de este mensaje:
¿Cumplió el SEÑOR Dios su palabra, que el día que el hombre (Adán) comiera
de aquel árbol, ciertamente moriría?
Bueno yo he escuchado dos
versiones de interpretación, que me parecen muy válidas, aunque en este
oportunidad te quiero dar una tercera (validada por una traducción textual); que no invalida las anteriores, que a
continuación describo brevemente (recordemos que Dios siempre cumple su palabra;
y es por ello, que no es concebible que no sea que el día en que comió el hombre
del fruto prohibido, no haya cumplido Dios su sentencia, aunque no veamos a Eva
y Adán fulminados en el suelo literalmente cuando comieron del fruto prohibido, como nos pudiese parecer según nuestro
entendimiento humano natural):
1° Interpretación: Si murió Adán el
día que comió del fruto prohibido, pues Adán murió a los 930 años, y como dice
el apóstol Pedro: Pero amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil
años, y mil años como un día. (2Pe 3:8), es decir, Adán murió antes de los mil años, que es como un día para el Señor.
Y fueron todos los días que vivió Adam
novecientos treinta años, y murió. (Gén 5:5)
Vemos que si se cumplió la
sentencia, si lo vemos desde esta perspectiva.
2° Interpretación: Si murió Adán el
día que comió del fruto prohibido, pues Adán perdió su comunicación (vinculo)
con Dios, fue como una rama que es desgarrada de su árbol que le da vida (Dios).
Con el pecado en sí, ya Adán no tenía comunión con Dios, y fue apartado (por
causa de su transgresión) de la vida y gloria de Dios. Así como cuando cortas una rama de un árbol, no muere en forma instantánea; pero si, desde ese momento empieza su muerte (a menos que sea injertada nuevamente).
(… por cuanto todos pecaron, y están
privados de la gloria de Dios), (Rom 3:23)
Vemos que si se cumplió la
sentencia, si lo vemos también desde esta perspectiva. No es de extrañar, mi
querido lector, que haya más de una interpretación de algún pasaje, pues son
insondables las profundidades del conocimiento de Dios. Lo que si es de
extrañar, y debemos poner muchas atención y cuidado, es cuando las interpretaciones son incongruentes
entre ellas y con el resto de la Biblia, pues esto último, no debiera nunca ocurrir. Si ocurre, debemos buscar humildemente y pacientemente la verdad!!!
3° Interpretación: Si murió Adán el
día que comió del fruto prohibido, pues lo que se tradujo al español al final
del versículo 17 como: “ciertamente morirás”, en hebreo en realidad trasmite
una idea más fuerte y/o continúa. La frase מוֹת
תָמתֹ (mot tamot) se traduce más exactamente como "muriendo
morirás" o "condenado a morir".
Si copiamos en el verso
considerando lo anterior, queda de la siguiente forma: "... porque
el día que de él comieres, muriendo morirás", entendemos entonces, que el mismo día que el hombre pecó, empezó su muerte, hasta que esta,
inexorablemente se debía cumplir.
Es la historia hoy de todos los hijos del
Adán, nacen con una fecha de vencimiento, todos tienen sus día contados, y
empiezan esta carrera en la tierra, para terminar retornando de donde fueron
tomados, es decir, del polvo de la tierra. Muriendo muren, todos los hombres hoy;
los hijos de Adán; es el gran fracaso del hombre; que Cristo vino a remediar. A
darnos vida eterna en su nombre; pera todos los que le creemos y le obedecemos.
Muriendo mueren, es la historia de
años, siglos y milenios en la humanidad, es la historia de ricos y pobres,
muriendo mueren; hombres y mujeres, muriendo mueren; sabios y necios, muriendo
mueren; jóvenes y viejos muriendo mueren; todos destinados a ser devueltos de donde fueron
tomados, muriendo mueren; al polvo de la tierra vuelven.
Porque: Toda carne es como la hierba, y
toda la gloria del hombre, como la flor de la hierba. Se seca la hierba, y la
flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la
Palabra que por el Evangelio os ha sido anunciada. (1Pe 1:24-25)
Sin el evangelio, ¡¡¡NO HAY
ESPERANZA PARA EL HOMBRE!!!
Pero gracias a nuestro bendito
Dios, por nuestro Señor y Salvador Jesucristo; quien nos da una bendita y ciertísima
esperanza en EL. Amén.
Haciendo un paralelo con lo
anterior, así como a Adán se le dijo “muriendo morirás”; al padre de la fe,
esto es a Abraham, la Biblia registra un mismo estilo gramatical en el versículo
de Génesis 12:1; donde el Señor Dios le dice a Abraham “yendo iras”. Con esto
podemos ver, como por medio de la fe, Dios nos da el camino de vuelta a El.
Veámoslo:
Otro ejemplo de esta construcción gramatical en particular se encuentra
en Génesis 12:1 cuando Dios ordenó a Abraham a dejar su país natal e ir a la
tierra que Él le mostraría. Allí también, no es simplemente “ir”, sino que
“yendo irás” לךְ־לְךָ (lechlecha).
Entonces el verso lo podemos
traducir de la siguiente manera:
Ahora bien, el SEÑOR había dicho a Abram: Yendo iras de tu tierra, de tu
parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. (Gen
12:1)
Luego en el versículo 2 y 3,
vienen las promesas de dicha obediencia; es cuando Abram comienza su caminar en
la fe, yendo iras.
Hoy para nosotros es lo mismo, en
Adán “muriendo morimos”, pero en la fe en la simiente de Abraham (esto es Cristo), “yendo
vamos”; es decir, estamos en un camino de restauración (un camino de vuelta desde la muerte) y de recuperación del “muriendo
moriremos”, por medio de seguir el Camino de “yendo vamos” al Padre. Así como a Abraham Dios el SEÑOR le dijo que le mostraría la tierra, hoy es lo mismo; El nos muestra nuestra herencia, en El.
Sin la fe en el evangelio, el
hombre va en un camino de descenso, a la tumba (muriendo morirá); con la fe en
el evangelio, vamos en un camino de ascenso, a la gloria eterna juntos al Padre
y nuestro Señor y Salvador Jesucristo (yendo vamos)!!! Amén.
Porque de la manera que en Adán todos mueren,
así también en el Cristo todos serán vivificados.
(1Co 15:22)
(*) Entendiendo como castigo eterno un perpetuo sufrimiento sin fin; el castigo eterno que el autor si reconoce en la Biblia es el de la muerte eterna, como un castigo eterno.
(*) Entendiendo como castigo eterno un perpetuo sufrimiento sin fin; el castigo eterno que el autor si reconoce en la Biblia es el de la muerte eterna, como un castigo eterno.