En varias traducciones de la
Biblia e interpretaciones teológicas, he visto que los términos Hades (Seol) e
Infiernos, se toman como sinónimos y se confunden; eso no debiera ser así, por lo que nos enseña la
Biblia es dieferente; y creo muy interesante e importante notar la diferencia, para no tener una visión
tan simplista de la realidad y futuro, que no es la realidad en sí. Sino una adaptación a
un entendimiento errado, que por lo tanto, nos lleva a errores y limitaciones
en la fe verdadera.
Antes de comenzar el mensaje, me
gustaría que leyeras el siguiente texto del evangelio de Lucas, en él hay una
clara descripción del Hades (Seol) y que el destino de las almas no es el
mismo para todos, dependiendo de la condición del hombre, antes de la muerte del cuerpo:
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
Había también un mendigo llamado Lázaro,
que estaba echado a la puerta de aquél,
lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa
del rico; y aun los perros venían y le
lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando
en tormentos, y vio de lejos a
Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces
él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su
dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero
Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que
recibiste tus bienes en tu vida, y
Lázaro también males; pero ahora éste es
consolado aquí, y tú atormentado. Además
de todo esto, una gran sima está puesta
entre nosotros y vosotros, de manera que
los que quisieren pasar de aquí a vosotros,
no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces
le dijo: Te ruego, pues, padre,
que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este
lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los
muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le
dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas,
tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. (Luc
16:19-31)
Por
el texto anterior, se podría entender que el Hades representa el infierno, pero
no es así. Cuando la Biblia habla de Hades, usa la palabra en griego (ᾅδης hades; de G1
(como partícula neg.) y G1492; prop. no visto, i.e. «Hades» o el lugar (estado)
de las almas que han partido:-Hades, sepulcro).
Esta misma palabra es la
que se usa para el término Seól en el antiguo testamento, en hebreo (H7585 שְׁאוֹל sheól; oשְׁאֹל sheól; de 7592;
hades o mundo de los muertos (como si fuera retiro subterráneo), incl. sus
accesorios y reclusos allí:-Seol).
Entendemos que Hades y Seol, son
a misma palabra; la primera en el idioma griego, y la segunda de origen hebreo, es decir, Hades = Seol.
¿Y cómo lo sabemos? Bueno si vemos cuando en el Nuevo Testamento se
cita con la palabra griega Hades, referenciando al Antiguo Testamento, es a la
palabra en hebreo Seol que referencia, es decir, cuando el Nuevo Testamento se hace uso de la
palabra Hades (en Griego), en ese mismo pasaje, en el Antiguo Testamento, se
una la palabra Seol (en Hebreo).
Acá tenemos el ejemplo, que nos
hace explicita esa concordancia:
En
el Nuevo testamento tenemos en los Hechos de los Apóstoles la siguiente cita
del Antiguo Testamento:
Porque no
dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. (Hechos
2:27)
Este
texto viene de la cita del siguiente Salmo en el Antiguo Testamento:
Porque no
dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción. (Salmo
16:10)
De
las dos citas anteriores, vemos claramente que el Hades y el Seol son la misma
cosa (lugar que llegan los muertos en pecado); vemos claramente que son
sinónimos.
Ahora
nos preguntamos: ¿Qué es entonces el infierno?
Antes
de seguir, me gustaría que notaras del verso anterior citado, que el Señor cuando
murió bajó al Hades o Seol (lugar de los muertos en pecado, no bajó al infierno);
lo dice claramente “no dejarás mi alma en el hades…” pero ¡resucito!, ¡gloria a Dios!. El Hades es el lugar preparado para quienes están en pecado
(almas apartadas de Dios, sin Dios), y como el Señor murió cargado de todos
nuestros pecados (Dios lo abandonó por un momento, por eso Jesús dijo en la cruz: “Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has desamparado?”), tuvo que bajar al Hades por
nosotros, pero Dios lo levantó de ese lugar, y su cuerpo no vio corrupción, ya
que resucitó al tercer día (antes que se descompusiera su cuerpo).
¿Qué
es el infierno, entonces…? Ya sabemos lo que es el Hades o Seol, lo mismo; ¿no es lo
mismo el infierno?
Veamos
la siguiente cita, donde Jesús mismo cita el infierno:
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. (Mat
23:15)
La palabra usada para
infierno en el griego (Nuevo Testamento), es la
palabra Gehena (G1067 γέεννα géenna;
de orig. heb. [H1516 y H2011]; valle del (hijo de) Hinón; gehena (o Ge-hinón),
valle de Jerusalén, usado (fig.) como nombre del lugar (o estado) de castigo
eterno:-infierno).
Cuando
en los evangelios se habla de infierno, se usa la palabra Gehena en griego, y no Hades; por lo que entendemos; que el
infierno es algo distinto al Hades (ya que se usa otra palabra diferente;
además, de otras razones que veremos más adelante).
En
el texto vimos como el Hades (Seol) es el lugar de llegada del hombre cuando su cuerpo
muere y sus almas están vacías, sin Dios (hombres que mueren en pecado y no en
Cristo); y también veremos, en el siguiente texto, como el infierno es un lugar de destrucción
del alma, es decir, una persona que muere sin Cristo, muere su cuerpo, pero su
alma es llevada al Hades, luego en la segunda resurrección, su alma es juzgada
por sus obras, y luego destruida en el infierno. En el Hades no hay destrucción
del alma, como si la hay en el infierno (se ve en el siguiente texto).
Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el
alma y el cuerpo en el infierno. (Mat 10:28)
Cuando
el hombre muere, su alma no muere; sólo el infierno la puede destruir…lo dice
muy claro Jesús, en el infierno se puede destruir el cuerpo y el alma. En el
Hades (como vimos en la primera cita de Lucas) van quienes han muerto en el
cuerpo (sin Dios, es decir, fuera de la fe; juicio sin misericordia les espera,
a quien no tuvo misericordia), y sus almas permanecen en esa lugar esperando,
la resurrección para juicio.
¿De dónde nace el infierno?, ¿lo hizo Dios?
Nace de la costumbre y culto
pagano, al dios Moloc (idolatría) en el valle de Hinom, (nosotros sabemos que es culto a los demonios, por sus
frutos o malas obras) de pasar los hijos e hijas por el fuego, es decir, quemarlos
vivos como ofrendas al dios Moloc; con el fin de obtener buenas cosechas,
prosperidad económica, salud, larga vida, éxito, o simplemente como medios de eliminar hijos no
deseados (como no existía en ese tiempo el aborto, era un medio de deshacerse
de hijos no deseados, y quedar socialmente bien).
Nunca ha estado en Dios tal
ordenanza, ni en su corazón, Dios nunca ha querido que los hombres quemen a sus
hijos como ofrendas, como lo podemos ver acá:
Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus
hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón. (Jer 7:31)
Y edificaron
lugares altos a Baal, los cuales están
en el valle del hijo de Hinom, para
hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta
abominación, para hacer pecar a Judá. (Jer
32:35)
Entendemos, que el origen del
infierno; no es algo que Dios haya ideado; si no ha sido lo que los hombres han
ideado siguiendo a los demonios, es decir, la idolatría (quemando a sus propios
hijos, para que a ellos le vaya bien); y como estos hombres se han hecho hijos
del diablo (voluntariamente), no pueden esperar que se le de una paga
diferente, como ellos mismos han hecho con sus propios hijos…, su padre el
diablo, hará con ellos, si no se arrepienten, serán juzgados con sus propias
varas de medir…
Cuando Jesús dice “le hacéis dos
veces más hijo del infierno que
vosotros”; claramente referencia ese lugar cerca de Jerusalén, en
que se hacia ese culto abominable; el valle de Hinon; es decir, donde los
hombres que se apartaban del Dios verdadero, cometían esas abominaciones nunca
pedidas por el Dios de Israel, buscando sus propios "beneficios terrenales".
El infierno no es algo que Dios
haya ideado, sino ha sido el resultado de las mismas malas obras de los
hombres, que les será pagado conforme a sus propios actos. Esa es la verdadera
justicia, dar a cada uno según sus obras. Y cuando los hombres desprecian la misericordia
de Dios, y toman por inmunda la sangre preciosa del Salvador del mundo ¿Qué más
les espera, sino que den cuantas de sus actos personales directamente al Creador? Eso es lo justo, si no aceptan el rescate.
Ya entendemos que cuando una persona
muere en el Señor, es decir, en la fe; va al seno de Abraham (Abraham es el
padre por la fe); pero cuando se muere fuera de la fe, es decir, en pecado; va al Hades
(Seol); nuestro Señor bajó por nosotros al Hades (Seol); pero Dios lo resucitó
de los muertos. Cuando una persona está en el Hades, está en desolación, ya que
al no tener cuerpo, su alma se encuentra totalmente vacía y en tormentos; su
vida sólo se satisfacía en deleitar su carne en el mundo; al momento de perder su carne y el mundo (al
morir su cuerpo), su alma queda en un profundo desierto y oscuridad, por eso vemos como el
hombre rico está en profunda sed y tormentos, no tiene agua viva que lo calme (no es así con el hombre espiritual, quien su satisfacción está en la comunión con el Señor, cosa que no se pierde por la muerte del cuerpo).
Bueno para resumir, la Biblia
habla de dos muertes y dos resurrecciones, lo explico brevemente:
Cuando el Señor venga a la
tierra, los que murieron en Cristo resucitarán primero; luego los que vivimos
seremos transformados y recibiremos al Señor en el aire. Esta es la primera
resurrección.
Por lo cual os
decimos esto en palabra del Señor: que
nosotros que vivimos, que habremos
quedado hasta la venida del Señor, no
precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que
hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. (1Tesa
4:15-17)
La segunda resurrección, será de
aquellos que están en el Hades (Seol),
el mar representa al mundo; quienes resucitarán para juicio según sus obras:
Y el mar entregó
los muertos que había en él; y la muerte
y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
(Rev 20:13)
Luego acá notamos algo
importante:
Y la muerte y el
Hades fueron lanzados al lago de fuego.
Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de
la vida fue lanzado al lago de fuego. (Rev 20:14-15)
Primero en el texto vemos la
segunda muerte, de quienes no están en la Vida, es decir, no escritos en el
libro de la Vida (Jesús dijo que él es la Vida, no están en Cristo).
También vemos que si el infierno,
fuera lo mismo que el Hades, no podría el infierno ser lanzado al infierno ¿no te
parece?, es decir, la Biblia no podría decir: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al
lago de fuego”; pero como el Hades (Seol) son diferentes al infierno, pueden ser lanzados al infierno (lago de fuego) para ser destruidos, para siempre.
El infierno es un lugar de
destrucción del alma, y el Hades es un lugar provisorio del alma, para los
muertos que esperan juicio Divino.
Y vi a los
muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas
que estaban escritas en los libros,
según sus obras. (Rev 20:12)
Hay dos muertes, y hay dos
resurrecciones:
La primera muerte, es sólo del
cuerpo; dependiendo en que condición morimos, es que vamos al Hades o al seno
de Abraham.
La primera resurrección es para
los que están en Cristo, o durmieron en Cristo (el día del Señor).
La segunda resurrección, es para
quienes no murieron en Cristo, es decir, en incredulidad a Dios; resucitan para
presentarse al juicio divino (juicio eterno).
La segunda muerte, es cuando el
hombre es juzgado por sus obras, y por ellas es condenado (ya que sus obras
eran malas, de otra manera en vida se habrían acercado a la luz), en ese caso
es lanzado al infierno (lago de fuego), donde es destruida su alma. Ya que la
condenación es eso mismo, que algunos hombres amaron más las tinieblas que la
luz, porque la luz los delata; prefieren ocultarse y seguir pecando. Pero todo
saldrá a luz, todo será declarado por el día.
Ya puedes ver, como el infierno
no es el Hades (Seol); y como su origen está en la maldad del hombre que sigue
al demonio con su mente carnal (buscando su propio provecho, sin importar el
inocente o victima, al quemar por ejemplo a sus hijos ); y como Dios es justo; y cada uno
recibirá conforme a sus obras; ya que todas las cosas están escritas, en libros
de las obras de los hombres; pero quienes están en el libro de la vida, son
salvos de condenación, pues amaron la luz, y se acercaron a ella (nota que Dios no sólo es justo, sino que misericordioso, ponindo hoy delante del hombre el camino de la vida, Jesucristo; para que el hombre alcance a su Padre, pero sólo para quienes quieran por ese camino transitar).
Y esta es la
condenación: que la luz vino al mundo, y
los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo
aquel que hace lo malo, aborrece la luz
y no viene a la luz, para que sus obras
no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son
hechas en Dios. (Juan 3:19-21)