viernes, 13 de febrero de 2009

... ante Dios y ante los hombres


Cuando Pablo daba testimonio de su fe, y del Camino que seguía al gobernador de la ciudad de Cesarea, es decir, el gobernador Félix. Hay algo muy importante de retener, considerar y por supuesto practicar. Pablo no sólo procuraba mantener una conciencia limpia ante Dios; sino que también lo procuraba ante los hombres. Por favor, leamos lo siguiente:


Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. (Hechos 24:16)


Ante Dios y ante los hombres; algunos hermanos se equivocan y piensan que sólo debemos tener una conciencia limpia ante Dios, pero eso no es así; o por lo menos, no es los que enseña y practicaba el apóstol Pablo. Es necesario, no sólo procurar tener una conciencia limpia ante Dios, sino también ante los hombres. Esto nos pone en una medida muy práctica de nuestra fe. Se hace muy real y concreto el practicar, lo que también Pablo practicaba "procurar tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres".

Por favor, permite en estos momentos que el Espíritu Santo hable a tu corazón, y que toque tu conciencia, y veas si esto ha sido realmente así en tu vida, o si debes ponerle atención. Ante Dios y ante los hombres; ya que de no ser así, puede ser que sólo estamos acallando nuestras conciencias, ya que nunca agradaremos a Dios, si no somos sencillos y sinceros ante los hombres.

Espero que para todos llegue a ser, y sea una realidad tener la misma gloria que Pablo tenia:

Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros. (2Co 1:12)

Que nuestras conciencias nos den testimonio a nuestro corazón, que nos conducimos en el mundo con SENCILLEZ y SINCERIDAD; y no con la sabiduría humana que heredamos en la carne (y con la que se manejan las personas del mundo); sino con la gracia de Dios. Que así sea. Amen.

Y recuerden, no sólo ante Dios que es lo primero; sino ante los hombres también; sin lo cual nunca tendremos una conciencia sin ofensas ante Dios.

Los quiero en Cristo.

Rodrigo

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